-¿Cómo purificamos al mundo? - preguntó un discípulo.
Ibn al-Husayn respondió: - "Había un sheik en Damasco llamado Abu Musa al-Qumasi. Todos lo honraban por causa de su sabiduría, pero nadie sabía si era un hombre bueno. Cierta tarde, un defecto de construcción hizo que se derrumbase la casa donde el sheik vivía con su mujer. Los vecinos, desesperados, empezaron a cavar las ruinas, hasta que en cierto momento consiguieron localizar a la esposa del sheik. Ella dijo: "Dejadme. Salvad primero a mi marido, que estaba sentado más o menos allí". Los vecinos removieron los destrozos en el lugar indicado, y encontraron al sheik. Este dijo "Dejadme. Salvad primero a mi mujer, que estaba acostada más o menos allí". Cuando alguien actúa como actuó esta pareja, está purificando el mundo entero".