¿DEPRECION O TRISTEZA?
La depresión es tan antigua como la humanidad misma. El médico griego Hipócrates la diagnosticó en el siglo IV antes de Cristo, llamándola “melancolía”.
En la actualidad la depresión parece ser más epidémica debido a la tendencia actual de mudarse hacia grandes ciudades, lo que es sinónimo de vida más agitada y acelerada. El crecimiento urbano desmedido suele romper los grupos y lazos familiares, provocando la pérdida de identidad comunitaria y el mutuo entendimiento. La vida urbana nos somete a efectos no deseados como la violencia, el ruido, la contaminación ambiental, el tráfico, la competencia por los puestos de trabajo, y miles de otras realidades que pueden producir “estrés”, tensión nerviosa y como consecuencia final: depresión.
La depresión es la forma más común de dolor emocional. Es “la gripe emocional” que ataca a casi todos en algún momento, pero hay algunos grupos de población que tienen más probabilidad de padecer una depresión; las mujeres padecen depresión con más frecuencia que los hombres y los ancianos y los adolescentes son más propensos a tener depresión que los adultos. Nadie se halla inmune, ni ricos ni pobres.
La medicina moderna y la psicología han descubierto nuevas formas de hacerle frente a la depresión y la sabiduría de la Biblia nos revela el mejor remedio para la melancolía. El propósito de éste folleto es proporcionar esos consejos preventivos; para evitar, en lo posible, que la depresión nos robe valiosos días de nuestra vida. Dios quiere que desarrollemos nuestra vida en libertad y alegría. Fue por ello que Jesucristo vino a este mundo. Por medio de Él, Dios nos reconcilió consigo mismo, y nos brinda la posibilidad de superar nuestros sufrimientos y vivir en paz.
Las personas que han sido afectadas por la depresión, la describen como una terrible soledad y un espantoso vacío que imposibilita disfrutar de la vida. Como un estar fuera de sí mismos, cual espectadores de su propia vida, siendo incapaces de resolver su situación y de sentir el necesario calor humano de otros para poder salir adelante.
Los expertos en salud mental definen la depresión como un estado emocional de melancolía y tristeza con una intensidad y duración determinada y que va desde un desánimo y abatimiento leve a sentimientos de extremo desconsuelo y desesperación, lo cual debemos diferenciar de los sentimientos negativos que son comunes en las personas en algún momento dado o de la tristeza que experimentamos de forma temporal ante ciertos acontecimientos de la vida. No es necesariamente una enfermedad, pero se le considera como tal en sus manifestaciones más agudas, cuando aparece una forma desequilibrada de comportamiento, caracterizado por una anormal falta de actividad y de manera repetida.
La depresión puede ser provocada por la interacción de factores biológicos, psicológicos y espirituales.
¿Ha visto, aunque sea en fotos, un témpano de hielo? Comparados con esas gigantescas masas de hielo, los grandes barcos parecen juguetes flotando en una tina. Pero los científicos nos dicen que la parte del témpano que se ve es sólo una octava parte de la masa de hielo que está bajo el agua. La próxima vez que tome alguna bebida con hielo, observe cómo la mayor parte del hielo flota bajo la superficie del líquido.
Lo mismo sucede con la depresión. Lo que vemos es la tristeza, la ansiedad, la apatía y otros síntomas. Pero lo que yace bajo la superficie de estos síntomas es lo que causa la depresión. Por lo tanto, para hacer frente a nuestra depresión necesitamos buscar bajo la superficie la causa original de nuestros males.
La depresión no es provocada por un solo factor, lo habitual es que en ellas intervengan varios elementos. .