Nos has llamado, Tú, Señor
Que lucha, Señor, para encontrarte,
qué falta de luz para seguirte,
cómo se pierden nuestros pasos
en los caminos secos de la vida.
Cuánta angustia, Señor,
cuando oimos tu llamada
y no sabemos dónde está tu voz.
Ella quema el alma
angustia la conciencia,hace gemir el corazón.
En el silencio de las noches,
en la turbulencia de los días
en la paz de la alegría,
o en las lágrimas del dolor,
seguimos preguntando:
"Nos has llamado, tú, Señor!
¿en dónde estás"?
Por favor. . .
no te ocultes,
déjanos hallarte,
que sepamos dónde estás.
Mira. . .
El sol está cayendo
y tenemos miedo de que para siempre,
la oscuridad apague nuestros ojos y nunca. . .
te podamos ver,
ni sepamos de dónde,
para qué, ni a dónde nos llamaste.
Pero de pronto, en medio de la lucha y la fatiga
una chispa de tu amor
nos hace ver de dónde, para qué y a dónde nos llamaste.
Es cuando
sabemos que estás, inmanente y trascendente, en todas partes,
cuando sentimos que todo
trasluce tu presencia;
cuando ya no eres el Dios del cielo solamente
sino el Padre
que nos dio la vida
y que llevamos, gota a gota, en toda nuestra sangre.
Cuando salimos de nosotros mismos
y nos entramos en Ti, omnipresente y llenador del universo,
cuando te sales de nosotros, pobres egoístas,
y te entras en el mundo
para decirnos
"en todo yo existo
en todo me podréis hallar".
Entonces, nos parece "fácil"
encontrarte,
seguirte
y llegar a donde estás.
Cuando todo el mundo,
los cielos y la tierra,
la historia de los hombres,
su tristeza,
su angustia,
su alegría y su dolor
los amigos y enemigos
los hombres todos
nos hacemos sacramento de tu amor
entonces, nos parece "fácil"
encontrarte,
seguirte,
y llegar a donde estás.
Cuando
tu presencia entre nosotros
no es simple historia de pasado
sino vida,
comprendemos el sacramento de tu amor.
Y parece "fácil" encontrarte,
seguirte,
llegar a donde estás.
Cuando las cosas que tocamos
los seres que nos acompañan
lo que vernos,los recuerdos que vivimos
el futuro que imaginamos
y el presente que construimos,
se hacen sacramento de tu gracia
y son trasparencia de tu Ser,
entonces parece "fácil"
encontrarte,
seguirte,
y llegar a donde estás.
Cuando todo. . . todo. . .
trasciende hasta ti
parece "fácil" llegar a donde estás.
Señor, que caiga el velo
de los ojos que no ven
que todo es imagen tuya
presencia
de tu amor y tu bondad.