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La singularidad de este árbol no reside tanto en su longevidad -tiene más de cuatrocientos años- como en su verdor a pesar de estar en pleno desierto, y en ser el único en un radio de 2 Km.
Los bareiníes creen que aquí estuvo el Jardín del Edén y consideran al árbol mezquita en la que efectuar sus rezos.
Con casi 10 m. de altura, aún hoy sigue siendo un misterio de dónde obtiene al agua, ya que en la zona no hay manantiales. La leyenda narra que el dios Enki derramó sobre él su bendición, y según estudios realizados recientemente, se piensa que sus raíces podrían llegar a tener varios kilómetros de longitud, los suficientes como para alcanzar alguna capa freática a pesar de la distancia que pueda separarlos.
Nati
Primer 
