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Socio-Política: Siria
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De: kuki (Mensaje original) |
Enviado: 29/08/2013 05:00 |
¿Están dispuestos los occidentales a bombardear Siria?
Fingiendo creer en la existencia de un ataque químico del gobierno sirio
contra su propio pueblo, Washington, Londres y Paris hacen sonar los
tambores de guerra. ¿Hay que tomar en serio esas amenazas provenientes
de los mismos Estados que llevan 2 años anunciando la caída inminente de
Siria? Aunque es una opción que no puede excluirse, Thierry Meyssan
piensa que es menos probable que una intervención organizada por Arabia
Saudita. Toda esta agitación tendría como objetivo poner a prueba las
respuestas de Rusia e Irán.
¿Qué mosca ha picado al Premio Nobel de la Paz
Barack Obama? El domingo 25 de agosto de 2013, la Casa Blanca publicó un
comunicado en el que un alto funcionario anónimo afirmaba que hay «muy pocas dudas»
del uso en Siria de armas químicas contra la oposición. El comunicado
agrega que el consentimiento de Siria para permitir que los inspectores
de la ONU penetren en la zona del ataque químico llega «demasiado tarde para ser creíble».
Si bien el uso de armas químicas en la periferia de Damasco reportado
el miércoles 21 de agosto de 2013 parece bastante probable, el Consejo
de Seguridad de la ONU no concluyó que fuese atribuible al gobierno
sirio. En una reunión urgente solicitada por los occidentales, los
embajadores quedaron sorprendidos cuando su colega ruso les presentó
fotos captadas por los satélites de su país en las que pueden verse los
disparos de 2 obuses –a las 01 horas y 35 minutos de la mañana–
realizados desde la zona de los rebeldes en Duma hacia las zonas,
también rebeldes, que resultaron afectadas por los gases –en Jobar y
entre Arbin y Zamalka– en horarios que coinciden con los incidentes
reportados. Las fotos de los satélites rusos no permiten determinar si
se trata de obuses químicos pero sugieren que la «Brigada del Islam»
que ocupa la localidad de Duma quiso matar tres pájaros de un tiro:
eliminar a sus rivales en el seno mismo de la oposición, lograr que se
acusara a Siria de usar armas químicas y contrarrestar al mismo tiempo
la ofensiva del ejército sirio contra las posiciones de los grupos
armados que hostigan la capital.
El gobierno sirio no es signatario de la Convención contra las Armas
Químicas –como tampoco lo es su enemigo israelí– y dispone de ese tipo
de armamento. Pero los yihadistas también lo tienen, como ya lo confirmó
Carla del Ponte en declaraciones que desataron la cólera de la Alta
Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. Ya en diciembre de
2012, el Ejército Sirio Libre difundió un video en el que realizaba un
experimento de laboratorio con un gas venenoso y amenazaba con
utilizarlo contra los alauitas. Esta misma semana, el gobierno sirio
descubrió en las afueras de Damasco varios escondites que contenían
armas químicas, mascaras antigases y dosis de antídotos. Los productos
provenían de Arabia Saudita, Qatar, Estados Unidos y los Países Bajos.
Es, por cierto, a pedido del gobierno sirio –y no de los occidentales–
que los expertos de la ONU se encuentran en Siria por dos semanas para
investigar las alegaciones de uso de armas químicas. Para terminar, el
29 de mayo de 2013, la policía turca arrestó una docena de miembros del
Frente al-Nusra y les confiscó armas químicas destinadas a su uso en
Siria.
A pesar de todo eso, el presidente Obama reunió su Consejo de
Seguridad Nacional el viernes 23 de agosto para examinar las opciones de
ataque contra Siria en presencia de su embajadora en la ONU, Samantha
Power, cabecilla de los halcones liberales. Decidió entonces reforzar la
presencia de la marina de guerra estadounidense en el Mediterráneo con
el envío del buque de guerra USS Ramage, un destructor portador de misiles crucero, que se une a otros 3 –el USS Gravely, el USS Barry y el USS Mahan– que ya estaban en la zona.
