RECUPERANDO LA LUZ
A veces perdemos la perspectiva sobre nosotros mismos.
Nos dejamos absorver por la rutina diaria, y de pronto un día nos damos cuenta de que no sabemos muy bien quienes somos, ni recordamos cuales eran las cosas que nos hacían disfrutar...
Creo que nos ha pasado a todos alguna vez, pero nos cuesta percibirlo porque no es una sensación muy clara ni muy fuerte, sino una especie de pequeña resignación vital que nos acompaña de fondo como una banda sonora monótona y sutil, hasta que sucede algo (un viaje, una persona, una emoción olvidada...) que la interrumpe y nos hace salir de ese adormilamiento, y es entonces cuando nos damos cuenta de que habíamos estado sumidos en una especie de estado catatónico y tratamos de recuperarnos a nosotros mismos.
Y es fantástico reencontrar esa luz interior que un día brilló con fuerza, pero no debemos olvidarnos de disfrutarla ya que, tarde o temprano (porque en la vida todo son ciclos), comenzará a debilitarse de nuevo hasta convertirse en un rescoldo de la llama que fue.
Pero nunca se apagará del todo, para que de vez en cuando la podamos avivar de nuevo.
A/D
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