En este escenario, y dentro de los parámetros funcionales del sistema capitalista (establecido como "civilización única") la "población sobrante" (los desposeídos y famélicos de la tierra) son las masas expulsadas del circuito del consumo como emergente de la dinámica de concentración de riqueza en pocas manos.
Estas masas desposeídas, que se multiplican por las periferias de Asia, África y América Latina, no reúnen los estándares del consumo básico (supervivencia mínima) que requiere la estructura funcional del sistema para generar rentabilidad y nuevos ciclos de concentración de activos empresariales y fortunas personales.
Por una estricta valoración de la ecuación "costo-beneficio" capitalista esos seres desposeídos ya fueron abandonados a su suerte y condenados a muerte sin juicio previo. Y el Apocalipsis social ya no es una teoría conspirativa
Pero de esta cuestión estratégica, vital para la comprensión de la crisis global y de su impacto social masivo en el planeta, la prensa internacional no se ocupa. Los medios locales e internacionales están ocupados en dilucidar como la crisis produce la disminución de las fortunas de los ricos y la pérdida de rentabilidad de las empresas.
Tanto el "milagro asiático" como el "milagro latinoamericano" (del crecimiento económico sin reparto social) se construyeron con mano de obra esclava y con salarios en negro. Esto lleva a que, al caerse el "modelo" por efecto de la crisis recesiva global, el grueso de la crisis social emergente con despidos laborales en masa se vuelque en esas regiones.
Además, esa masas expulsadas del circuito del consumo, requieren (para darle una pantalla "compasiva" al sistema) de una estructura "asistencialista" compuesta por la ONU y las organizaciones internacionales que representan una carga y un "pasivo indeseable" en los balances de gobiernos y empresas trasnacionales a escala global.
Durante las crisis (como la que hoy vive el sistema capitalista) las empresas y bancos preservan sus rentabilidad "achicando costos".
Y las primeras víctimas, las variables de ajuste, son las masas asalariadas y los sectores más vulnerables de la sociedad que pagan la crisis de los ricos con despidos y reducción de sus salarios, mientras que los sectores más desprotegidos sufren el impacto directo de los recortes de los planes sociales y de ayuda a la pobreza de los gobiernos.
Quien trate de quitarles el control de los recursos esenciales a las empresas y bancos trasnacionales, antes deberá derrotar al poder militar nuclear de EEUU y de las potencias aliadas de la Unión Europea, gendarmes y reaseguros políticos de las corporaciones capitalistas que han convertido el planeta en una economía de enclave al servicio de la rentabilidad privada.
Dentro de esta ecuación (de un sistema de producción mundial solo orientado a la búsqueda de rentabilidad) se desarrollan dos efectos inversamente proporcionales: Un crecimiento récord de las fortunas personales y de los activos empresariales capitalistas, y un crecimiento récord (como consigna la ONU) de los pobres y hambrientos que ya alcanzan la mitad de la población mundial.
En el desenlace de este proceso (de concentración de riqueza con "población sobrante") se incuban las bases y el detonante de un "Apocalipsis social" que el sistema y sus analistas todavía no registran ni prestan atención.
Es un dilema que no figura en ningún debate ni discusión internacional, sencillamente, porque el pobre, el hambriento, no es mercancía rentable, está fuera del circuito del consumo y no genera dividendos.
Y el desenlace, no es profético sino matemático: ¿Qué va a pasar cuando la mitad de la humanidad que no come avance sobre sus verdugos?
La plaga del hambre que ya se extiende como una epidemia por las áreas empobrecidas del planeta genera las condiciones para un "Apocalipsis social".
Casi la mitad de la población del planeta -según la ONU- sobrevive en estado de pobreza o por debajo de la escala de supervivencia, sin satisfacer sus necesidades básicas de alimentación.
No hace falta mucha imaginación (el fenómeno ya se verifica en la realidad) para mensurar el factor apocalíptico masivo que representaría para el sistema el avance de ejércitos de hambrientos buscando comida para supervivir en las grandes urbes, enfrentando con la violencia a la represión militar o policial.
¿Qué puede detener a un hambriento? ¿Que puede perder un hambriento más allá de su vida que ya casi ni la tiene? Se trata del instinto de conservación, el primer sistema de señales que guía la conducta de un ser humano o de un animal en situaciones extremas de lucha por la supervivencia.
¿Acaso se utilizarían tanques, aviones y arsenales nucleares para detener a los miles de millones de pobres atacados de "hambre celular" que se abalanzarían masivamente sobre las ciudades para conseguir alimentos por los medios que fuesen?
¿Con qué discurso los políticos del sistema podrían contener a los atacados de incontinencia alimentaria y reencauzarlos por la senda de la "civilización" y de la "gobernabilidad democrática" capitalista?
¿Cuánta propiedad privada concentraría un "empresario" capitalista antes de que las multitudes de hambrientos saqueen su casa y destruyan todo lo que encuentran a su paso, incluso su vida y la de su familia?
¿Cuántas balas o misiles alcanzarían a disparar las tropas militares antes de ser destrozadas por las multitudes enfurecidas por el hambre y la reacción instintiva de la búsqueda de supervivencia a cualquier costo?.
No se trata de una revolución racional y planificada para la toma del poder político, se trata de la "barbarie" en su escala primitiva, una regresión al hombre prehistórico, sin ningún molde de "civilización" o de "convención social" que lo contenga en su búsqueda de alimentos para supervivir en la inmediatez.
Se trata, en última instancia, de una reacción inconmensurable de la masa de "población sobrante", que el estúpido, irracional y criminal sistema capitalista todavía no registra.
Manuel Freytas
Iar Noticias
Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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