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Otras Realidades: El Karma es un Juego Arreglado
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De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 17/06/2013 22:58 |
El Karma es un Juego Arreglado
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La Influencia Arcóntica en la Psicología Humana y en el Orden Social
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Este ensayo es una tentativa de explicar uno de los aspectos más
desconcertantes de la experiencia humana:
el "karma", es decir, el
mecanismo de causa y efecto en el comportamiento humano.
Si no fuere
un desafío lo bastante difícil, interpretaré algunos pasajes del
Apocrifón de Juan, un texto que presenta material sobre los Arcontes,
único en el corpus de escrituras gnósticas.
Mi objetivo es mostrar
que los gnósticos tenían una visión extremadamente sofisticada del
auto-engaño humano, sobre todo en cuanto a moralidad y
responsabilidad.
La palabra sánscrita karma significa simplemente "acción", pero más
exactamente "activación", el modo en que una acción conduce a otra
en una reacción en cadena, en que cada acto en la cadena activa al
siguiente.
El hinduísmo y el budismo se refieren a la "ley del
karma" como si fuese una fórmula obligatoria de alguna manera
implementada por autoridades cósmicas, o quizás debido a una cerrada
repetición de intercambios de energía en el universo.
De acuerdo a
la definición habitual, la ley del karma asegura que cada acto
retornará finalmente a su hechor de un modo equivalente.
El bien
retornará con algo bueno; el mal con algo malo. La ley funciona a
través de todos los acontecimientos en el curso de la vida, un
proceso aparentemente inexorable del destino, y se extiende más allá
de los límites de la mortalidad. Las condiciones sufridas o
disfrutadas en esta vida son debidas a acciones en una vida
anterior.
El karma es a veces llamado "la ley moral de causa y efecto".
Se la
supone establecida para animar a hacer buenas obras, hechos
afectuosos, y para apartarse de las acciones malas, dañinas y
destructivas. La formulación cristiana es "lo que usted siembra,
aquello usted cosecha".
Sin Retribución
La función compensadora del karma es a veces llamada la retribución
kármica, es decir, un reembolso.
Una persona que hace daño a otros
sufrirá el justo castigo, sufriendo daño a su vez, etc. En el hinduísmo y el budismo, las enseñanzas sobre el karma son
inseparables de la hipótesis de la reencarnación.
¿Por qué?
Generalmente se cree que el karma debe actuar a través del tiempo,
abarcando muchas vidas, porque es un principio universal.
Éste es un
elevado concepto de la moralidad, en verdad. Implica que cualquier
acción emprendida por una persona cuando está viva tendrá
repercusiones y ramificaciones después de que ella muera, y
finalmente rebotará sobre el hechor que ha nacido de nuevo, para
bien o mal.
De esta manera, hay un poder aleccionador de largo plazo
en la doctrina del karma.
La tibetana Rueda de la Vida, ilustrando la rotonda kármica de los
tres venenos, los seis reinos y los doce eslabones (nidanas) en la
cadena de renacimientos.
Un dispositivo de profunda enseñanza
psicológica, quizás, pero ¿realmente representa las leyes que actúan
en la moralidad humana, equivalentes a las leyes de la Naturaleza?
En otras palabras, ¿es este diseño un cuadro verificable de
reacciones en cadena que ocurren mecánicamente en el comportamiento
humano, o es sólo una estratagema, un modelo útil para leer el
comportamiento?
¿Representa esto cómo realmente actúa el
comportamiento, o simplemente presenta un
esquema para interpretarlo?
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De: Marti2 |
Enviado: 17/06/2013 22:59 |
La reencarnación misma es un asunto complicado.
La veracidad de la
retribución kármica depende de si se asume que las vidas sucesivas
realmente demuestran un patrón de causa y efecto. Esta premisa puede
ser imposible de verificar, dejando a la ley del karma incierta
sobre algo que permanece no demostrado, si es que no improbable. Sin
embargo, hay un modo simple de explicar por qué se invoca la
reencarnación cuando la doctrina del karma es promulgada.
En la
realidad normal, el karma no es demostrable. No coincide con los
hechos de la realidad. Es no-intuitivo y no-evidencial, no apoyado
por los hechos de la experiencia humana.
El karma desafía el sentido
común y choca bruscamente contra lo obvio.
En los asuntos humanos, es indiscutible que la gente frecuentemente
hace daño sin que reciba un daño a cambio, y las buenas acciones
suelen no ser recompensadas, o, como un cínico dijo, "ninguna buena
acción queda sin castigo".
La gente buena sufre daños atroces. La
gente mala se sale con la suya. El engaño es desenfrenado y muy
frecuentemente nunca expuesto. De ser expuesto, no es castigado. A
los perpetradores casi nunca se les piden cuentas. Hay muy poca
justicia en la realidad humana.
