"Cuando alguien cometió algo contra otra persona y después lo expía ¿qué hace en realidad? Comete algo contra si mismo. Y esto ¿en qué le ayuda al otro? ¿Le aporta algo? ¿Para qué la expiación? Solamente lo hacemos para nosotros mismos, para que uno mismo se pueda sentir bien de nuevo. Es decir, es absolutamente egocéntrica la expiación. Donde uno intenta reparar, tiene que mirar a los ojos del otro. Y luego hacer algo por el otro, de manera que el otro pueda encontrarse de nuevo mejor y así él mismo se encontrará también mejor. La expiación no aporta nada a nadie. Cuando alguien expía no está mirando a los ojos del otro. En nuestra sociedad existe la necesidad de que los delincuentes expíen. Y eso es importante en la sociedad. Una sociedad únicamente puede existir si las infracciones contra esta sociedad también son castigadas. Si se expían. Y algunos, cuando acaban de expiar, piensan que ahora todo se acabó. Pero incluso cuando una persona ha pasado diez años en prisión, por algo que cometió contra otra persona, pero no se encuentra con esa persona y no le mira a los ojos y no se da una compensación entre ellos dos, lo bueno no se logra. En Viena alguien me contó, alguien que se ocupa de delincuentes jóvenes que los acompaña a encontrarse con aquellos a quienes dañaron. Por ejemplo: Un chico que le ha robado un bolso a una señora mayor, en el que llevaba todos sus ahorros. Este hombre acompaña al chico delincuente a encontrarse con esta señora y la tiene que mirar, tiene que ver lo pobre que es esa mujer y después decirle: -Lo siento-. Después le pregunta a la mujer qué puede hacer por ella. Entonces la mujer le dice por ejemplo: -Me tienes que ayudar a arreglar mi jardín-. Así el chico se pone a trabajar y quizás pasa cuatro semanas arreglando el jardín. ¿Eso es expiación? No, no es expiación, pero es una reparación. Y al cabo de esas cuatro semanas esa señora mayor quiere a ese chico. Y él ha cambiado. Ahí se nota la diferencia."
"Se puede ver que aquellos que pretenden que los crímenes sean expiados, en su alma son asesinos. El efecto es exactamente el mismo que en el caso de los asesinos. De modo que se vuelven similares a los perpetradores, pero de una manera en que no se sienten culpables, y eso es lo peligroso en todo esto. Quien ha cometido un crimen, sabe que es culpable, pero aquellos que al final los atrapan y lo castigan se sienten inocentes. Quisiera explicarlo mediante un ejemplo de la Biblia.... Jesús venía del monte de los Olivos. Fue al Templo y le trajeron a una mujer que habían encontrado en pleno adulterio. La pusieron en el medio y le dijeron: -Señor, la acaban de encontrar cometiendo adulterio. La ley dice que hay que apedrearla. ¿Tú qué dices?-. Aquí quedó claro que había dos tipos de pecadores: la mujer, la adúltera, y a su alrededor aquellos que se consideraban justos; pero en sus almas ¿qué eran?. Asesinos. Fueron peores pecadores que la adúltera. Y eso se puede ver en todas las personas indignadas, que se indignan por algo. En su corazón quisieran destruir al otro. Sin embargo, piensan que ellos siguen a la justicia."
"Una vez me contaron una historia sobre un maestro Zen que siempre era muy suave al que un día una persona le dijo: -Interiormente tienes mucha violencia-. Y él respondió: -Es así, pero no la uso-."
"La rabia se desarrolla muchas veces cuando uno no quiere mirar algo propio. Un terapeuta muy famoso dijo alguna vez la siguiente frase: -¿Qué te habré hecho, para estar tan enfadado contigo?-."
"Uno se convierte en aquello que combate."
Fragmento extraído del texto "Imágenes que solucionan"
de Berth Hellinger y Tiiu Bolzmann.