Lo único seguro de la vida es la muerte
Me resulta inevitable no escribir otra vez más sobre el fin a la que estamos sometidos los mortales, a la que resistimos creyéndonos dioses del Olimpo, compradores de estrellas eternas, postergadores inconscientes.
Hace días una amigo escribía en su muro de Facebook que se había sorprendido de la cercanía de la muerte, pues un tipo que conoció hacía 6 meses, se había enfermado hacía 2 y ese día había muerto. Mientras él se distraía pensando como sobrevivir, sin tomar conciencia de lo cerca que está la muerte.
Me sorprendió su comentario, no por ceguera cognitiva, sino porque me he acostumbrado a leer señales de la vida en todos los momentos. Me di cuenta que una vez más, siempre esperamos que se den las circunstancias oportunas para actuar, o que corran los tiempos de requisitos necesarios para decirle a alguien te amo o jugarnos por amor. Como si la parca tuviera compasión de nuestra inocencia.
Y comienzo a sentir que la huesuda está cargada de trabajo; más de lo habitual, o tantos huecos cercanos hacen que esté más despabilada; que no avisa pero no tampoco traiciona; porque desde el nacer tenemos la cuenta pendiente; sólo que nos escabullimos, perdemos o escondemos creyendo que la flaquita nunca dirá “piedra libre para nosotros” y entonces dejamos todo para mañana.
¿Y si mañana no llegase? ¿Valdría la pena irnos sin haber besado lo suficiente? ¿Sin habernos entregado completos por amor? ¿Sin haber despertado a los sueños? ¿Con los bolsillos llenos de carcajadas? ¿Con los ojos repletos de ternura caduca?
Y repaso una y otra vez sobre la misma reflexión, lo terrible de la vida no es la muerta, es lo que muere cada día con nosotros, cuando no vivimos plenamente.
Pero que es ¿vivir plenamente? Es conectar con el amor, dejar de estar parados en el miedo. Reencontrarnos con nuestra naturaleza, dejar de buscar afuera, mirar adentro. Elegir las emociones que deseamos sentir, y desechar la posibilidad de reaccionar, como si otros eligieran nuestros pensamientos.
Párate en el amor deja los miedos de lado son pájaros que han hecho su nido en tu cabeza, y su trinar se hace insoportable…
Hermano, si hay algo que temer, que sea el no usar la vida para crecer, que la única manera de bien morir, es aprender a plenamente vivir. (Chamal

|