Éste es un hecho claro y brutal de
la vida que debe ser ignorado por un acto consciente de negación.
La evidencia desnuda de la experiencia hace obvio que la
compensación kármica es puro cuento (bullshit). La gente de vez en
cuando consigue lo que merece, por supuesto. Y es más satisfactorio
cuando esto sucede. Muchísimas películas de Hollywood basan su
atractivo sobre esta perspectiva. Pero por regla general, ése
ciertamente no es el caso, y no es algo con lo que se debe contar.
Actos horribles ocurren sin que el autor sea conocido o hecho
responsable. Los que llegan a ser conocidos y se demuestra que son
culpables de actos atroces a menudo andan en libertad. Ellos hacen
alarde de la impunidad. Esta situación es difícil de aceptar, pero
sin embargo la evidencia está en todas partes en el ordenamiento
social, en la política, en los asuntos íntimos y familiares.
Aquellos que cometen hechos malos raramente reciben lo mismo a
cambio, aunque eso pueda suceder en situaciones específicas de
guerras de pandillas o enemistades de la Mafia.
En tales casos, sin
embargo, no resulta necesario suponer que funciona una enorme ley
impersonal del karma. La gente toma venganza o ejerce la violencia
recíproca. Ninguna ley cósmica se requiere allí.
De allí la referencia a la reencarnación:
si no puedo mostrarle cómo
la acción hiriente de una persona es compensada con un daño
equivalente hecho a aquella persona, porque no es evidente en el
curso de los asuntos humanos, entonces volveré fácilmente al
escenario de las vidas sucesivas:
El tal por cual no recibe su
merecido en esta vida; bien, pero lo recibirá después, puede estar
seguro de ello.
La reencarnación, que no puede ser demostrada, es
invocada para apuntalar una premisa que es rotundamente refutada por
los hechos de la vida.
Este es un ejemplo de lo que los
existencialistas llaman mauvaise foi, mala fe, es decir, creer o
pretender creer algo que usted sabe que no es verdadero, para alguna
segunda intención, a modo de consuelo o sentido de la justicia, o
simplemente por una completa incapacidad para aceptar la amarga
verdad.
El cristianismo y el Islam son religiones cuyos adherentes por lo
general no consideran o no aceptan la reencarnación.
Pero la noción
de la retribución kármica es inherente a estos sistemas de creencias.
Si no hay ningún proceso de reencarnación que asegure el justo
castigo, no hay problema, sólo déjeselo al Creador.
De aquí la
creencia en la retribución divina que figura tan marcadamente en
aquellas religiones: Dios castigará a los malhechores y recompensará
el buen comportamiento del fiel, quienes tienden a ser oprimidos y
abusados; el juicio divino prevalecerá sobre cada persona e incluso
sobre el drama de la Historia. Cristianos y musulmanes se aferran
por igual a esta convicción con vehemente intensidad.
Imagine cómo sería vivir sin la garantía de la retribución:
presenciar lo que pasa en el mundo, el espectáculo en curso de la
injusticia, y renunciar totalmente al consuelo del justo castigo. En
las mentes de los fieles, vivir sin recompensa no es una opción. Es
una perspectiva terriblemente espantosa. Es intolerable en extremo.
Esto destroza la mente y angustia al corazón. Y lo que es peor, abre
la entrada al caos moral.
Después de todo, si no hay ninguna
compensación, ningún sistema de castigo y recompensa que actúe sobre
el comportamiento humano, entonces cada uno es libre de hacer lo que
quiera sin preocuparse por las consecuencias que puedan recaer sobre
el hechor.
Como no habrá ninguna consecuencia indeseada para mí,
puedo hacer lo que me dé la gana, actuando para dañar o beneficiar a
otros, de una u otra forma, libre de una acción recíproca sobre mí,
de cualquier modo.
Vale la pena notar que las buenas acciones, realizadas con compasión,
en una manera benévola y no egoísta, sólo porque se siente bien
hacerlas y los resultados para otros son felices y productivos, no
requieren ser correspondidas.
Como Walter Kaufmann observó en su
crítica de la moralidad "prudencial" de la fe judeo-cristiana, un
acto realmente moral es hecho sin la preocupación cautelosa por cómo
esto beneficia al hechor, es decir, por la recompensa del favor de
Dios o de la vida eterna después de la muerte. Los actos malvados y
engañosos, por contraste, siempre son realizados con la preocupación
por las consecuencias para el hechor. Volveré sobre este punto al
final de este ensayo.
Los adherentes a las religiones abrahámicas del judaísmo,
cristianismo e islamismo, son llamados "la gente del Libro" porque
ellos confían en las reglas de conducta que se encuentran en libros
atribuidos a una autoría divina:
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la Torá
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la Biblia
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el Corán
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De: Marti2 |
Enviado: 17/06/2013 23:00 |
Tal
gente universalmente está de acuerdo en que el comportamiento bueno
y "moral" sólo es posible entre los seres humanos por seguir ciertas
reglas prescritas.
