El amor hallando su luz
La experiencia interior de algo tan auténtico
como nosotros mismos surge como
un manantial de amor que purifica,
que sana cualquier dolor, trasformándolo
en luz abierta a su propio surgimiento,
en serena claridad que se asoma a la realidad.
Esa realidad que en el interior nace es la
experiencia de la belleza mostrándose
al ritmo del corazón, la vida nuestra
colmada de gratitud hacia el ahora que
es tocado en la paz del ser, el cual se
manifiesta como la llama de una vela que
despliega con su brillo penetrante el centro
de la emoción compasiva, cercana y elevada,
aquella que nos abraza en el sosiego,
como lúcida sonrisa de beatitud.
Somos amor, en nosotros reside
el inabarcable potencial de la verdad iluminada,
la más pura esencia del milagro de ser,
de respirar, de conocer, de sentir con
todos los sentidos como testigos de la
conciencia y su esplendor continuo,
como regalo incansable que nos invita
a expandirnos en el espacio abundante
de la más concreta realidad: presente
siendo vida, vida siendo conciencia,
conciencia siendo exactamente lo que es:
amor tornando a su centro, amor hallando su luz.