El sábado, el presidente Barack Obama se comunicó telefónicamente con
el primer ministro británico David Cameron. Y el domingo habló con el
presidente francés Francois Hollande. Los tres estuvieron de acuerdo en
que había que intervenir, pero sin precisar cómo. También el domingo, el
secretario de Estado John Kerry llamaba a sus homólogos del
Reino Unido, Francia, Canadá y Rusia para decirles que Estados Unidos
está convencido de que Siria había traspasado la «línea roja». Sus tres primeros interlocutores lo escucharon asumiendo lo que los militares llaman «posición de firmes».
Pero el ministro ruso Serguei Lavrov le expresó su asombro ante el
hecho que Washington se pronuncie antes del informe de los inspectores
de la ONU y le advirtió sobre las «consecuencias extremadamente graves» de una intervención en la región.
El lunes, el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, estaba
en Qatar y debía viajar después a los Emiratos Árabes Unidos para
coordinar con ellos mientras que el consejero israelí de seguridad
nacional –general Yaakov Amidor– era recibido en la Casa Blanca. En una
conversación telefónica entre el primer ministro británico David Cameron
y el presidente ruso Vladimir Putin, este último subrayó que no existe
prueba alguna del uso de armas químicas por parte del gobierno sirio.
Por su parte, el viceministro chino de Relaciones Exteriores,
Li Baodong, telefoneó a su homóloga estadounidense Wendy R. Sherman
exhortando Estados Unidos a la cordura. Consciente del riesgo de una
guerra regional, cuyas primeras víctimas serían los cristianos del
Oriente, el papa Francisco I reiteró sus llamados a la paz.
¿Debemos pensar que los occidentales van a entrar en guerra sin un
mandato del Consejo de Seguridad, como lo hizo la OTAN en Yugoslavia?
Es poco probable porque la Rusia de aquella época estaba en ruinas
mientras que hoy en día tendría que intervenir, después de haber emitido
3 vetos para proteger a Siria, o renunciar a toda acción internacional.
Sin embargo, Serguei Lavrov descartó sabiamente una Tercera Guerra
Mundial. Precisó que su país no tenía intenciones de entrar en guerra
con nadie, ni siquiera por el tema sirio. Podría tratarse por lo tanto
de una intervención indirecta en apoyo a Siria, similar a la acción de
China durante la guerra de Vietnam.
Irán anunció, por boca del jefe adjunto de su estado mayor, el
general Massud Jazayeri, que para Teherán el ataque contra Siria sería
la violación de la «línea roja», precisando que si la Casa Blanca pasa a la acción tendrá que enfrentar «graves consecuencias».
Es evidente que Irán no tiene los medios que posee Rusia, ni tampoco
sus alianzas, pero no hay que olvidar que está entre las 10 primeras
potencias militares a nivel mundial. Partiendo de esa base, atacar Siria
sería arriesgarse a una respuesta contra Israel y a sublevaciones en
gran parte del mundo árabe, sobre todo en Arabia Saudita. La reciente
intervención del Hezbollah libanés y las declaraciones de su secretario
general Hassan Nasrallah no dejan lugar a dudas en ese sentido.
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De: kuki |
Enviado: 29/08/2013 05:02 |
Interrogado por la prensa rusa, el presidente sirio Bachar al-Assad declaró:
«Las declaraciones de los políticos estadounidenses, occidentales y
de otros países constituyen un insulto al sentido común y una expresión
de desprecio por la opinión pública de sus pueblos. Es algo que no tiene
sentido: se acusa primero y después se reúnen las pruebas. Eso lo está
haciendo un país poderoso, Estados Unidos (…) Son acusaciones
exclusivamente políticas, responden a la serie de victorias registradas
por las fuerzas gubernamentales sobre los terroristas.»
En Rusia, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del
Parlamento ruso, el periodista y especialista en geopolítica Alexei
Pushkov comentó a través de su cuenta de Twitter: «Washington y
Londres han declarado a Assad culpable antes de las conclusiones de los
inspectores de la ONU. Sólo aceptarán un veredicto de culpabilidad.
Cualquier otro veredicto será rechazado.»