El argumento para la fe en Dios está
estrechamente unido al argumento para el orden moral respaldado por
una entidad sobrehumana, y esto supone que tal autoridad es la única
base para la moralidad.
Sin reglas dadas por Dios, impuestas por un
sistema de recompensa y castigo, ¿por qué alguien haría algo salvo
seguir sus propios impulsos egoístas?.
Obviamente, la mala fe en la retribución kármica (puesta en práctica
por un dios o por una ley cósmica impersonal, no hace diferencia)
tiene un enorme efecto de control sobre el comportamiento humano,
manteniendo a la gente en orden. Sin retribución habría una anarquía
moral total.
Pero quizás valdría la pena considerar a qué realmente
se podría parecer la "anarquía moral".
Me referiré a aquel tema al
final del ensayo.
Influencia de los Arcontes
El Apocrifón de Juan es un largo texto cosmológico que aparece en
tres versiones en los
códices de Nag Hammadi, e independientemente
en otro texto copto, el códice de Berlín. Es un tesoro de
oscuridades deslumbrantes y delirios teológicos arcanos.
En el cajón
de sastre de los escritos gnósticos coptos, este texto es único
porque contiene dos rasgos no encontrados en otra parte en aquella
literatura por lo demás redundante. Como suele suceder, estos dos
rasgos se refieren a dos preguntas claves que con frecuencia
aparecen en la discusión sobre
los arcontes, los malévolos
embaucadores de que habla el gnosticismo.
Estas preguntas son:
¿Qué papel, si es que alguno,
jugaron los Arcontes en la creación del cuerpo humano?
¿Cómo influyen los Arcontes en el
curso actual de las acciones emprendidas por los seres humanos,
es decir, cómo ellos afectan al karma?
Demás está decir que éstas son preguntas bastante amplias.
Tengo que
informar que el Apocrifón de Juan no proporciona nada como respuesta
clara y adecuada a una u otra pregunta. Lo siento por eso. Sin
embargo, presenta una base provisional para tales respuestas, si la
inferencia y la extrapolación son permitidas.
Objetable como pueda
ser este método para algunas mentes, la inferencia y la
extrapolación son los ejercicios a seguir, con moderación y rigor,
para conseguir algo viable de la literatura gnóstica. A aquellos que
objetan mi bien conocida técnica en este aspecto, les digo:
demándenme. A aquellos que siguen mi tendencia, debo advertir que
las respuestas que pueden ser desarrolladas a partir de este
material no son simples.
Por otra parte, aunque las explicaciones
requeridas para ambas respuestas sean complicadas, el resultado de
estas explicaciones puede ser sorprendentemente simple.
En este
ensayo sólo me remitiré a la segunda pregunta.
Al exponer el origen, los motivos y métodos de los parásitos de la
mente que son los Arcontes, las escrituras gnósticas nos confrontan
con la intimidante cuestión de su influencia sobre la Humanidad.
Esta influencia puede ser caracterizada por tener varios vectores.
Primero, los arcontes afectan a la gente mediante una insinuación
subconsciente o sub-liminal.
A este respecto, ellos funcionan
mediante un vínculo telepático con la especie humana, con nosotros,
sus primos cósmicos, como la cosmología gnóstica nos informa. No
todo lo que sucede en la mente humana se origina allí.
La
insinuación específica de los arcontes es evidente en el pensamiento
religioso y espiritual, sobre todo en el virus mental del salvacionismo y
el complejo del mesías.
Los gnósticos advirtieron
explícitamente que los arcontes infectan al pensamiento humano con
falsas ideas religiosas, incluyendo la creencia en una mente maestra
masculina o autoridad paternal, el dios padre de fuera del planeta.
La exposición gnóstica de la influencia arcóntica es una doble
contrariedad:
el jefe supremo de la colmena de los arcontes, el
Demiurgo, es la misma entidad que sería reconocido como el único y
supremo y dios creador, si es que la ilusión religiosa insinuada por
los arcontes hace su efecto.
El Demiurgo mismo está terriblemente
engañado, creyendo que él es la única deidad cósmica responsable del
Cielo y la Tierra, y el iniciador de la creación de la raza humana.
El dios de la fe abrahámica existe, por cierto, pero
él es un
demente depredador alienígena inclinado a engañar y a esclavizar a
la Humanidad; tal es la extraña advertencia de los videntes
gnósticos en los Misterios.
¿Pero cómo realmente los Arcontes afectan a la especie humana,
aparte de las ilusiones infames que ellos pueden engendrar en
nuestras mentes?
Mediante otro vector de influencia, ellos usan la
falsificación y la simulación para desviar nuestra atención de la
realidad del potencial humano, los talentos de nuestra especie como
el pensamiento racional y la imaginación, y para distraernos de la
presencia de la Naturaleza y del poder sobrenatural que está dentro
de la Naturaleza.
