Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Despierta
¡ Feliz Cumpleaños Gran Gabiyo !
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 
 
  
  
 ♥.·:*BIENVENIDO*:·. ♥ 
  
  
  
  
 
 
  
  
  
 ♥.·:*GRACIAS POR TU VISITA*:·. ♥ 
 corredor 
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: EL OTRO YO
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Yara12  (Mensaje original) Enviado: 17/05/2012 17:23
 

EL OTRO YO

Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones
se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía,
se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta,
se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa:
tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada,
se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente,
se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho
su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos.
Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello,
Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.

Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos,
movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio.
En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió.
Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo.
En el primer momento, el muchacho no supo que hacer,
pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo.
Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe
para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría
ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió la calle con el propósito
de lucir su nueva y completa vulgaridad.
Desde lejos vio que se acercaban sus amigos.
Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas.
Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia.
Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban:
«Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y,
al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo
que se parecía bastante a la nostalgia.
Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía
se la había llevado el Otro Yo.

Mario Benedetti





Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Lalita2 Enviado: 17/05/2012 21:12

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 18/05/2012 05:18
Excelenteeeeee


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados