El muérdago, una de las plantas más legendarias de la historia de la Botánica,
relacionada con los celtas, cuyos sacerdotes (druidas) la consoderaban la panacea
de todos los males, sigue siendo uno de los símbolos de la Navidad, y también de la inmortalidad.
El muérdago (muédago o liga en castellano; vesc en catalán; mihura en euskera,
y visco o visgo en gallego) es un arbusto pequeño cuyo grosor no sobrepasa el metro de diámetro.
Esta planta semiparasitaria, que atrae agua y sustancias minerales
de la planta sobre la que crece, se considera un vegetal del
reino intermedio (ni árbol ni arbusto) y,
según la leyenda, se originaba allí donde el rayo había caído sobre un árbol,
preferentemente una encina o roble.
En España se desarrolla principalmente en el Pirineo central y occidental,
toda la cornisa cantábrica, el Sistema Ibérico, la Alpujarra (Granada),
la sierra de Segura (Jaén) y la sierra de Grazalema (Cadiz).
La floración tiene lugar entre marzo y mayo; las bayas maduran en noviembre
y diciembre, que es cuando se procede a su extracción para obsequiarse en Navidad.
Para que se consiga su efecto benefactor es preciso que el muérdago
se reciba como regalo, y no como fruto de una compra.
Es símbolo de buena suerte, otorgando, además,
la fortuna a quienes se besan bajo esta planta durante la Navidad.
En las leyendas célticas, el muérdago siempre ha estado vinculado a los robles
y encinas, para, como planta parasitaria, extraerles las riquezas que precisa para vivir,
pero con unos límites que la naturaleza ha impuesto a esta planta para no estrangular a la anfitriona.
Los druidas le atribuian a esta planta poderes maravillosos,
entre los cuales se encontraba evitar las heridas, para protegerse de los rayos,
de la maldad, de las enfermedades, para ayudar a las mujeres a la concepción,
para hacerse invisibles, para curar heridas y la sanación de la epilepsia.
También acostumbraban a cortar las ramas del muérdago de las encinas con una hoz de oro,
para ser luego ofrecida a las divinidades coincidiendo con el sacrificio del toro.
El color amarillo de la rama seca de muérdago se creía apto para descubrir tesoros enterrados.
La varita mágica dorada, fabricada con muérdago,
abrió a Eneas la puerta del Infierno, según la mitología de la Grecia clásica.
El muérdago no simboliza la sabiduría, pero sí los árboles
sobre los que se desarrolla (encina y robles).
El muérdago es transportado por los pájaros del cielo, reforzando el simbolismo de inmortalidad. |