He hablado de esta táctica de la contra-imitación
con mucho detalle en mi libro "Not in His Image".
Ialdabaoth, el
nombre gnóstico para Yahvé, es llamado el espíritu de la
falsificación. La palabra copta para "simulación", HAL, denota la
firma de los arcontes, quienes pueden imitar pero no crear.
Ellos
son una especie mímica. Ellos imitan nuestras facultades para substituír su mentalidad por la nuestra propia, y por lo tanto
viviendo sustitutamente (vicariamente) por medio de nosotros.
Como
dijo Castañeda, ellos funcionan como "una instalación foránea" en
nuestras propias mentes.
Tanto en términos psicológicos como parapsicológicos, el perfil que
los gnósticos hacen de los arcontes es realmente sofisticado, y
merece una consideración cuidadosa y respetuosa.
Es sin duda el
paradigma descriptivo más lúcido del control mental sub-liminal
producido por la mente humana. Descártelo bajo su propio riesgo.
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De: Marti2 |
Enviado: 17/06/2013 23:01 |
Adulterio Cósmico
Toda esta materia dia-gnóstica es instructiva, pero nosotros
realmente queremos saber cómo los arcontes pueden en efecto deformar
y desviar el comportamiento humano, si es que ellos lo pueden hacer
de alguna manera, y yendo más allá, llevar a cabo su insinuación
subconsciente.
El Apocrifón de Juan tiene alguna sorprendente y
desconcertante información sobre este asunto. Me concentraré en un
pasaje clave.
La Biblioteca Gnóstica Copta en cinco volúmenes presenta las cuatro
versiones de este texto en columnas repartidas en páginas
enfrentadas. La parte superior de las columnas da el texto copto y
debajo pone las traducciones. Usted puede leer las cuatro versiones
en paralelo. La maldita cosa se prolonga por 95 páginas. El texto
más completo de las cuatro versiones, NHC II, 2, tiene 32 pasajes.
Un poco después de las dos terceras partes del camino por esta obra,
en el pasaje 27, encontramos un acontecimiento notable:
«Cuando el Gobernante Principal (jefe supremo arconte) comprendió que ellos [los seres humanos] estaban exaltados por sobre él en las
alturas y que ellos lo superaban en pensamiento, y que él no sería capaz de atraparlos... Él hizo un plan con sus autoridades (exousiai), que son sus poderes, y juntos ellos cometieron adulterio con la Sabiduría (Sofía) y un amargo destino (heimármene) fue engendrado a través de ellos, que es el último de los grilletes cambiantes, y es de la especie de los intercambiables, y es más duro y más fuerte que aquella con quien los dioses se unieron y los ángeles y los demonios y todas las generaciones hasta este día».
Esta convincente descripción de un sistema de atadura kármica con "grilletes"
recuerda la cadena budista de eslabones reencarnacionales, los
nidanas, dibujados alrededor de la periferia de la Rueda de la Vida.
Creo que este pasaje presenta el equivalente gnóstico de la
doctrina
budista del karma, pero la enseñanza gnóstica no debería ser
identificada punto por punto con la doctrina budista.
Tiene quizá
una lección diferente para enseñar sobre la causa y el efecto moral.
Para parafrasear libremente en jerga mitológica:
La Divina Sofía
hace un trato con el jefe supremo arconte, permitiéndole que sus
esbirros sujeten las acciones humanas con cadenas de alguna clase.
Éstas son las cadenas del heimármene, las obras del destino, o,
traducido más integralmente, el arrastre de la compulsión ciega, un
acto que obliga al siguiente.
Cuando los arcontes cometen adulterio
con Sofía, la diosa permite que algo en la composición natural de la
Humanidad sea adulterado por la influencia arcóntica. Por "adulterio"
se entiende la adulteración, la inclusión de un elemento foráneo o
extraño, tal como el jarabe de maíz puede ser usado para adulterar
la miel.
El resultado es que los arcontes ponen una tendencia entrópica en el comportamiento que de otro modo sería libre para
ejercer la auto-corrección y la auto-regeneración, tal como el
aditivo de jarabe de maíz tuerce la química natural y el valor
nutritivo de la miel.
En pasajes anteriores partiendo desde el número 19 se establece la
superioridad de la Humanidad sobre los arcontes.
Por medio de nous,
la inteligencia divina, y la luminosa epinoia, la imaginación, los
humanos pueden corregirse a sí mismos y mantener su comportamiento
de acuerdo con todo lo que es bueno y productivo y consecuente con
los diseños últimos de la vida. Los humanos tienen una gran ventaja
sobre la horda arcóntica, según dice el texto repetidas veces.
Incluso los arcontes saben esto:
«Y el Jefe Principal (jefe supremo arconte, Ialdabaoth) sabía que la especie humana era desobediente a él, debido a la luz de la imaginación (epinoia) innata en la Humanidad, y que la hizo más correcta en su pensamiento que el Jefe Principal»
(II, 2: 22 y sigs.)
Los Arcontes no pueden competir con la imaginación humana, la
mismísima facultad innata en la Humanidad para la detección y
derrota de aquellos parásitos de la mente.
Pero el texto dice que el
jefe supremo de los arcontes ordena un cierto poder:
"él indujo un
trance sobre Adán", pero no como el trance inducido a Moisés, un
estupor de sueño, sino que más bien "fue sobre su percepción (aisthesis)"
(ibíd),
...significando que los arcontes pueden realmente nublar y
sesgar nuestra percepción, lo que ellos hacen principalmente por
medio de HAL, la simulación.
Pero hay que añadir que nosotros
llevamos a cabo las simulaciones, los actos del modelado y la
imitación, mediante los cuales ellos nublan nuestra percepción.
Incluso en su mejor momento, el poder arcóntico sobre la mente
humana es tomado prestado de la mente.
Ahora aquí está el problema: aunque nosotros los humanos somos
inmensamente superiores a los arcontes, no ejercitamos
automáticamente nuestra ventaja, sino que más bien necesitamos una
prueba o un desafío para activarla.
Tal como otros animales en la
Naturaleza necesitan una señal del medioambiente para desencadenar
sus programas instintivos - los castores responden a las señales
estacionales construyendo represas, por ejemplo - así los humanos se
benefician de la activación de su atributo único, la luminosa epinoia, el poder de la imaginación.
De esa manera Sofía, que
proporcionó estas capacidades superiores en la raza humana en primer
lugar, da a los arcontes una ligera ventaja en su juego contra la
Humanidad permitiéndoles dar las señales desencadenantes.
Enfrentando a estos embaucadores, la especie humana es desafiada a
usar su imaginación para su misma supervivencia.
Los Arcontes son
tanto agentes como expresiones del poder del engaño en la mente
humana, y no sólo de un modo general:
con nosotros ellos co-efectúan
la capacidad de auto-engaño de la especie humana entera.
Comprender que no estamos solos en el engaño a nosotros mismos, sino
siempre involucrados en una orquestación cósmica, un juego amañado,
es la gran verdad para la liberación de la especie humana de todas
las formas de engaño, manipulación y esclavitud.
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De: Marti2 |
Enviado: 17/06/2013 23:02 |
Compulsión Ciega
Bastante claro, quizás, pero ¿cómo la arcóntica señal desencadenante
"adultera" el potencial humano?
El aditivo (equivalente al jarabe
de maíz en la miel) es una tendencia al trance, a la auto-hipnosis o
auto-sugestión, como el texto claramente lo indica. Aquella
tendencia es puramente arcóntica.
En efecto, Sofía permite que los
arcontes induzcan un factor de trance en las mentes humanas, como si
usted interrumpiera el mecanismo del oído interno para tener a
alguien ligeramente mareado y desequilibrado. Lo que es puesto en
desventaja es la percepción, debido a la turbiedad de la sugestión:
simplemente sugiera que algo sea visto de un cierto modo y la gente
tenderá a verlo de esa manera.
De aquí proviene la magia de la
publicidad. De aquí el impacto de las operaciones psicológicas de
Inteligencia que utilizan tecnología de simulación. Sofía lo hace
así, de modo que al descubrir el engaño de la auto-sugestión podemos
detener la ilusión en su raíz y elevarnos a nuestro verdadero
potencial, usando la imaginación para mezclarnos en la realidad
sublime de los designios terrestres más bien que en la fantasía y la
evasión.
Bien, hasta ahora. Estamos a mitad de camino para la exégesis
completa del pasaje sobre el heimármene.
El Apocrifón de Juan
sugiere que la tendencia ilusoria no ha sido simplemente dejada para
funcionar como una disposición mental, sino que real y
funcionalmente está "instalada" en el mecanismo del comportamiento
humano, corporalmente activo.
La compulsión ciega del destino se
debe a la manera en que la conducta se repite, al imprimirse a sí
misma en el organismo humano, al estilo de la Programación Neuro-Lingüística.
Nuestra esclavitud hacia el karma reside en esto:
conductualmente, nos imitamos a nosotros mismos.
Ahora bien, comprendo que la mezcla del lenguaje mitológico con el
análisis psicológico no funcionará bien con algunas personas, pero
simplemente no hay ningún otro modo de enmarcar el diagnóstico aquí.
La metáfora mitológica,
"Sofía hace un trato con los arcontes,
permitiéndoles atar el comportamiento humano funcionalmente en
modelos de compulsión ciega", describe la realidad psicológica
vivida físicamente.
