Hay una senda para librarse de la inquietud, una vía para hallar nuestro espacio de sosiego, para desarrollar el arte de vivir y ser; hay un camino para armonizar la mente y el corazón. Es una senda que pasa, siempre y necesariamente, por uno mismo: nadie la puede recorrer por otro. Es montaraz, sinuosa, sembrada de dificultades..., pero la única que nos puede conducir al encuenro con lo más claro, silente y hermoso que reside en nosotros mismos. En la quietud interior hay una enseñanza reveladora que no está en la cultura, el saber libresco o la erudición. No es una enseñanza que brote del continuo hacer, sino del ser."
Fragmento extraído de "El libro de la serenidad" de Ramiro Calle