Eres suave y llameante, con tu paso feliz y deslizas triunfante, con tu danza sin fin. Tu frágil cuerpo tiene, pinceladas de flor con el baile que ruedas, en un ruedo de ensueños en un vuelo sin dueños, ese vuelo de amor.
La música te lleva, con aires de paloma que dibuja en el cielo, la suave sinfonía de tu mágico baile, con tenue algarabía de sentir que tus sueños te llevarán, ardientes, al vuelo permanente, de tus pies, por un día.
¿Cómo no verte? niña, ¿cómo no ver tus alas? que despliegan a un tiempo, toda tu inmensa gala, tu postura insinuante, tu sonrisa que tiene el color de las nubes, el sabor de una brisa
y el color que derramas, navegando en tu risa.
Y cuando miras fijo, y en el baile concentras ya no estás con nosotros, estás con las estrellas. Con la luz de la noche, con las cosas más bellas y tus pies, se deslizan, al son de luna llena iluminando todo, donde el aire te lleva.
Te veremos en sueños ¡Mariposa que bailas! Pequeña y rutilante, como centella etérea que te vuelves... ¡radiante! cual una aurora inquieta y, como las canciones, que van en una estela para que nos envuelvas, en tus velos de seda.