El principio de una nueva guerra en Siria no se ajusta a los
problemas económicos de Estados Unidos y los europeos. Vender armas es
una manera de ganar dinero pero destruir un Estado sin esperanzas de
recuperar la inversión a corto o mediano plazo sólo puede agravar una
situación económica ya muy difícil.
Según un sondeo Reuters/Ipsos realizado después de las informaciones
sobre el ataque del 21 de agosto más de 60% de los estadounidenses se
oponen a una intervención en Siria y sólo un 9% sería favorable.
Aún si estuviesen convencidos del uso de armas químicas por parte de
Siria, un 46% de los estadounidenses seguirían oponiéndose a una
intervención que sólo contaría con un respaldo del 25%. Ese mismo sondeo
indica que los estadounidenses respaldan todavía menos la guerra
secreta: el 89% declara que tampoco se debe armar a los rebeldes, contra
un 11% que prefiere seguir armándolos. Los encuestadores propusieron a
las personas interrogadas 4 opciones: golpes aéreos (respaldados por un
12%), creación de una zona de exclusión aérea (11%), financiamiento de
una fuerza multinacional (9%) o una intervención directa de
Estados Unidos (4%).
En Francia, el diario Le Figaro, propiedad del fabricante y
vendedor de armas Dassault, también sondeó a sus lectores. Al cabo de un
día, el 79,6% se había pronunciado contra la guerra, respaldada
solamente por un 20,4%.
Será por lo tanto muy difícil para los occidentales invertir radicalmente el sentir de su opinión pública y entrar en guerra.
También es posible otra interpretación de los hechos. Ya que varios
videos de víctimas de los ataques químicos fueron publicados en internet
horas antes de los ataques, siempre cabe la posibilidad de que
los occidentales «descubran» el engaño en el momento adecuado
para dar marcha atrás. El escándalo de las supuestas armas químicas en
Irak demostró, sin embargo, que los occidentales pueden darse el lujo de
mentir a la comunidad internacional y reconocerlo ulteriormente –y
sin mayores consecuencias– luego de haber cometido la fechoría que
querían justificar.
Las acusaciones de los yihadistas y de sus padrinos occidentales se
producen en medio de una vasta ofensiva del Ejército Árabe Sirio,
bautizada «Escudo de Damasco» y destinada a limpiar los alrededores de la capital. El lanzamiento de los dos obuses de la «Brigada del Islam»
tuvo lugar en respuesta al inicio de esa ofensiva, que se desarrolló
durante 5 días y ocasionó grandes pérdidas a los yihadistas –al menos
1 500 bajas entre muertos y heridos. La agitación de los occidentales
puede por lo tanto ser una forma de guerra sicológica tendiente a
ocultar esa derrota y a paralizar a la vez la ofensiva siria.
Para Washington es en todo caso una forma de poner a prueba la respuesta
iraní después de la elección de Hassan Rohani como presidente. Y ahora
se sabe claramente que este último no podrá oponerse a la política del
Guía de la Revolución, el ayatola Ali Khamenei.
En el momento de la guerra contra Libia subestimé la capacidad de
Estados Unidos para violar todas las reglas, incluyendo las de la OTAN.
Basándome en el contenido de los documentos de la propia OTAN, insistía
yo en la larga capacidad de resistencia de la Yamahiriya ante su
oposición armada. Yo no sabía en aquel momento que una reunión secreta
había tenido lugar en la base de la OTAN en Nápoles, a espaldas del
Consejo de la alianza atlántica. Estados Unidos, el Reino Unido,
Francia, Dinamarca y Turquía, con Israel, Qatar y Jordania estaban
planificando en secreto el uso de los medios de la OTAN para bombardear
la capital de Libia [1].
Excluyeron de aquella reunión a los aliados que se oponían a un ataque
tan costoso en vidas humanas. La OTAN había dejado de ser una «alianza»
en el sentido real de la palabra para convertirse en una coalición de
circunstancia. En pocos días, la toma de Trípoli dejó un saldo de 40 000
muertos, según los informes internos de la Cruz Roja. Un dispositivo
similar puede estar organizándose en este momento ya que los jefes de
estado mayor de prácticamente los mismos países –a los que se unen ahora
Arabia Saudita y Canadá– están reunidos, desde el domingo y hasta esta
noche [martes 27 de agosto de 2013] en Amman, bajo la presidencia del
comandante del CentCom, el general Lloyd J. Austin III.
