Era una figura santa. Era hecha de cristal: frágil como violeta y que guardaba un rosal, cuajado de flores blancas. Es una imagen sagrada que adorna mi corazón, y florece mi emoción. Era un botón de mujer. Violeta de vergel, sembraba el hogar de rosas. Cual heroína ardorosa esparció a todos su fe y nos enseñó a creer. Esta es mi madre bendita a quien ofrezco caricias y este sencillo cantar. Nunca la podré olvidar Porque me enseñó a aprender, porque me enseñó a querer, porque me enseñó a rezar y también me enseñó a amar Fue frágil como un cristal, y fuerte como un coral.