LA PRESENCIA DE LO AUSENTE
El ser humano tiene la tendencia a sabotear su propia felicidad,
y una de las maneras más comunes y efectivas
es la de buscar la más mínima imperfección
hasta en los escenarios más hermosos.
Entramos en un museo de arte
y empezamos a recorrer la galería donde se exponen
una decena de cuadros, colgados en línea, uno al lado del otro.
De pronto encontramos un espacio vacío en la pared,
entre dos obras.
Nunca saltearemos el lugar vacío
simplemente ignorándolo, al contrario,
nuestra atención se dirigirá tenazmente a ese lugar vacío,
el “ocupado” por el cuadro faltante.
En psicología se habla de la presencia de lo ausente.
Por supuesto que nuestra vida es una galería de arte,
y recorriéndola encontraremos siempre el hueco
de algunas cosas faltantes.
Más aún, cuando no falte nada quizás inventemos la obra
que podría estar allí para mejorar lo que se ve.
Todos somos capaces de imaginar una vida más perfecta,
lo destructivo en todo caso es que ese imaginario
sea utilizado para fabricarnos un argumento
que nos condene a vivir pendientes de lo que falta.
Jorge Bucay
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