Los participantes estudian 5 opciones: entrega de armas a los Contras,
imposición de una zona de no sobrevuelo, creación de zonas-tapones e
invasión terrestre.
La prensa atlantista está llamando a la guerra. En Londres, The Times ya la anuncia.
El presidente Barack Obama podría seguir, de esa manera, el plan de
guerra ya establecido por su predecesor George W. Bush desde el 15 de
septiembre de 2001, plan que además de los ataques contra Afganistán e
Irak preveía también las agresiones contra Libia y Siria, como ha
revelado el general estadounidense Wesley Clark [2], ex comandante de la OTAN. Problema: por primera vez, el blanco seleccionado dispone de muy serias alianzas.
Esa variante contradice, sin embargo, todos los esfuerzos que
la administración Obama había venido realizando desde hace un año para
eliminar los obstáculos a la celebración de la conferencia Ginebra 2:
dimisión del general David Petraeus y de los partidarios de la guerra
secreta; no renovación del mandato de Hillary Clinton y de los
ultrasionistas; acusaciones legales invalidantes contra los opositores
irreductibles de toda alianza con Rusia, esencialmente en el seno de la
OTAN y del escudo antimisiles. Y también contradice los esfuerzos de
John Brennan, el ahora jefe de la CIA, por provocar enfrentamientos en
el seno de la oposición armada siria, por exigir la abdicación del emir
de Qatar y amenazar a Arabia Saudita.
Mientras tanto, Siria se prepara, en la medida de lo posible, para
cualquier eventualidad, incluyendo un bombardeo de la OTAN contra los
centros de mando y los ministerios, acción que puede estar coordinada
con un asalto de los yihadistas contra la capital. Pero la opción más
probable no es el inicio de una guerra regional que escaparía al control
de las potencias occidentales sino un ataque –en otoño– bajo la
supervisión de Arabia Saudita y concretado por los combatientes que ese
reino está reclutando actualmente, operación que se desarrollaría con el
posible respaldo de la Liga Árabe.
Thierry Meyssan
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De: kuki |
Enviado: 29/08/2013 05:04 |
Intervención en Siria, el reguero de mierda
La eurodiputada socialista belga Veronique de Keyser, vicepresidenta del
grupo de la Alianza Progresista de los Socialistas y Demócratas en el
Parlamento Europeo, denuncia el belicismo de Francia en la tragedia
siria.
Aún antes de haber comenzado, la intervención en
siria ya no es ni siquiera un fanguero sino un reguero de mierda. Porque
desde el punto de vista de la legalidad internacional, una intervención
que no cuente con la ONU es frágil. Y si bien la utilización de armas
químicas parece un hecho, lo que está mucho menos claro es la identidad
de los autores de ese crimen.
El gobierno de Bachar al-Assad conocía la gravedad de las
consecuencias que ese acto tendría para él, incluso a los ojos de sus
propios aliados. Mientras que una parte de la oposición siria,
extremadamente heteróclita, ha venido tratando desde hace tiempo de
implicar a la comunidad internacional en el conflicto, comunidad que
hasta ahora había sido reacia, debido al riesgo de deflagración
regional, y había preferido actuar desde lejos. Muchos, sin embargo, lo
dijeron y lo repitieron, hasta el propio Laurent Fabius [ministro
francés de Relaciones Exteriores]: sólo una negociación política puede
resolver la cuestión siria. Intervenir en ese país sin contar con un
respaldo popular masivo es arriesgado.
Intervenir e incendiar la región, en un contexto que es casi de
guerra fría y con la implicación de Rusia, es una locura. Acrecentar
hasta la explosión un número de refugiados imposible de manejar para los
países vecinos, es correr al desastre humanitario, con evidentes
consecuencias políticas. Y la reciente inclusión de la rama armada del
Hezbollah en la lista europea de organizaciones terroristas ha echado
todavía más leña al fuego.
La guerra no cura la guerra. En este momento, el deber de proteger
es, en primer lugar, el deber de recordar esa verdad evidente.
