El escritor noruego Jostein Gaarder habló de sus preocupaciones, en la FIL
La pregunta esencial es: ¿cómo evitar una guerra y privilegiar el diálogo?
Literatura, arte y filosofía son una celebración de la conciencia humana, dijo el autor de El mundo de Sofía
Ahora “me he orientado más hacia la naturaleza del universo”
Guadalajara, Jal., 28 de noviembre. El diálogo, la literatura, el conocimiento y las ideas pueden ser buenas herramientas en favor de la paz, señaló el escritor noruego Jostein Gaarder, autor del best-seller titulado El mundo de Sofía y de varias novelas, cuentos cortos y ensayos en los que el tema central son las preguntas que el ser humano se hace sobre sí mismo y sobre el planeta donde vive.
Gaarder participó la noche de este miércoles en un encuentro con escritores de su país y este jueves estará en el ciclo Mil jóvenes con… que se realiza en el contexto de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Habla rápido, en inglés, como si lo estuvieran persiguiendo, y no abandona la forma de hablar de los profesores, quizá porque fue académico en Bergen.
En años recientes su preocupación, además de escribir, ha sido crear conciencia sobre el medio ambiente y el peligro en que se encuentra el planeta.
Al respecto, está convencido de que la filosofía puede ayudar a crear esa conciencia y por ello promovió la Declaración Universal de las Obligaciones Humanas y creó la Fundación Sofía, que otorga un premio de 100 mil dólares a la organización que realice proyectos innovadores de defensa medioambiental.
Defensa del derecho a la vida
Su libro más reciente es Jaque mate, publicado por Siruela, sello que tiene en sus colecciones la Biblioteca Jostein Gaarder.
“La literatura, el arte, la filosofía son una celebración de la conciencia humana, así que escritores, filósofos y artistas deben estar a la vanguardia a la hora de defender el derecho a la vida”, dijo el también autor de El castillo de las ranas, en conferencia de prensa.
Ahí resaltó que una de las principales tareas del filósofo consiste en seguir haciéndose preguntas más que responderlas, y una de estas interrogantes esenciales es “¿cómo evitar una guerra y establecer el diálogo?
“Pienso en el caso de Estados Unidos, donde tienen mucha actividad en la guerra, no se dan cuenta de que la guerra es muy cara y que es mucho más barato construir hospitales, fomentar la agricultura y construir el diálogo y el entendimiento. La filosofía puede jugar un papel importante en este diálogo”, que invariablemente debería ayudar a solucionar problemas como los de ETA y el conflicto en Medio Oriente.
Un ejemplo de diálogo es el que realizan ahora escritores palestinos e israelíes. En ese conflicto, y después de un ataque de Israel en el que murieron muchos civiles, escribió un texto crítico sobre la actuación del gobierno de ese país, después conoció a un escritor palestino que había perdido a su hijo, quien planteaba la búsqueda del diálogo, sobre todo porque los jóvenes palestinos estaban creciendo sin literatura. A partir de ese momento, “me gustó la idea de recabar dinero para financiar la literatura infantil palestina”.
Gaarder, quien saltó a la fama con El mundo de Sofía, libro del que se han vendido entre 40 y 50 millones de ejemplares en el mundo, contó también parte de su historia.
“Crecí en Noruega, vengo de la parte más al norte de Europa, soy el mayor de tres hermanos y crecimos de una manera muy típica”. A los 11 años, cuenta, “tuve una experiencia muy personal, experimenté que la vida era un misterio, me di cuenta de que estaba en este mundo por un breve momento. Lo comenté con mis amigos y mi familia, les pregunté: ‘¿no les parece muy extraño existir?’, pero para ellos era muy normal que existiéramos”.
Fue como tratar de entender el mundo desde otro punto de vista, por eso todos mis libros son filosóficos de alguna manera, dijo el escritor. “En los años recientes me he orientado más hacia la ciencia, sobre cuál es la naturaleza del universo, si realmente existió el Big Bang. Estos temas no son nuevos y muchos me decían: ‘por qué te haces esas preguntas si no tienes las respuestas’. Y sí, claro, es como discutir cómo es la parte trasera de la Luna, pero es algo que podemos cuestionarnos. Sigue habiendo cabida para la filosofía.
Las preguntas, añadió, “son más importantes que las respuestas, porque las preguntas señalan un conocimiento novedoso, un nuevo entendimiento del tema, y las respuestas nos llevan un paso atrás, aunque reconozco que las preguntas pueden causar ansiedad y miedo, sobre todo cuando uno se las plantea sobre la vida y la muerte, sobre si existe Dios. Pero como humanos tenemos que pasar por un momento de madurez, enfrentarlas y tener un cierto nivel de seguridad.
“Diría que si la palabra clave es filosofía, entonces hay dos categorías diferentes o preguntas humanas: ¿qué es este universo? y ¿cuáles son los valores de la vida? Si la palabra clave es la literatura, no creo que ésta tenga que preocuparse de temas filosóficos. Como escritor he decidido que puedo escribir sobre el medio ambiente, sobre el amor, el universo y los hoyos negros.”