Antes de hablar, siente el corazón del otro. Háblale al corazón. Si es para alabarlo, entonces hazlo con sinceridad y mucha autoestima; si es para corregirlo, hazlo con mucho amor. Pero, sobretodo, háblale al corazón. Así como los médicos sienten el pulso del paciente antes de aplicarle una medicina, de la misma manera, siente el pulso de las demás personas antes de hacer cualquier cosa. De esta forma, tendrás una vida más tranquila, llena de amigos y colaboradores. Desconozco autor Yara
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