Hace siglos que celebramos la Navidad
pocos días después del solsticio
y algunas tradiciones antiguas aún prevalecen.
Los árboles se decoran con bolas de colores
y el muérdago mágico que se recoge
y coloca en algunos hogares, nos recuerda
los rituales y aquellas celebraciones
que se remontan a miles de años atrás.
Es simbólicamente un periodo para poner fin,
cerrar para volver a abrir y empezar de nuevo,
en el que sintonizar con los ritmos del sol
y realizar rituales de transición
para resurgir como el ave fénix.
El solsticio de invierno es el momento a partir
del cual nos empezamos a acercar al sol
y los días empiezan a ser más largos;
se invierte el ritmo hacia la expansión,
lo que proporciona un gradual aumento
diario de la luz. No olvidemos que los ciclos
forman parte esencial de la vida,
nos hablan de la transformación de la naturaleza
y del cambio inherente a la vida.
Comienza el invierno, un tiempo propicio
para el silencio, la interiorización
y la reflexión consciente, y como no,
también para el reencuentro.
Así pues, la Navidad es un periodo de finalización
y comienzo de etapa.
A nivel individual, es un momento adecuado
para ocuparse de los asuntos pendientes,
hacer limpieza en general (ordenar la casa,
papeles, libros, ropa…)
y hacer también limpieza en el plano emocional,
poniendo en orden aspectos internos de la propia vida.
Algunas personas aprovechan para hacer
ayunos y desintoxicar el cuerpo.
Un tiempo que invita a la renovación,
a deshacerse de lo que sobra y crear espacio
para abrirnos a lo nuevo.
Cabe aquí el uso de velas e inciensos
que ayuden a crear un ambiente propicio
para revisar y tomar de conciencia
tanto de lo que se ha realizado durante el año
como de los nuevos deseos y proyectos,
para finalmente discernir entre los aspectos
caducos que queremos dejar atrás
y aquellos que deseamos sembrar
para que den sus frutos.
Recordemos que todos albergamos
semillas en nuestro interior.
Semillas de amor, honestidad,
humildad e integridad;
semillas de gratitud,
solidaridad y compasión.
aprovechemos la navidad
para hacer germinar todas esas semillitas
que en nuestro interior habitan.