Había una vez un hombre que tenía un cultivo de granado en su huerta. Y durante varios otoños puso sus granadas en bandejas de plata fuera de su casa, con un letrero que decía:
"Toma una gratis y que seas bien servido".
Pero la gente pasaba y nadie tomaba fruta alguna. Entonces el hombre reflexionó, y un otoño no puso granadas en bandejas de plata fuera de su casa, pero escribió con grandes caracteres: "Aquí tenemos las mejores granadas de la región y se venden más caras que las de cualquier otro". Y de esa manera, todos los hombres y todas las mujeres del pueblo se apresuraron a comprar.
Kahlil Gibran