Dejaré mi nombre escrito
en una servilleta de papel,
único testigo de que estuve aquí,
sentada en esta mesa,
dialogando con mi taza de café.
Miro la calle por el ventanal,
los rayos del sol hacen guiños
dorados en el atardecer.
La gente, muñecos de colores
deja atrás de sí todo el cansancio
de largas horas.
Sólo me acompaña una taza de café.
Pasan las horas sin darme cuenta,
llega la noche que oculta gorriones
¿Qué hago aquí?
Aún no he bebido mi taza de café.
Alicia Mundet