La
producción de bioenergía en origen, una nueva oportunidad para el campo
argentino
Sustentable
y competitivo, el negocio de la producción de energías renovables a partir de
biomasa vegetal, abre la puerta a nuevos negocios pecuarios y agroindustriales
que potencian el desarrollo local del interior productivo.
Una
reciente investigación del INTA, presentada durante
ExpoAgro
2012,
así lo afirmó. Si el presente del negocio bioenergético es bueno en todo el
mundo su futuro será, como sostienen los analistas, aún
mejor.
En
el caso argentino, por las condiciones del sector agropecuario y el escenario
previsto hacia 2020 por el Ministerio de Agricultura de la Nación (157 millones
de toneladas de granos), la generación de energías renovables ya se perfila como
un desafío a corto plazo que promete beneficios y desarrollo en los
territorios.
La
Argentina presenta actualmente una balanza comercial energética negativa. Esta
realidad podría acentuarse aún más a medida que se materialice “la Argentina
agroalimentaria y agroindustrial proyectada por el PEA 2, que requerirá de una
mayor disponibilidad y distribución territorial de energía en origen”, analizó
Mario Bragachini, técnico del INTA Manfredi -Córdoba- y coordinador del Proyecto
Valor Agregado en Origen Precop lll.
Al
respecto, aseguró que “por esto se necesitarán fuentes alternativas al petróleo,
que en la última década aumentó cuatro veces su valor en
dólares”.
Ese
equipo acaba de publicar el documento “Bioenergía y agroalimentos, oportunidad
para el productor agropecuario argentino”, que evalúa distintas alternativas de
corto plazo para producir energía en el mismo sitio donde se generan las
materias primas y convertirla en un negocio estratégico que, además de mejorar
la competitividad del productor agropecuario, permita el desarrollo de los
pueblos.
“Tenemos
una producción tremendamente excedentaria en biomasa vegetal que debe
aprovecharse a partir de la producción de agroalimentos y bioenergía estratégica
en origen”, consideró Bragachini.
En
este sentido, el coordinador contrastó: el país presenta actualmente una oferta
energética que no alcanza a cubrir la demanda puntual en diferentes lugares del
interior del país por problemas de distribución y resulta insuficiente para
sostener las demandas del desarrollo creciente, previstas por la cartera
agrícola nacional.
Con
las estimaciones del PEA, la afirmación de Mario Bragachini tiene peso propio:
la superficie cultivada del país alcanzará las 42 millones de hectáreas en los
próximos ocho años, lo cual sumado al aumento de productividad en los
principales cultivos permitiría cosechar 157 millones de toneladas de granos. En
el caso de los biocombustibles el aumento será del 317 por ciento, cuyas
exportaciones pasarán de 1.277 a 5.320 millones de dólares en 2020 y el
biodiesel de soja representará la mayor proporción.
Además,
por el incremento esperado en la producción de alimentos para 2020 -que dejaría
un saldo exportable de 550 millones de raciones-, la Argentina podría elevar sus
ventas al exterior de 40.000 a 100.000 millones de dólares sólo en el sector
agroalimentario y agroindustrial.
La
producción de carne también prevé aumentos que, en casos como el complejo
avícola, trepan hasta el 193 por ciento, mientras que el consumo interno anual
llegará a los 112 kilos de carne por habitante. Este fuerte incremento en la
actividad pecuaria será alentado por la creciente oferta de subproductos de la
industria de biodiesel y el bioetanol en origen que se pueden utilizar para
diferentes alimentaciones animales.
Valor
agregado
Para
el especialista, este escenario implica comenzar a generar “bioenergía en
origen, un término que cada día se asociará más al del valor agregado en origen
y constituye una excelente oportunidad para el productor agropecuario
argentino”. Este escenario, destacó el coordinador del Precop III, puede ser
aprovechado por empresas integradas por los mismos agricultores que producen la
biomasa y “así generar mayor trabajo local y una mejor distribución de la
renta”.
En
este sentido, los 2.172 intendentes del interior del país tendrán una
participación estratégica y en todo momento deberán ser los motivadores y
facilitadores del desarrollo agroindustrial y agroalimentario que se desea
realizar: “Industrializar la ruralidad”, indica el documento, mediante parques
industriales y agroalimentarios y de energía renovable que serán una constante
de la década.
