Quisiera contarles que yo Pinocho aprendí a escribir,
no fue fácil para mi, pero siempre tenia a mi lado
a alguien que me alentaba.
Y digo que no fue fácil, como lo fue para los demás niños,
porque yo era algo especial... era un muñeco de madera,
y no creas que bellísimo como tu sueles decir
de las demás personas, sino un muñeco flacucho
y mal pintado pues Gapetto,
mi hacedor, era muy viejito y con un pulso tembloroso
debido a su edad, sin embargo cuanto cariño,
cuantas atenciones, cuidados y conversaciones tuve con él,
en las cuales yo era muy feliz, todo en ese mi hogar era amor..
Gapetto pretendía guiarme y convertirme
en el hijo magnifico que no pudo tener.
Cuando yo le presentaba mis proyectos... tu sabes... cosas simples,
proyectos de niño, pero tan importantes en su momento para uno mismo...
cada vez que yo se los presentaba, él me apoyaba
y hasta bailábamos de gusto,
agarrados de las manos junto con Cleo...
Creo que los halagos crean un clima que produce alegría,
bueno...yo soy chico, tu sabrás mas de esas cosas,
pues conoces bien a la gente.
Bueno, pues fíjate, un buen día sucedió un milagro de amor,
amanecí convertido en un precioso niño de carne y hueso,
y yo se que esos milagros pueden repetirse.
Cada vez que una persona se propone amar,
suceden cosas maravillosas, destellos de vida,
milagros de amor.
Te quiero,
Pinocho