La formación de la personalidad responde a la necesidad de las personas de definir quiénes somos, y en este aspecto, los niños se identifican con la imagen que reciben de sí mismos por parte de sus educadores.
Ser "algo", sea bueno o malo, les ofrece la seguridad de saber cómo deben comportarse. Por lo tanto, en todo caso será mejor apreciar cada acción de manera independiente y fomentar una personalidad que potencie su autoestima.
Reforzar no siempre significa dar un premio material
Aunque, ocasionalmente, un regalo material puede resultar un eficaz recurso para motivar y reforzar la conducta que deseamos ver en los hijos, conviene no abusar de su uso para no convertirlo en una costumbre.
La atención, las muestras de afecto y, sobre todo, el elogio, son las mejores herramientas para ejecutar el refuerzo positivo.
Puesto que la mayor parte de nuestra comunicación es verbal, no debemos dudar del poder de las palabras y de su capacidad para obtener resultados efectivos. Acompañando las palabras de gestos cariñosos, se pone en marcha un recurso poderoso.
Una actitud se compone de pequeñas acciones
La adquisición y consolidación de las conductas deseadas es un proceso, un camino, por lo que toda meta se compone de pequeños logros que, una vez superados, van acercando al objetivo.
Se tendrá más posibilidades de éxito si el refuerzo está presente en todo momento y se da importancia, también, a los pasitos pequeños.
El premio debe ser proporcional al logro conseguido y, aunque parezca insignificante, no hay que dejar pasar la oportunidad de regalar una felicitación o unas simples palabras de aliento.
Evitar el castigo físico en la educación de los hijos
Cuando una situación les supera, los padres pueden perder los papeles o responder de una forma inadecuada que, aunque les ayude a restablecer el control de forma inmediata, no esté beneficiando al desarrollo de hábitos positivos de conducta.
Un buen punto de partida para que los progenitores pongan en funcionamiento estos recursos, como ocurre en el aprendizaje de muchas otras destrezas, artes u oficios, es conocer lo que debe evitarse.
A este respecto, Javier Urra, psicólogo y primer Defensor del Menor en España, ofrece en su libro Educar con sentido común, un listado de comportamientos censurados para padres, según el cual no de debe:
- Decirle al niño que no le quieren.
- Amenazarle con que no van a quererle.
- No explicarle el por qué del castigo y su mala conducta.
- Consentirle que desobedezca. Dejarse manipular.
- Educarle en el miedo.
- Perder los nervios.
- Gritarle o despreciarle.
- Encerrarle en un cuarto oscuro.
- Pegarle.
Consejos para recordar en la relación con los hijos
- El refuerzo debe ser inmediato a la acción, pues el retraso disminuye su eficacia, y siempre posterior a su realización, no antes.
- Premiar cualquier esfuerzo o logro del niño por pequeño que sea.
- No terminar con un "pero" una recompensa, para no convertirlo en una crítica, ya que el niño lo verá como una reprimenda.
- No consentir, permitir o reforzar la conducta no deseada.
- Estudiar cuál es la mejor recompensa para cada momento.
- Aplicar todos los refuerzos con cariño y afecto verdadero.
La mejor forma de educar es con amor
Tácito sabía que la mejor herramienta del ser humano era el amor, y por eso sentenció: "Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor".
De la red