Como
ejemplo, puede mencionarse la radicación de plantas agroindustriales como
fábricas de etanol en base a maíz, plantas pymes productoras de biodiesel,
biorreactores de generación de gas metano en cantidades industriales a partir de
biomasa vegetal competitiva y también la cogeneración de energía eléctrica con
motores multiflex a partir de biodiesel o bien aceite crudo de
soja.
Asociarse
como valor agregado
La
llave para los mejores resultados en producción de bioenergías y agregado de
valor en origen “está en el asociativismo, la herramienta necesaria para
posibilitar la participación de los productores agropecuarios y de las pymes”,
explicó Fernando Ustarroz, integrante del Precop III.
Como
ejemplo, quince plantas pymes de extrusado- prensado, que en conjunto procesen
150.000 litros por día de aceite de soja, pueden instalar asociativamente una
planta productora de biodiesel en origen para proveer al cupo interno de corte
del gasoil. Esta integración asociativa se logrará mediante pymes y CNG
(Cooperativas de nueva generación) en origen de escala competitiva, con la mejor
tecnología e innovación, según afirmó Marcos Bragachini, técnico de ese proyecto
del INTA.
Dentro
de las bioenergías más utilizadas a escala mundial se encuentran el bioetanol y
el biodiesel. Gastón Urrets Zavalía, técnico del INTA Manfredi y participante
del trabajo, ponderó la potencialidad de la Argentina al ser el principal
exportador de biodiesel del mundo, además de las grandes posibilidades de
incrementar el consumo interno de estos biocombustibles.
Las
proyecciones estiman que en la Argentina, en 2014, habrá entre ocho y diez
plantas productoras de etanol en base a grano de maíz, la mayoría en la
provincia de Córdoba; de hecho, existe ya una en funcionamiento y otra comenzará
a producir dentro de tres meses. En lo que respecta al biodiesel, actualmente
hay 26 plantas localizadas en seis provincias argentinas: Buenos Aires, Neuquén,
San Luis, Salta, Chaco y Córdoba. La mayoría está en los alrededores del puerto
de Rosario -Santa Fe-
En
esta línea, para 2020 -según proyecciones del PEA 2- la producción nacional de
maíz superaría las 40 millones de toneladas. Esto significa que la Argentina
podrá moler seis millones de toneladas de maíz para producir etanol, aumentar el
consumo interno del grano de maíz en un 91 por ciento tanto para molienda seca,
molienda húmeda, producción porcina, producción aviar y la producción bovina de
leche y carne y aún así incrementar el saldo exportable actual de grano de 13 a
17 millones de toneladas.
La
diferencia entre la producción actual y potencial de aceite y biodiesel de soja
se da por la exportación de granos no procesado (casi del 20 por ciento) y por
el consumo interno del grano de soja procesado en las plantas de
extrusado-prensado que extraen menos aceite pero producen expeller, un producto
de excelente calidad para alimentación animal.
“Hay
gran potencial de incremento en la producción nacional de biodiesel debido a la
transformación del grano que hoy se exporta sin valor agregado”, dijo Urrets
Zavalía.
En
el mundo
Existe
una creciente demanda de las bioenergías. Como ejemplo, la Comunidad Europea
para 2020 estableció que el 20 por ciento de su consumo global de energía
provenga de fuentes renovables. Esto se refleja en el aumento de la demanda
europea que llega a 500.000 toneladas de este biodiesel para 2012, lo que
completa 12,5 millones de toneladas para dicho año.
Alemania
actualmente emplea dos millones de hectáreas (aproximadamente el 16 por ciento
del área productiva nacional) para producir biogás mediante la alimentación de
biorreactores con silo de cereales de planta entera picado fino, destinando el
mismo para la producción de energía eléctrica y como uso de gas de
red.
“Este
se presenta como un escenario más que promisorio para la Argentina”, señalaron
los autores, quienes además comentaron que “del total del biodiesel que importa
Europa, el 55 por ciento corresponde a nuestro país”.
Fuente:
INTA