A veces creemos ayudar a los demás, a pesar que somos egoístas con nosotros mismos.
A veces nos conformamos con lo que tenemos, pudiendo ser mejores aún.
A veces queremos tener más poder, sin conocer el poder del Amor.
A veces creemos saber todo, sin haber leído ningún libro.
A veces creemos haber triunfado, sin saber lo que es haber perdido.
A veces nos decepcionamos de las personas, sin antes haberlos conocidos bien.
Cada uno de nosotros es un novato de todo lo que comenzamos a descubrir.
Así como el mundo se nos presenta como una caja de sorpresas,
lo mismo sucede con las personas.
Nosotros creemos conocer a una persona (por lo que hace, lo que parece, lo que quiere).
Pero en realidad lo que debe interesarnos para conocer a esa persona es:
Aquello que no vemos.
Descubrir: sus metas en la vida, sus miedos, sus sueños.
Descubrir: el quién fue, él quién es, el quien será.
Descubrir: lo que buscan, lo que aprenden, lo que critican.
Descubrir: lo que sienten de sí mismos, de los demás y de la vida.
Aquello que no vemos, pero que es parte de la esencia de cada uno.
Comencemos por descubrir nuestra propia esencia.