La actividad compulsiva marca al organismo
humano para reproducirse a sí misma en patrones que siempre se
repiten (cadenas intercambiables), pero es luego implementada
mediante acciones diferentes, de sólo una vez (cadenas cambiantes).
Por ejemplo, el ebrio que golpea a la esposa que es la posibilitadora de su adicción, repite un patrón compulsivo de abuso,
y ella repite su participación en aquel modelo, pero cada vez que
aquello sucede, ellos son dos personas que realizan acciones
distintas en aquel momento en el tiempo.
Cada vez que él la golpea
en la cara es un caso único de abuso físico, aunque su acto exhiba
un patrón repetitivo de abuso.
El poder corpóreo de la compulsión de la repetición ata a la especie
humana a un destino,
"más duro y más fuerte que aquella con quien los
dioses se unieron y los ángeles y los demonios y todas las
generaciones hasta este día".
Sofía realmente asume un riesgo con
nosotros al permitir al karma funcionar corpóreamente y no
simplemente como un proceso mental. Me atrevería a decir que ella
hace eso porque nuestro atributo divino de la epinoia es también
corpóreo, y corre ese riesgo para igualar y dominar al otro.
(En este punto, vea mi libro "No a Su Imagen
-
Not in His Image", cap. 22, Imaginación
Divina:
«La Epinoia es el poder director de la imaginación, el
verdadero factor salvador en la gnosis. El Apocrifón de Juan cuenta
cómo la Divina Sofía, cuando ella comprendió el problema que la
Humanidad afrontaría con los Arcontes, dotó con "la luminosa Epinoia"
a Zoe, la fuerza de la vida, de modo que en nuestra composición
biológica lleváramos una capacidad imaginativa»).
La esencia del karma en el modelo gnóstico no es la recompensa y el
castigo, como puede verse en el credo abrahámico de la retribución
divina y, de otro modo, en la doctrina hindú-budista del
renacimiento.
Más bien es la compulsividad pura la que se alimenta
de sí misma y se llena de surcos en la repetición estereotipada. El
trato con los Arcontes liga cada acto humano a un arrastre corporal,
de modo que un acto hecho automáticamente tiende a producir un acto
similar o uno opuesto y compensador, por la misma persona. La idea
clave aquí es el hecho de ser arrastrado por una fuerza
(entrainment), que es lo que significa heimármene.
La cadena de la
esclavitud kármica no hace que una buena acción genere otra buena
acción, ni tampoco hace que un mala acción genere otra mala acción,
cualitativamente hablando.
Simplemente hace que cualquier tipo de
hecho se haga repetitivo y tome una vida propia. Siendo esto así,
alguien que daña a otros es condenado por sus propias acciones a
seguir haciendo eso hasta que se auto-corrija o hasta que alguien
más lo corrija, o lo detenga, o le deje frío y muerto.
La compulsión
de la repetición fuerza al hechor hacia la auto-corrección, o bien
la completa entropía física de la repetición causará finalmente la
ruina del hechor.
Así es cómo Sofía establece el karma humano: sin un sistema de
recompensa y castigo, excepto por la recompensa o castigo que uno se
causa a sí mismo por la acción ciega y compulsiva. Un acto
genuinamente libre no tiene ningún mérito o detrimento, ninguna
consecuencia derivada en forma mecánica para el hechor.
Repito:
la
acción liberada no tiene ninguna consecuencia externa o extraña para
su autor. Su consecuencia, si es que hubiera alguna, está implícita
en el puro placer de su realización, en el gesto en su perfecta
transitoriedad.
La conclusión de sentido común de este arcano diagnóstico conductual
es:
aquellos que hacen daño seguirán haciéndolo y nunca atraerán el
castigo desde el orden cósmico, ya que no hay ningún tal sistema de
retribución. Entonces ellos verán lo que están haciendo y se auto-corregirán,
o sólo lo harán hasta el final cuando ellos se desgasten, o se
autodestruyan en un violento estallido, si es que no son detenidos
primero por alguien.
La opción de auto-corrección significa que no
hay ninguna responsabilidad desde fuera de la voluntad soberana de
cada individuo solitario.
No hay ningún sistema cósmico de
compensación moral. No hay ninguna justicia ordenada en el universo,
aunque la justicia pueda ocasionalmente ser alcanzada por la
iniciativa humana en ciertas situaciones. El malhechor que daña y
engaña a otros, y que no puede auto-corregirse, sólo puede ser
detenido por otro individuo, en una interacción directa y de primera
mano.
¿Cuántas películas de Hollywood no describen aquella obvia
verdad?.
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De: Marti2 |
Enviado: 17/06/2013 23:02 |
Al Fin La
Anarquía
El karma como compensación moral es una mentira, pero el juego
conductual del heimármene funciona exactamente como se pretende que
funcione.
