- El problema para la mayor parte de la Humanidad
es que no saben que viven.
- ¡Qué tontería!
- No. No es tontería. Es una gran verdad. Para la mayor parte,
vivir es disfrutar sensualmente, trabajar, moverse,
cambiar de actividad, comprar, tener,
ostentar, luchar, ayuntarse,
procrear, votar, criticar, practicar o contemplar
deportes o espectáculos, etc. etc.
- ¿Y eso no es vivir?
- Eso no es vivir. Eso es, simplemente, vegetar.
El hombre debe hacer mucho más, puesto que es un ser que,
además de ser animal, tiene mente, razón, inteligencia,
lo cual le permite tener conciencia de existir, de ser;
pero de ser algo especial, distinto, con un contenido inmaterial e
intransferible e incompartible, que lo hace singular e irrepetible...
No me opongo a todo lo demás pero, lo principal,
lo que debe caracterizar al hombre es eso. Y eso se llama introspección,
encuentro consigo mismo. Te aseguro que es una experiencia
que nunca se olvida. El mirarse uno mismo, el verse con los ojos
del pensamiento y preguntarse "¿quién soy yo?, ¿qué hago aquí?,
¿por qué he venido? y ¿para qué?", eso le marca a uno para toda la vida.
A partir de ahí todas las demás cosas reducen su
atractivo. ¿Por qué crees tú que a la mayor parte de la gente
le asusta quedarse solo, cuando estar solo significa estar consigo mismo y,
te puedo asegurar que es una experiencia cada vez más gratificante?.
No es casualidad que los grandes pensadores,
los sabios, los mejores de entre los hombres,
hayan gozado con la soledad e incluso la hayan buscado.
Recuerda a Fray Luis de León cuando decía aquello de:
Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruido
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido.
Y recuerda a Lope de Vega con su:
A mis soledades voy,
de mis soledades vengo
porque, para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.
Cuando uno se plantea esas preguntas en serio, a sí mismo,
le aparece en lo más íntimo un propósito, no expresado con palabras,
pero que ininterrumpidamente le empuja, de descifrarlas,
de encontrarles una respuesta satisfactoria, porque si no,
sin respuesta a esas cuestiones, la vida carece de sentido.
Y precisamente en esos que buscan las respuestas a la gran pregunta
es en quienes Cristo pensaba cuando dijo aquello de:
"Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, pedid y recibiréis".
Porque, ineludiblemente, el que "busca" de verdad, encuentra y al que
"llama" de verdad, se le abre y el que "pide"
de verdad, recibe. No te quepa duda.