DEFENSA DEL SER.
No somos más que un pañuelo agitado por el viento de los muelles. Nuestro deseo es llegar, pero siempre nos vamos. Somos una risa interrumpida por el invierno; una mañana con sol súbitamente invadida por los ejércitos de las nubes; una tarde tranquila sorprendida por la lluvia; una noche con la luna cubierta de pronto por el temporal. Pero somos y eso no nos lo quita el viento.
No seremos, pero hemos sido. Sirva esto para seguir andando por el camino siempre interrumpido, para saber que nuestros ojos siempre podrán distinguirlas figuras que viven en la otra orilla del abismo.