El juego ya ha sido arreglado por la tendencia arcóntica
que Sofía permite:
el factor del trance o el poder de la sugestión.
El mecanismo de la entropía moral funciona en el cuerpo humano, en
el circuito fisiológico y neurológico que sostiene el comportamiento
y retiene los patrones conductuales.
Si Sofía no permitiera que eso
ocurriera de esa manera, experimentaríamos una resistencia total de
mente y cuerpo, saltando de un momento de máxima expresión al
siguiente, corrigiéndonos y mejorándonos en cada singular acción
tomada.
Pero nunca nos engañaríamos a nosotros mismos ni llegaríamos
a ser mucho más sabios por el hecho de comprender la acción.
Debido
a la compulsión, nos agotamos y nos desgastamos, conductualmente
hablando. Pero vencer la compulsión nos da un impulso, un espíritu
especial, que no surge en el constante empuje libre de obstáculos de
nuestro potencial. Los Arcontes proporcionan la resistencia contra
la cual generamos una liberación cada vez más alta de potencial.
Desde el punto de vista de Sofía, se trata de una justa compensación:
sin aquel desafío a nuestro potencial, no iríamos tras el alcance
óptimo de nuestra especie. Con el desafío, los arcontes consiguen
jugar su juego.
Pero la auto-corrección puede ser realizada en cada
situación donde ellos se inmiscuyen.
Ya he señalado que una buena acción no busca una compensación. O si
lo hace, es la moralidad cautelosa la que está en acción.
"Kaufmann,
en The Faith of a Heretic, sostiene que la moralidad judeo-cristiana
"no conoce el valor de una acción hecha por su propio bien", sin la
expectativa de la recompensa (o del castigo).
'La ética del Antiguo
Testamento es una ética de prudencia y recompensas, como si el punto
fuera que ser bueno rinde beneficios'."
(en "No a Su Imagen")
No
rinde beneficios ser bueno; ése es un hecho brutal. Podría, pero no
necesariamente. En la expresión de la bondad innata no se busca
ninguna rentabilidad. O no se necesita.
Vale la pena notar que hay a menudo más vigor involucrado en hacer
daño que en hacer el bien. La gente malévola y maliciosa puede ser
poseída por determinaciones realmente demoníacas.
"Los mejores
carecen de toda convicción, mientras los peores / están llenos de
una intensidad apasionada".
(Yeats, La Segunda Venida)
¿Por qué?
Porque para persistir en hacer daño usted tiene que trabajar
enérgicamente contra el orden natural de las cosas y contra la
disposición benigna del animal humano, pero la entropía arcóntica
que le da el carácter a la compulsión ciega aumenta cuando usted se
resiste a ella.
Para vencer aquella tendencia entrópica usted
requiere continuamente exagerar su sistema y encauzar sus fuerzas.
Por otra parte, es natural actuar con bondad y fluír con el universo,
cooperando con la belleza y la elegante funcionalidad de la vida.
Uno nunca se cansa de hacer el bien, y entonces uno no tiene que
hacer un súper-esfuerzo para persistir en aquel comportamiento, al
cual estamos naturalmente predispuestos, como la ética pagana afirma.
Pero los criminales pueden prosperar en la amplificación de la
fuerza vital requerida para persistir en el comportamiento abusivo y
controlador. Ésta es otra amarga verdad de la manera en que las
cosas son en la condición humana.
No hay ningún karma como nos ha sido enseñado. Nadie tiene la
autoridad para hacerlo responsable de lo que usted hace, ni siquiera
Dios. Ni siquiera Sofía, el animal madre planetario. Sólo usted
puede hacer eso por sí mismo.
La palabra "anarquía" está compuesta
por la raíz "arjé", que también se encuentra en "arconte".
La an-arquía
es la condición de negación de lo arcóntico.
La anarquía está contra
toda autoridad salvo la que reside en la voluntad soberana de una
persona individual. No existe tal cosa como el karma
considerado como un sistema de recompensa y castigo. Ésa es una
completa patraña de hombres viejos para intimidar a los niños.
Usted
es libre de hacer lo que le plazca en la vida y de tratar a la gente
como desee, sin ninguna regulación moral prescrita de ninguna clase.
"Haz lo que quieras", como
Crowley notablemente aconsejó.
Aquel
adagio es sólo un poco menos de la mitad de una verdad esencial, y
una verdad a medias más peligrosa, en efecto. La otra mitad es que
cualquier cosa que usted haga sucede según un patrón de compulsión
ciega, a menos que usted vea dicha estructura y la venza.
Sólo
entonces usted es realmente libre de hacer lo que desee; pero no
estando todavía libre de la compulsión, usted no puede comprender
qué es realmente ser libre.
La libertad depende no simplemente de
la independencia y de la capacidad para actuar, sino de la acción
libre de la repetición estereotipada, de la compulsión ciega, de la
entropía arcóntica, del heimármene.
