En primer lugar es necesario saber que esta no es sólo una dificultad que tienen las mujeres, sino que es un problema que también afecta a los hombres.
Aunque muchos se empeñen en pensar que ya no hay más hombres ni más mujeres dispuestos a entablar una relación estable, siempre hay alguien que los está esperando, porque es probable que sean ellos mismos los que los ahuyentan con sus miedos, su indecisión o sus dudas.
Hay razones personales conscientes o inconscientes que impide a las personas relacionarse afectivamente, aunque crean que son los otros los que no reparan en ellas o que las rechazan.
Toda relación deja una huella que a veces no es difícil borrar por muchos años, y el temor a volver a vivir una experiencia igual puede llegar a inhibir al intentar acercarse a alguien.
Es difícil aprender a confiar cuando se han vivido muchas frustraciones, pero es necesario, porque sólo la confianza, principalmente en sí mismo, hace que se pueda iniciar un vínculo a largo plazo.
A veces se puede resignar algo en función del bienestar y la armonía de la pareja, pero hay cosas que le dan sentido a la existencia a las que no se puede ni se debe renunciar nunca.
Muchos desean tener una pareja pero también están cómodos solos, y ese deseo tibio junto a su indecisión no alcanzan para crear las condiciones para lograrlo.
Todos pretenden tener a alguien a quien amar y ser amados pero hay muchos que inconscientemente evitan el compromiso de involucrarse en una relación y cuando se da la oportunidad buscan excusas y miran para otro lado.
Encontrar una pareja tiene que ser algo espontáneo y relajado, sin especular de antemano, viviendo el momento y observando a la vez a la persona sin que la ansiedad le reste posibilidades.
Hay que tener en cuenta que cuando le están echando la culpa a los otros por estar solos, es posible que exista algún conflicto interno sin resolver que no desean hacer consciente.
Puede que tengan que pasar por varias experiencias que no prosperen hasta encontrar a la persona indicada, pero estos desencuentros previos no tienen por qué generar emociones de frustración, porque se trata de un ejercicio necesario y saludable que va a influir en su futuro y que vale la pena tolerar.
Los fracasos enseñan, pero muchas veces también brindan la oportunidad de liberarse de relaciones enfermas.