Un adagio de los indios Navajos reza:
"Ten cuidado cuando hables.
Con tus palabras, creas el mundo alrededor de ti."
La conversación jamás empezaba
al instante ni de manera apresurada.
Nadie mostraba prisa en hacer una pregunta,
por importante que fuese,
ni a nadie se acuciaba para que respondiese.
Una pausa que diera tiempo a la reflexión
era la manera verdaderamente cortés de iniciar
y desarrollar una conversación.
El silencio poseía un significado para los lakotas,
y la práctica de la auténtica cortesía
exigía un espacio de silencio
antes de tomar la palabra,
respetando la norma según la cual
"la reflexión sobreviene antes de la expresión".