La
palabra habilita al otro, lo habilita como sujeto, lo subjetiviza, de
ahí la importancia de la misma y de cómo se la utiliza, dado que, la
palabra puede constituirse en un arma para la destrucción o
inhabilitación del otro.
El
hecho de decir “no sirves para nada”, “eres un fracaso”, da cuenta de
dichos que impactan de forma tal, que son vividos como un ataque a la autoestima
y provocan desvalorización, la cual aparece en el actuar de quien
recibe los dichos, a través de inseguridad, y la fantasía de que en
realidad no sirve, de que es un fracaso.
Se
ha marcado que el lenguaje gestual posibilita un elemento más para la
comunicación, los gestos las miradas, muchas veces expresan más que la
palabra, en otras oportunidades y al mismo tiempo, la niegan, como que a
través del gesto, la mirada se invalida a la palabra.
El
lenguaje corporal expresa cuestiones que dan cuenta de conductas que
pueden leerse desde una connotación paralela, como si quien gesticula, a
veces reafirma lo que verbaliza, otras lo pone en duda y otras lo
niega.
Para Sartre
la mirada permite que el humano sea consciente de su humanidad en la
medida en que el otro valora, cuenta, odia, quiere, detesta. "La
presencia del otro como sujeto, su mirada, tiene un valor tan importante
que es sólo mediante ella, se puede decir que el ser humano es
consciente de sí mismo".
Con
relación a la mirada, puede marcarse que a través de ella el ser humano
puede decir mucho, la mirada a veces petrifica, paraliza al otro, lo
anula como sujeto, y el otro lo recibe como tal, lo lee como
aniquilamiento, ejerciéndose así una conducta violenta.
En
esta cuestión en donde el otro percibe el aniquilamiento, comienza una
suerte de desvalorización a veces consciente, otras, no consciente, pero
que permite en ese otro, un obrar en donde su autoestima baja,
comenzando a desvalorizarse, colocándose en el lugar del "no puedo", "no
sirvo".
Debe
precisarse que no siempre, las miradas, palabras y gestos son
utilizados para invalidar y aniquilar al otro. Hay miradas, gestos y
palabras que dan cuenta de amor, acompañamiento, solidaridad, miradas
palabras y gestos que elevan la autoestima, que posibilitan que el otro
crezca como ser humano.
De
hecho, evaluar tanto palabra, como mirada y gesto antes de emitirlos.
Pensar en el otro como un ser atravesado por circunstancias iguales o
similares a las de todos, posibilitaría no sólo revalorizar al otro como
ser humano, sino poder comprender, acompañar y ayudar, cuestión que
implica crecimiento personal
De la red