“El error de la juventud consiste en creer que la inteligencia compensa la falta de experiencia; el error de la edad madura es creer que la experiencia sustituye a la inteligencia”
Lyman Bryson
“No hay inteligencias buenas ni malas. Todo depende de los valores que las orienten.”
“Es preferible educar las inteligencias que estimularlas”
“No hay que ser Albert Einstein o Salvador Dalí para ser felices… siempre y cuando aceptemos nuestras inteligencias”
Eduardo Martí
Nadie es más o menos inteligente que los demás. Eso es lo que sostiene Eduardo Martí en su libro “Las siete inteligencias – Siete maneras de afrontar la vida”. En realidad no se debería hablar de inteligencia “a secas” sino que se pueden distinguir entre siete tipos de inteligencia:
- Musical: Adaptarse a los ritmos y lidiar con los sonidos y la música.
- Corporal: Controlar el cuerpo y sus movimientos.
- Espacial y gráfica: Orientarse en el espacio y razonar con imágenes.
- Física: Entender las propiedades físicas de los objetos.
- Numérica: Ser capaz de procesar las informaciones numéricas.
- Lingüística: Usar el lenguaje.
- Socio-emocional: Entender y prever la conducta de las otras personas.
Podemos estar más o menos de acuerdo con la clasificación del autor, pero lo que yo sí creo fírmemente es que todos somos diferentes y cada persona destaca en mayor o menor grado en cada tipo de inteligencias, todos somos inteligentes a nuestra manera.
Cada tipo de inteligencia puede considerarse como un tipo de potencialidad susceptible de ser desarrollada. Y desarrollar las inteligencias no tiene que ser necesariamente positivo. Gandhi y Hitler fueron dos personajes que cultivaron sus inteligencias, la diferencia entre ambos es que el primero se basó en el respeto y el segundo en la discriminación. Por ello las diferentes inteligencias y su desarrollo deberían ir ligados a valores que respeten los derechos fundamentales de las personas.