Hasta el momento el día va bien, de hecho, ¡todo va muy bien! No he chismoteado y ni siquiera he perdido la paciencia. No me he enojado ni he sentido envidia. Ni siquiera he sido egoista. ¡Qué contento me siento! Pero en unos minutos, amado Dios, me voy a levantar de la cama y de ahí en adelante estoy seguro que necesitaré muchísima ayuda.