TE AME LO DUFICIENTE…
Te amé lo suficiente como para preguntarte
a dónde ibas, con quién,
y a qué hora regresarías a la casa.
Y muchas veces ni dejarte salir
porque no te convenía.
Te amé lo suficiente, como para callarme
y dejarte descubrir que tu
nuevo y mejor amigo era un patán.
Te amé lo suficiente, como para fastidiarte
y estar encima de ti,
durante dos horas, mientras arreglabas
tu cuarto, un trabajo que me
hubiese tomado a mí, solamente 15 minutos.
Te amé lo suficiente, como para dejarte ver
mi ira, desilusión y
lágrimas en mis ojos, cuando errabas
tu camino y olvidabas mis enseñanzas.
Te amé lo suficiente, como para dejar
que asumieras la
responsabilidad de tus acciones,
aunque los castigos eran tan duros
que rompían mi corazón.
Pero, sobre todo, te amé lo suficiente,
como para decirte que "NO"
cuando sabía que me ibas a odiar por ello.
Esas fueron las batallas más difíciles para mí.
Pero estoy contenta
por haberlas ganado porque, al final,
también las ganaste tú.
Y algún día, cuando tus hijos sean
suficientemente grandes para
entender la lógica que motiva a los padres,
tú les dirás:
"Te amé lo suficiente,
como para hacer todo lo que hice por ti".