Identificar a quienes recurrieron a las armas químicas, impedir que
sigan haciendo daño, llevarlos a los tribunales, hacer justicia y hacer
del derecho internacional un arma esencial, sí. Pero no estamos en esa
situación y el conflicto sirio muestra, en primer lugar, la impotencia
política de la ONU y el espectro de una guerra fría, a la que Obama
recientemente aludió a medias. Y todo eso, en un contexto de crisis
económica a escala mundial. Todo eso se parece tanto a lo que ya hemos
visto en el pasado que debería incitar Europa a la prudencia.
Véronique de Keyser
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De: kuki |
Enviado: 29/08/2013 05:07 |
«El arte de la guerra»
Siria, opción Kosovo en Medio Oriente
Washington planea bombardear Siria e incluso lo anuncia. El pretexto del
día es el uso de gases de combate contra la oposición local. Circulan
videos que muestran personas que sufren de asfixia pero que no presentan
los síntomas característicos en las personas intoxicadas por ese tipo
de gases. Manlio Dinucci estima que esa propaganda no es creíble pero
que posibilita una intervención de la OTAN, acción que sólo Obama puede
decidir.
Un individuo sospechoso de querer cometer un crimen
lo perpetra precisamente en el momento en que tiene a la policía en su
casa. Eso es lo que habría hecho el presidente Assad al utilizar el arma
química en el preciso momento en que los inspectores de la ONU llegan
para investigar sobre el uso de armas químicas en Siria. Las «pruebas» han sido presentadas por los «rebeldes»
cuyo centro de propaganda en Estambul –organizado por el Departamento
de Estado– confecciona los videos que luego circulan entre los medios de
prensa de todo el mundo.
El presidente Obama, quien ahora alberga «muy pocas dudas» en cuanto a que sea Assad el culpable y ve como demasiado «tardía para ser creíble» la investigación de la ONU, está evaluando una «respuesta»
análoga a la de Kosovo, o sea la guerra aérea sin mandato de la ONU que
la OTAN emprendió en 1999 contra Yugoslavia, acusada en aquel entonces
de «purificación étnica» en su región de Kosovo.
Con ese objetivo, el Pentágono reunió en Jordania, del 25 al 27 de
agosto, a los jefes de los estados mayores de Canadá, Gran Bretaña,
Francia, Alemania, Italia, Turquía, Arabia Saudita y Qatar. Precisamente
en Jordania, Estados Unidos ya desplegó cazas-bombarderos F-16, misiles tierra-aire Patriot y alrededor de un millar de militares que entrenan a los grupos armados para la «guerra secreta» en Siria.
Según informaciones recogidas por el diario francés Le Figaro, un contingente de 300 hombres, «sin dudas respaldado por comandos israelíes»
fue infiltrado en Siria desde Jordania el 17 de agosto, seguido 2 días
después por otro contingente similar. Esas fuerzas se suman a los
numerosos grupos ya entrenados en Turquía. Los hombres provienen en su
mayoría no de Siria sino de Afganistán, Bosnia, Chechenia, Libia y otros
países, pertenecen generalmente a grupos islamistas, clasificados
algunos como terroristas en Washington. Las armas que reciben provienen
esencialmente de Croacia a través de una red internacional organizada
por la CIA.
En el marco de la «guerra secreta» no hay nada más fácil que
entregar a algunos de esos grupos unas cuantas ojivas químicas para que
las lancen con cohetes sobre la población civil, filmar después la
masacre y atribuirla a las fuerzas gubernamentales. Así se fabrica el casus belli
que justifica la subsiguiente escalada, hasta llegar a la guerra aérea,
ya que la guerra librada desde adentro no logra provocar la caída del
Estado sirio. Esa opción, motivada por la imposición de una «no-fly-zone»
incluye un lanzamiento masivo de misiles crucero –más de 70 durante la
primera noche– acompañado de oleadas de aviones que largan bombas
guiadas por sistemas satelitales mientras que las aeronaves se mantienen
fuera del espacio aéreo sirio.
