La vida es un laberinto con mil caminos cerrados para una sola meta. ¿Pero, cuál es el camino bueno? ¿Aquél? ¿Este?
Para algunos puede ser el primero y para otros no llega siquiera a ser el último.
Y en este laberinto estás como yo buscando la salida, el lugar donde se esconde la risa y el final de la promesa.
Hasta llegar a ella el amor es sólo una fantasía teñida de esperanza.
Mira tus manos. ¿qué tienen para dar en esa búsqueda? Que no se agote. Profundiza en tus ojos, tócate el cuerpo y deja recibir en tí la búsqueda del otro.
Si crees encontrar el camino justo y descubres una salida cerrada con murallas y con aceros, vuélvete e intenta otra chance comprendiendo que todo es producto de este juego que se llama laberinto.
Arriesga un nuevo intento en cada camino fallido. Si te quedas parado solo encontrarás a quienes buscan una salida y están perdidos.