EXISTIR
Rey de la tierra y del cielo
derrochas en mí tu gracia
y me das en la desgracia
la esperanza y el consuelo.
En la noche, en mi desvelo
sufriendo mi senectud,
recuerdo mi juventud
llena de ilusión y brío,
que se ha ido como un río
con mi fuerza y plenitud.
Lentamente, día a día,
voy perdiendo facultades,
pero encuentro en tus verdades
la razón de esta agonía:
soy pan de tu Eucaristía.
Mi ir muriendo es revivir,
es, poco a poco, sentir
más próxima tu presencia
y, por tu benevolencia,
al final, en Ti, existir.
Lo que soy Tú me lo has dado,
el cuerpo, el conocimiento,
el espíritu, ese aliento
de tu amor inmaculado.
Como Padre me has cuidado
durante toda mi vida
y me has curado la herida
del pecado original,
pues con mi carne mortal
fue en Ti mi alma redimida.
De una mujer has nacido
para vivir desde niño
desvelando tu cariño
a un mundo ensoberbecido.
En la Cruz has ofrecido
tu cuerpo, tu juventud,
un modelo de virtud
para nuestra salvación,
sufriendo la humillación
y la humana ingratitud.
Yo, que vivo todavía,
que he llegado a la vejez,
tengo, por mi madurez,
conciencia de la alegría
que es cederte día a día
lo que de Ti recibí,
no lo pierdo, es para Ti,
es una ofrenda de amor
que en tu martirio y dolor
me enseñaste y comprendí.
Con ilusión te voy dando
el poder de mis sentidos,
están sordos mis oídos,
mi olfato se va acabando,
no gozo paladeando
los manjares de la vida,
no veo la amanecida
y en mis dedos se adormece
la sensación que estremece,
pero siento tu crecida.
Así haré mi último viaje
a tu reino celestial,
con el alma original
muy ligera de equipaje.
Recobraré mi linaje
y volveré a sonreír,
a cantar, a bendecir
tu nombre, por tu bondad,
pues tu generosidad
me salvó para existir.
Poema: Emma-Margarita R. A.-Valdés
Comparte: Flor Miriam
Copyright©2012. Webset-- Angelina_ And--Flor Miriam_designs
All rights reserved respetar sello y autoria si deseas utilizarlos | | | | | | | | | | |