Domingo
1 de abril del 2012
Domingo de Ramos
Todo lo que hago, lo hago “en el nombre del Señor”.
Al comenzar la Semana Santa, me comprometo a honrarla en mi vida. Abro mi mente y mi corazón al Cristo en mí. Tomo tiempo para orar y practicar la presencia de Dios. Recuerdo tomar tiempo para el silencio y la contemplación.
Hoy, Domingo de Ramos, al pensar en la entrada triunfante de Jesús a Jerusalén, recuerdo que la multitud lo saludó exclamando: “¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” Con cada pensamiento que mantengo en mi mente, con cada oración en mi corazón, recibo con beneplácito al Señor de mi ser. En mí mora un Dios de paz, de vida, de luz. Gracias al Cristo en mí, puedo lograr todas mis metas y anhelos. La conciencia crística me bendice.
¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!—Marcos 11:9