AMIGOS SE ACABARON LAS VACACIONES, FIESTAS Y COSAS LINDAS QUE ESPERO HAYAN PASADO A UDS. VOLVEMOS AL DIARIO VIVIR Y COMIENZO ESCRIBIENDO SOBRE LA PAREJA, TEMA IMPORTANTE PARA EMPEZAR, ESPERO LES AGRADE
Las fronteras dentro de una relación de pareja
Para que una relación de pareja tenga éxito, es importante que ambos miembros de la pareja tengan una identidad definida. Si una persona no tiene claro quién es o no tiene una adecuada comprensión de sí misma y de lo que la hace única como persona, le puede resultar muy difícil mantener una relación de pareja que funcione correctamente.
Necesitamos tener claro quienes somos para poder comunicar claramente nuestros deseos y necesidades. Cuando nuestra identidad está bien definida, podemos apreciar en nuestra pareja esas cualidades que la hacen una persona única. Cuando ambos miembros de la pareja tienen una identidad clara y bien definida, la intimidad y conexión que se establece entre ellos es mucho mayor. Las semejanzas entre ellos los unen más, y las diferencias los ayudan a acrecer y aportan diversión y variedad a la relación.
El modo en que entendemos y trabajamos con las fronteras que establecemos entre nosotros y los demás, dice mucho acerca del desarrollo de nuestra identidad. Las fronteras personales son los límites que establecemos en las relaciones con otras personas, que nos permiten protegernos de invasiones no deseadas. Las fronteras nos permiten separar nuestros propios deseos y pensamientos de los de los demás y hacernos responsables de lo que pensamos y sentimos; nos ayudan a sentirnos únicos y diferentes. Las fronteras sanas son flexibles, pues nos permiten acercarnos a otros o dejar que se nos acerquen cuando lo deseamos y alejarnos de ellos cuando no deseamos su cercanía. Provienen de una autoestima sana y un buen concepto de uno mismo y la propia valía personal. Las fronteras nos protegen del abuso por parte de los demás y permiten una intimidad real y sincera.
Las fronteras insanas suelen tener su origen en familias disfuncionales. En familias en las que los adultos dan prioridad a sus necesidades ignorando las necesidades de seguridad, amor y respeto de sus hijos, maltratándolos, ignorándolos o tratándolos como objetos de su propiedad con quienes pueden hacer lo que deseen cuando deseen, los niños aprenden que las fronteras no importan. De hecho, pueden tender a invadir las fronteras de los demás, como sus padres han hecho con ellos, y no saben cómo alzar sus propias fronteras para protegerse del abuso de otros, porque, si alguna vez lo han intentado, han sido castigados o no ha servido de nada. Estos niños crecen sin haber desarrollado un sentido claro de su propia identidad.
De este modo, es posible que no establezcan fronteras o que, por el contrario, establezcan unas fronteras demasiado rígidas e inflexibles, levantando un alto muro protector entre ellos y los demás, lo cual les puede impedir establecer relaciones sanas de intimidad con otras personas.
Identidad no definida
Cuando una persona no tiene una identidad bien definida ni unas fronteras bien establecidas, tiende a hacer suya la identidad de su pareja. Se sienten totalmente perdidos sin pareja porque sienten que sin ella no son nada, no saben quienes son. Están dispuestos a hacer lo que sea para hacer que la relación funcione, aunque eso signifique renunciar a sus amistades, a sus deseos, a sus sueños, a su seguridad, a su trabajo, a su libertad e independencia o al respeto hacia sí mismos. Pueden soportar abusos y humillaciones sólo para mantener la relación.
Lanzarse a descubrirse a uno mismo puede ser un reto, pero resulta altamente gratificante y liberador, porque dejas de necesitar a una persona que te diga quién eres y empiezas a formar relaciones más reales.
Relaciones sin crecimiento
Algunas personas se aferran a la sensación de seguridad que les da su relación de pareja, consideran en todo momento que las cosas están bien como están e impiden todo cambio y evolución dentro de la relación. No exploran nuevos modos de estar y comportare en la relación, la cual se vuelve estática. Estas personas renuncian a sus sueños para mantener la seguridad de la relación, pues temen que si uno de los miembros de la pareja evoluciona y se siente realizado en su vida, no necesitará al otro miembro de la pareja y romperá o dañará la relación. Así, el cambio es visto como una amenaza.
La persona con fronteras sanas no renuncia a sí misma por la relación. Las fronteras sanas permiten que haya el suficiente respeto y confianza como para que ambos miembros de la pareja puedan crecer dentro de la relación sin sentirse amenazados por ello.