En armonía
Viernes 30 de marzo del 2012
Alineado con la Presencia, estoy en armonía con la vida.
Cada músico en una orquesta afina su instrumento a un tono aceptado universalmente. Durante el proceso de afinación, cada músico escucha cuidadosamente y hace los ajustes necesarios. El efecto estridente y los sonidos disonantes se convierten en tranquilidad a medida que los instrumentos se armonizan.
Para estar a tono con la Presencia divina, yo también necesito hacer ajustes. Aquieto mi mente ocupada y dejo ir cualquier pensamiento caótico o inquieto. Centro la atención en mi corazón y presto atención a la quietud del espíritu de Dios en mí. Mi corazón y mi mente se armonizan. Siento que mi corazón late sosegadamente y mi respiración se calma. A tono con mi ser más elevado, siento paz.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.—Filipenses 2:5
Marce
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