"Ciertas personas usan la palabra “difícil”: esto es difícil, es muy difícil, no es fácil… Cuando en realidad lo que quieren decir es que no lo harán.
Cuando le ponen la etiqueta de “difícil” es como archivarlo en el trastero de asuntos descartados. ¿Cuántos tienen un almacen de sueños rotos con esa etiqueta pegada en la caja? Al usar esa palabra expresan varias cosas a la vez. La primera es que ellos son “fáciles” ya que solo se atreven con lo fácil y no con lo difícil. Como son fáciles, sus logros también son fáciles.
Lo fácil lleva a una vida difícil, lo difícil lleva a una vida fácil. Creo que se entiende bien.
Profundicemos un poco.
Lo segundo que expresan al usar esa palabra es lo siguiente. Cuando declaran algo como difícil, incluyen sus miedos. Miedo a lo que sea: miedo a no saber hacerlo, miedo a lo desconocido, miedo al error, etc. Y ya sabemos que el miedo es la ausencia total de amor. Y el amor refleja la pasión del compromiso. Es decir, declarar algo como difícil muestra una gran falta de compromiso: presencia de miedo y ausencia de amor.
Recuerda que lo que nunca has hecho no puede ser difícil. Piénsalo.
Propongo no usar jamás (sí, jamás) esa palabra deprimente (“difícil”), erradicarla del vocabulario. Es una palabra tan perdedora como la palabra “fácil”. Dos conceptos surrealistas.
Puedes sustituirla por: complejo, interesante, apasionante, motivador… es decir toda palabra que exprese amor, pasión, compromiso… Y tu vida cambiará. Garantizado. Cuando yo me enamoré de todo lo “difícil”, mi vida se hizo sencilla, suave y apasionante. Di un salto cuántico y pasé a otro nivel. Compruébalo.
En resumen, cuando te comprometes con una intención, nada ni nadie puede detenerla. Solo uno mismo puede arruinar sus sueños e intenciones usando palabras como “difícil".
Rosa