Mientras se comercializa en nuestro país, la UE la prohíbe porque contiene trazas de organismos genéticamente modificados.
La miel española está en cuarentena. Y los apicultores permanecen en estado de alerta. Es lo que afirma el diario francésLe Monde y
que nos alerta la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE) en
una carta de la que nos hacemos eco y que a su vez recoge la opinión
publicada enEcodiari y en otros medios de comunicación.
Desde
que en septiembre de 2011 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea
se pronunció contra la comercialización de la miel con trazas de
organismos genéticamente modificados (OGM), la exportación de la miel
producida en el Estado español está "prácticamente paralizada", tal como
afirma José L. González, portavoz de los apicultores de la Coordinadora
de agricultores y ganaderos (COAG). Y los apicultores se encuentran
ahora con "la mitad del stock de la temporada 2011 sin colocar".
España es a la vez el principal productor europeo de miel, con casi 2,5
millones de colmenas que producen unas 30.000 toneladas de miel al año, y
es el único productor de maíz transgénico de la Unión Europea. Un mal
negocio, ya que las abejas no reconocen fronteras y "difícilmente se
puede detener el viento con una espiga", como le gusta decir a Luis
Ferreirim, responsable de la campaña sobre los transgénicos en la
agricultura de Greenpeace España. Es imposible controlar el lugar donde
las abejas hacen su tan preciado trabajo y, por tanto, es imposible
garantizar que el polen no será portador de OGM.
"En 2011, la superficie de maíz MON810 aumentó un 27% y representa
97.300 hectáreas, es decir una cuarta parte de maíz que se cultiva en el
Estado español", afirma Ferreirim. Cataluña tiene más del 40% de los
campos experimentales de OGM que aún no han sido autorizados.
Aunque los agricultores tratan de controlar el camino de sus abejas, se
enfrentan a un problema adicional. "El gobierno no ha cumplido su
compromiso de cartografiar con precisión los campos de cultivos
transgénicos, denuncia González. "Ni siquiera sabemos si nuestros
vecinos producen OGM".
EL PAPEL DE LA POLINIZACIÓN
Alejar las colmenas de los campos contaminados podría ser una solución,
aunque a priori los apicultores se muestran reticentes a trasladarse.
"Esto equivaldría a ceder ante los OGM, ya que nosotros no somos
culpables, sino víctimas de la contaminación. Y además se pondría en
cuestión el papel fundamental de la polinización del medio natural y
sería perjudicial para los agricultores que no cultivan OGM ", sostiene
el responsable de la COAG.
El único punto positivo es que las principales zonas productoras de maíz
transgénico no se corresponden con las grandes áreas de la apicultura.
Si el Aragón cultiva 41.000 hectáreas de maíz y 30.000 Cataluña, en
Andalucía, primera región apícola, "sólo" hay 5.000 hectáreas.
Extremadura, la segunda región de producción de miel, posee 10.000
hectáreas de cultivos transgénicos.
Hasta que la Unión Europea y el Gobierno español no lo resuelvan, los
apicultores siguen la comercialización en España sin obstáculos, pero
exigirán que la empresa estadounidense Monsanto asuma las consecuencias
de la paralización de sus exportaciones.
"Algunos apicultores han decidido pagar los costes de los análisis que
certifican la pureza de la miel para la exportación, cuando la
Administración o, mejor dicho, Monsanto es quien debería pagar", señala
González, que es apicultor en Extremadura . Más allá de las
indemnizaciones esperadas, los apicultores desean sobre todo que España,
que siempre ha sido favorable a los transgénicos, reconsidere su
postura.
Se reunirán en breve con el nuevo ministro de Agricultura. También a
cargo del medio ambiente, Miguel Ángel Arias Cañete, pero tienen pocas
esperanzas. Arias Cañete es conocido por su postura a favor del uso de
la biotecnología en la agricultura cuando era ministro de Agricultura
durante el gobierno de José María Aznar, entre 2000 y 2004.
Una situación similar se está viviendo en México después de que se
autorizara la masiva plantación de soja transgénica, tal como revela Greenpeace México.
Y hace unos meses veíamos en ecocosas.com el mismo problema con la miel de Uruguay.
Traducción libre del catalán por Raúl Mannise de una noticia sacada deEcodiari