Hoy es un gran día. No, no me gané la lotto. Tampoco me reconocieron con un premio por mi trabajo como blogger. Simple y sencillamente, hoy retomo los Miércoles de Poesía. Ya se habían convertido en una tradición. Originalmente, como recordarás, publiqué textos de Mario Benedetti (1920-2009). Pero cometí un error. Estaba cerrando la poesía a la obra -grande y maravillosa- de Benedetti. Así que di paso a los Miércoles de Poesía donde todos los literatos tienen espacio. Hoy le toca el turno al escritor Juan Carlos Onetti (Uruguay 1909-España 1994). Hoy Miércoles de Poesía podrás leer
"Balada del ausente".
Entonces no me des un * motivo por favor No le des conciencia a la nostalgia, La desesperación y el juego. Pensarte y no verte Sufrir en ti y no alzar mi grito Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa, En lo único que puede ser Enteramente pensado Llamar sin voz porque Dios dispuso Que si Él tiene compromisos Si Dios mismo le impide contestar Con dos dedos el saludo Cotidiano, nocturno, inevitable Es necesario aceptar la soledad, Confortarse hermanado Con el olor a perro, en esos días húmedos del sur, En cualquier regreses En cualquier hora cambiable del crepúsculo Tu silencio Y el paso indiferente de Dios que no ve ni saluda Que no responde al sombrero enlutado Golpeando las rodillas Que teme a Dios y se preocupa Por lo que opine, condene, rezongue, imponga. No me des conciencia, grito, necesidad ni orden. Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron Giro hacia el mundo y su secreto de musgo, Hacia la claridad dolorosa del mundo, Desnudo, sólo, desarmado bamboleo mi cuerpo enmagrecido Tropiezo y avanzo Me acerco tal vez a una frontera A un odio inútil, a su creciente miseria Y tampoco es consuelo Esa dulce ilusión de paz y de combate Porque la lejanía No es ya, se disuelve en la espera Graciosa, incomprensible, de ayudarme A vivir y esperar. Ningún otro país y para siempre. Mi pie izquierdo en la barra de bronce Fundido con ella. El mozo que comprende, ayuda a esperar, cree lo que ignora. Se aceptan todas las apuestas: Eternidad, infierno, aventura, estupidez Pero soy mayor Ya ni siquiera creo, En romper espejos En la noche Y lamerme la sangre de los dedos Como si la hubiera traído desde allí Como si la salobre mentira se espesara Como si la sangre, pequeño dolor filoso, Me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil. Muerto por la distancia y el tiempo Y yo la, lo pierdo, doy mi vida, A cambio de vejeces y ambiciones ajenas Cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas. Volver y no lo haré, dejar y no puedo. Apoyar el zapato en el barrote de bronce Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad, su diminuto no ser. La paz y después, dichosamente, en seguida, nada. Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará arrugas, no me inflará las mejillas Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro que no se cumplirá