REFLEXIÓN
Desde dentro de mi, Señor, Te escucho
susurrarme, amoroso, Tus lecciones,
y me siento arropado y protegido
y lleno de virtud y bendiciones.
Mas ¡ay!, después, cuando miro hacia fuera
y mi atención se fija en otras cosas
y Tu voz cadenciosa se me aleja
y el mundo me subyuga y me acogota,
¡qué triste, inerme y solo y desgraciado
y qué inseguro y lleno de zozobra!
Ayúdame, Señor con Tu paciencia
y no dejes jamás de susurrarme,
que yo, poquito a poco, mi conciencia
iré reconduciendo hasta encontrarte
y, refugiado en Ti, ya de por vida,
no osaré nunca más abandonarte
EL VIAJE INTERIOR,
Francisco-Manuel Nácher López
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