Para reflexionar...(15-17/04/11)
Un Crayón Espiritual Que Alumbra Y Alegra
"Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del
mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que
tendrá la luz de la vida" (Juan 8:12).
Un artista pintó un cuadro de un crepúsculo durante el
invierno. En él, los árboles estaban completamente cubiertos
de nieve y había una casa lúgubre, solitaria y desolada, en
medio de la tempestad. Era un cuadro realmente triste.
Entonces, con un golpe rápido de crayón amarillo, pone una
luz en una ventana. El efecto fue mágico. La escena entera
fue transformada en una vista de confort y buen humor. Así
es la presencia de Cristo. Es la luz que alumbra y
transforma el mundo envuelto en oscuras tiniebla.
¿Por qué permitimos que el cuadro de nuestras vidas continúe
sombrío y triste? ¿Por qué nos conformamos con situaciones
adversas? ¿Por qué no usar el "crayón" espiritual amarillo y
alumbrar concluyentemente nuestros días?
Cuando Cristo entra en nuestros corazones, todo el escenario
si transforma. Los árboles secas y sombrías de nuestras
angustias desaparecen y esquejes frondosos y verdejantes de
dicha empiezan a brotar. Los caminos áridos y pedregosos de
nuestras dolores ceden lugar a jardines floridos y
perfumados para el nuestro deleite. Las ventanas, hasta
entonces cerradas, de nuestras frustraciones se abren,
mostrando ahora una luz que alumbra todo alrededor.
Si usted tiene la costumbre de lamentarse de las
dificultades y luchas de la vida, se cree que sus problemas
no tienen solución, si ya se conformó con la suerte,
pensando que la dicha es apenas para las otras personas, se
recuerde de que una pequeña pincelada de crayón amarillo --
aquí simbolizando la presencia del Señor -- en las ventanas
de su corazón, modificarán todo el escenario y usted verá
que puede, sí, ser muy feliz.
¡La luz de Cristo es más que suficiente para dar confort y
dirección a nuestras vidas!
Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet
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