Si
ellos han superado su propio miedo a protagonizar, salir a decir lo que
piensan, cortar calles, ocupar los espacios públicos y construir un
colectivo saliendo de su faz defensiva o individual, nos desafía a no
temerles.
Nos interpela, además, el ver tantos compatriotas movilizados en forma autoconvocada.
Las expresiones de esas “gentes”, son tan valiosas, como las de las otras “gentes”.
Tan
valiosas como la “gente” reprimida ese mismo día en El Chaco cuando
manifestaban contra el ajuste, o la “gente” de la Cooperativa La
Estrella del Norte sufriendo unos días atrás la violencia policial en
Salta, o el pueblo peleando con el sindicato frente al Ingenio El
Tabacal, otrora propiedad de Patrón Costa y hoy de la multinacional
norteamericana Seaboard Corporation.
La
“gente” en Córdoba movilizada y reprimida por defender la jubilación a
pesar de que no eran mostrados en la dimensión que corresponde por la
comunicación hegemónica.
Por
supuesto, también es “gente”, la que se moviliza o se puede movilizar
por miles en apoyo a las medidas gubernamentales, que expresan sus
deseos transformadores.
Hay
quienes salen apresurados a definir todo entre “oficialismo u
oposición” alentando la confrontación entre las distintas “gentes”, y no
se animan a entrever la crisis de representación que todavía vive y que
fuera explicitada aquel 2001 heroico.
O lo que es peor, asumiendo la existencia de una sola “gente”, y negando el derecho a la existencia de las otras.
Siempre
pienso que cuando en un partido de fútbol una hinchada canta al rival
clásico “No existís”, no se está dando por enterada que si fuera cierto
carecería de sentido su propia existencia.
Por
eso me rebela que desde un “protegido” estudio de televisión,
personajes como De Narváez por el PJ, o Cobos por la UCR, nos expliquen
lo que eso representa, no siendo quienes lo generan.
Quizás
sea hora no de discutir “54” contra “46”, y ver quien le quiebra la
muñeca a quien, sino comenzar a entrever que más que distintas “gentes”
alentadas a confrontarse y quizás hasta enfrentarse violentamente, sea
necesario y esperanzador construir un PUEBLO.
Quizás
haya que recuperar el dato que en la localidad de Loncophué, en
Neuquén, al realizarse una consulta popular vinculante sobre si permitir
o no la instalación de la megaminería a cielo abierto, esas distintas
“gentes” superaron los 54 o 46, y llegaron al 80% para decir que eligen
la vida y no el negocio.
Posiblemente
si preguntáramos a todas esas “gentes” y se pudieran expresar en
consultas populares vinculantes si hay derecho de los jubilados al 82%, o
al matrimonio igualitario, nos daríamos cuenta que seriamos el 80%
contra el 20% que reaccionariamente se está quedando con nuestras
riquezas y el futuro de nuestros pibes.
No
tengamos miedo al debate democrático de las ideas, y en vez de
refugiarnos en nuestras verdades absolutas, salgamos a preguntar con la
menor cantidad de prejuicios posibles a nuestro pueblo que está para más
que la mayoría de las dirigencias partidarias, sindicales, religiosas,
deportivas culturales, etc.
Quizás
para enfrentar lo que viene, sea necesario atrevernos, aún defendiendo
lo individual –y no el individualismo- a construir el pueblo que pueda
ser protagonista en la construcción no sólo de una Nación soberana,
sino, también, de su propia felicidad.
Víctor De Gennaro es fundador de la CTA. Coordinador Nacional de la Constituyente Social. Diputado Nacional.