BUENOS
AIRES, nov (IPS) - Científicos argentinos coinciden en que se registra
una recuperación de la capa de ozono, protectora de la biósfera al
filtrar la radiación solar ultravioleta, pero todavía son muy cautos
como para celebrar una tendencia de solución definitiva.
"Este
año fue benévolo, pero el problema no está resuelto. El agujero puede
expandirse y ser récord en 2013", advirtió a IPS el jefe del
Departamento de Vigilancia de la Atmósfera y Geofísica, Gerardo
Carbajal.
Según
el experto, cuya repartición está en la estructura del Servicio
Meteorológico Nacional, "este año, el agujero fue uno de los más leves y
se cerró antes de lo previsto, pero hay que esperar un tiempo para
poder hablar de una tendencia".
En
igual sentido se expresó la ingeniera Susana Díaz, del Centro Austral
de Investigaciones Científicas (Cadic), quien explicó a IPS que "en los
últimos años se observa una leve disminución del déficit de masa de
ozono dentro del llamado ‘agujero’".
Díaz
integra el estatal Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (Conicet) y dirige el Laboratorio de Ozono y Radiación
Ultravioleta en el Cadic, en Ushuaia, capital de la provincia de Tierra
del Fuego, la más austral del país.
En ese lugar se hace la medición de filtraciones de rayos ultravioletas sobre la ciudad pararegistrar el
impacto de las radiaciones durante la temporada de expansión del hueco
en la estratosfera, que va de septiembre a mediados de este mes.
El
ozono es un gas ubicado en la estratósfera, a una distancia de entre 15
y 35 kilómetros de la superficie terrestre, que protege la biósfera al
filtrar rayos ultravioletas dañinos para la salud humana, la flora y la
fauna.
La
exposición a altos niveles de estos rayos puede favorecer una mayor
incidencia de cáncer de piel y problemas oftalmológicos sobre la
población de áreas afectadas, como es el caso del sur de Argentina y de
Chile.
"Este
año, la temporada del agujero duró mucho menos que en otros, y solo lo
tuvimos dos días sobre Ushuaia", remarcó el biólogo Guillermo Deferrari.
"Hubo
temporadas en que lo tuvimos 10 días y que la afectación se sintió
también más al norte, en la Patagonia", explicó el científico, que es
operador de equipos de medición de radiación ultravioleta sobre Ushuaia
en el Cadic.
La
extensión del hueco es variable. Hubo años en que llegó a unos 30
millones de kilómetros cuadrados, pero en las últimas semanas abarcó 22
millones de kilómetros cuadrados, una superficie superior a la del
territorio de América del Sur.
Según
el consenso científico, el adelgazamiento de esta capa sobre la
Antártida responde en forma primordial al consumo de clorofluorocarbonos
(CFCs), un químico utilizado en la producción de aerosoles y
refrigeradores.
Ante la evidencia confirmada en los años 70, los países firmaron el Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono y luego, en 1987, el Protocolo de Montreal,
el convenio que reúne a todos los miembros de la Organización de las
Naciones Unidas y que fijó un cronograma para la reducción y eliminación
de los clorofluorocarbonos.
A
25 años de la aprobación de aquel instrumento jurídico internacional,
la industria ya sustituyó el CFC por hidrofluorocarbono (HFC) que, si
bien no daña la capa de ozono, es igualmente un gas de efecto
invernadero y contribuye al recalentamiento terrestre.
Por
otro parte, hay todavía otras sustancias que destruyen el ozono y que
no fueron reemplazadas, como el bromuro de metilo, un plaguicida
utilizado en la horticultura cuya eliminación completa se prevé en el
Protocolo solo para 2015.
Deferrari
señaló que "los niveles están estabilizados ahora y no se observa un
aumento de la destrucción de la capa". El experto coincidió con sus
colegas al advertir que la mejora no es una tendencia y que el año
próximo el hueco puede volver a crecer, porque depende también de
condiciones meteorológicas en la Antártida. Sin embargo, es claro que
"se observa una recuperación", admitió.
Las
observaciones confirman las afirmaciones del último informe del
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y de la
Organización Meteorológica Mundial, publicado en 2010.
El
estudio, titulado "Evaluación científica del agotamiento de la capa de
ozono-2010", concluyó que la eliminación de CFC estaba "dando resultado"
y que el hueco no estaba creciendo, lo cual es una señal de
recuperación.
De
todos modos, Deferrari aclaró que "los niveles de radiación que
teníamos en 1980 aún no han vuelto" debido a que los químicos que
destruyen el ozono tardan 10 años en llegar a la estratosfera, y luego
la capa tiene un tiempo para recuperarse.
Para
una recuperación total en el ozono estratosférico sobre la Antártida
harán falta todavía entre 40 y 60 años más, pronostican los diversos
estudios. Pero la menor extensión del agujero es una noticia halagüeña.