“El diccionario define el verbo intentar como:
1. Tener el propósito de hacer algo.
2. Preparar o iniciar la ejecución de algo.
3. Procurar, pretender, tratar de hacer algo.
Lo cierto es que intentar, psicológicamente, implica y justifica un fracaso potencial, y, en muchas ocasiones, es el miedo ante la probabilidad de ese fracaso (o la incapacidad de reponernos ante los reveses), lo que nos aleja del éxito y nos convierte en abandonadores de proyectos y personas frustradas.
El tanto por ciento que cada persona pone en un intento, en una situación concreta, depende, no sólo de la dificultad de la situación en sí, de sus habilidades y de las circunstancias que la rodean, sino, básicamente, de su autoconfianza y perseverancia, del hecho de creerse capaz de conseguirlo contra viento y marea. Y es que para construir algo, independientemente del tipo de construcción que se utilice, primero hay que creer firmemente en ese algo, visualizar con claridad sus cimientos o raíces.
Una autoestima moderada, por ejemplo, puede invertir un 50% en sus “acciones del éxito”, mientras que se reserva la misma proporción para inflar un colchón que amortigüe el golpe en caso de caída. ¿Qué pasará durante ese trayecto, entonces? Posiblemente, esa persona no se lanzará a la piscina ni con la misma entrega ni con la misma garra y potencia, no dará “el todo por el todo” como si creyera firmemente, no sólo que hay mayores posibilidades de éxito que de fracaso, sino de que la probabilidad de fracasar, prácticamente, no existe.
La autosugestión un arma poderosa es. Cuanto mayor sea el margen que reservamos a ese éxito, menos probabilidades tendremos de no alcanzar esa meta concreta. Esto, lógicamente, no se consigue en un día. ¿Cómo aumentar nuestras acciones del éxito en cada nuevo proyecto y aprender a construir firmes cimientos sin una licenciatura en arquitectura? A pequeños pasos, con pequeños proyectos, focalizándonos en lo positivo incluso aunque fracasemos, extrayendo lecciones, peleándonos contra el “no” todos los días.” *
¿Cuántas veces nos enfrentamos a acciones sin la necesaria convicción para conseguirlas? ¿Cuántas veces nuestro compromiso con intentarlo es una excusa para no esforzarnos más por conseguirlo? **
La buena noticia es que no tienes que intentarlo.
La buena noticia es que puedes hacerlo.