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De: Marti2 |
Enviado: 17/06/2013 23:03 |
El Juego de Kali
El karma es un juego arreglado. La liberación del karma viene
primero al ver cómo está amañado, cómo el engaño arcóntico induce la
auto-sugestión y nubla la percepción, y luego simplemente al decidir
no jugar aquel juego.
En una perspectiva liberada, no hay ninguna
ley kármica según la cual usted pueda sopesar la causa y el efecto
de sus acciones. Imagine cómo se siente aquella clase de libertad.
A estas alturas en la historia humana, bien puede ser tiempo para
admitir cómo la compulsión humana está manipulada por una fuerza
adulterante en la mente. Cada uno está igualmente sujeto al factor
del trance, pero no toda la gente sucumbe ante él en el mismo grado.
Algunos especímenes humanos son completamente consumidos por ello.
Ellos han llegado a estar totalmente arcontificados. Ellos hacen
compras y matan con igual despreocupación. Hay muchos de ellos
circulando por estos días. De esa manera, encontramos una camarilla
de psicopáticos monstruos del control manejando los asuntos humanos.
Gran sorpresa. La instrumentación del comportamiento arcóntico es
actualmente tan penosamente obvia a escala global que Sofía puede
estar examinándonos con un ojo penetrante en la prueba que ella
dispuso para nosotros, comprobando los resultados.
Cada problema en
el mundo en general está amañado, orquestado, deliberadamente
instigado y engañosamente puesto en práctica y manejado:
la
crisis
de los alimentos está manipulada, el
colapso financiero está
manipulado, los
medios de comunicación masiva están manipulados, el
entretenimiento está manipulado, las elecciones democráticas están
manipuladas, las estadísticas están manipuladas, la
educación está
manipulada, las epidemias están manipuladas, las
vacunas contra las
epidemias están manipuladas,
Google
está manipulado, la
inminente
invasión OVNI está manipulada, el
calentamiento global
antrópico está manipulado, la Tercera Guerra Mundial está manipulada, el
terrorismo
está manipulado.
¿Cuánta manipulación se necesita antes
de que rompamos la manera en que el karma funciona y veamos a través
de la colusión ciega de una especie auto-engañada?.
El único factor decisivo en el tan anunciado "cambio planetario"
puede ser no un despertar espiritual masivo a través del globo con
cada uno de repente vibrando a la frecuencia más alta de sus cuerpos
de luz, sino algún acuerdo sobre esta percepción elemental: los
únicos problemas de la sociedad humana que no puede ser resueltos de
una manera relativamente feliz y productiva son los deliberadamente
creados.
Si no fuera por aquellos problemas, podríamos estar
resolviendo las cosas completamente bien. Pero usted no puede ganar
un juego que está arreglado para que usted lo pierda.
Pero hay buenas noticias, también, en este penosísimo diagnóstico
que llega ahora a su fin. Ver cómo el juego del karma está arreglado
trae liberación en términos de Kali, es decir, de acuerdo a la
metáfora del juego, que soluciona todas las formas de comportamiento
humano en
el Kali-Yuga. (Traducción: en el Kali-Yuga, cualquier
situación puede ser dominada poniéndola en la metáfora del juego).
Se podría decir que Sofía hizo un trato con los arcontes, pero es
Kali quien lleva a cabo el trato. Ella supervisa el involucramiento
humano con los poderes demoniacos del engaño y la manipulación. Ella
es llamada Durga, "invencible", porque ningún impulso arcóntico o
demoniaco en el universo puede derrotarla. Kali libera a la especie
humana de todas las ilusiones, incluyendo la ilusión de la
compasión.
Como Kali, Sofía ama correr riesgos, jugar a las probabilidades.
Esto es evidente en toda la Naturaleza en el modo en que Sofía lanza
los dados evolutivos espléndidamente para un triunfo minuciosamente
selectivo. La madre animal planetaria es en efecto teleológica,
orientada hacia objetivos, pero ella juega salvajemente con la
posibilidad y la novedad para conservar los márgenes de su mundo
abiertos y fluidos.
Ella ama atravesar los obstáculos como un niño
autista que conjuga las raíces cuadradas hasta 50 puntos decimales.
El escenario gnóstico del heimármene muestra cómo Gaia-Sofía ha
puesto en marcha una jugada precaria oponiendo a la especie humana
contra sí misma y con los arcontes como efecto multiplicador. Kali
supervisa el juego para un objetivo particular, porque la admisión
al Juego de Kali se convierte en una opción al salir del juego
amañado.
Usted no gana ese juego arcóntico, usted sólo lo abandona.
No hay ningún karma que dominar o vencer.
El acto realizado por su
propia belleza y placer es ya una iniciación a Kali.
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De: Marti2 |
Enviado: 17/06/2013 23:06 |
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