Los preparativos no comenzaron después sino antes del supuesto ataque
químico. En julio se desplegó el grupo de ataque del portaviones USS Harry Truman,
que incluye 2 cruceros y 2 contratorpederos y lanzamisiles así como
varias unidades de marines, grupo que opera en las áreas asignadas a la V
y la VI flotas estadounidenses. Otro contratorpedero lanzamisiles, el USS Mahan, que debía haber regresado a su base en Virginia, se mantiene en el Mediterráneo a las órdenes de la VI Flota. La US Navy
ya ha posicionado por lo tanto 5 unidades navales de superficie, además
de unos cuantos submarinos, listos todos para lanzar sobre Siria
cientos de misiles crucero mientras que los cazas-bombarderos se hallan
también listos a despegar en sus bases de Italia y el Medio Oriente.
A las fuerzas aeronavales estadounidenses se unirían, siempre bajo
las órdenes del Pentágono, las de los países participantes en la reunión
de Jordania (incluyendo Italia) y las de otros más.
Pero Siria dispone de un potencial militar que no tenían Yugoslavia
ni Libia y que incluye más de 600 instalaciones antiaéreas y misiles con
un alcance de hasta 300 kilómetros. La guerra se extendería entonces al
Líbano y a otros países ya implicados del Medio Oriente, lo cual
complicaría ulteriormente las relaciones de Washington con Moscú.
Es eso lo que motiva la reflexión en Washington, mientras que en Roma… en Roma esperan órdenes.
Manlio Dinucci
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De: kuki |
Enviado: 29/08/2013 05:11 |
«Tendencias del Oriente»
Amenazas estadounidenses para disimular las derrotas de Bandar
El nuevo escándalo de armas químicas montado por la coalición que
componen las potencias occidentales, Israel, las monarquías retrógradas
del Golfo y puesto en ejecución por la corriente takfirista ha fracasado
como resultado de la vigilancia de la alianza siro-ruso-iraní. Los
satélites rusos están en efecto muy activos sobre Siria y los datos
recogidos por el mando militar sirio demuestran que la «el cuento químico»
busca en realidad servir de pretexto a una agresión contra Siria, para
compensar las bajas que han sufrido las bandas terroristas provenientes
de Jordania. Esas bajas están estimadas en miles de muertos y heridos,
caídos en emboscadas y contraofensivas del ejército sirio, sobre todo
alrededor de Damasco y en la región de Latakia, donde las tropas
regulares han recuperado las localidades ocupadas por los terroristas,
quienes habían masacrado allí a cientos de civiles.
Los medios de prensa estadounidenses han divulgado a los cuatro
vientos informaciones sobre el despliegue de más navíos de guerra y
declaraciones atribuidas a Barack Obama sobre el análisis de diversas
opciones –incluyendo las militares– con respecto a Siria. Pero el
presidente de Estados Unidos y su equipo ya habían dado a entender
claramente a sus aliados que Estados Unidos no está en condiciones de
asumir el costo humano, militar y financiero de una intervención en
Siria. Además, un ataque terrestre de la OTAN sería un error que
costaría a los estadounidenses mucho más caro de lo que pueden pagar.
El papel de Israel en la incitación a una agresión contra Siria ha
salido a la luz del día. El primer ministro Benjamin Netanyahu y el
presidente Shimon Peres han llamado claramente a una intervención
directa afirmando que «ya es hora de sacar las armas químicas de Siria», lo cual prueba que los países del Golfo y el Estado hebreo se encuentra, una vez más, en la misma trinchera.
Lo reducido de las opciones que tienen ante sí Estados Unidos y sus
aliados se debe sobre todo a la resistencia del Estado sirio frente a la
guerra universal de la que está siendo objeto. Pero también se debe a
la actitud decidida de sus aliados. La presencia de la flota rusa ante
el litoral sirio y en aguas del Mediterráneo y el respaldo multiforme de
Irán son factores fundamentales. Además, ese respaldo no ha decaído en
las últimas horas. En lo que constituye una reacción ante una posible
operación militar contra Siria, el comandante Massud Jazayeri, segundo
del jefe del estado mayor de las fuerzas armadas iraníes, advirtió que
«si Estados Unidos cruza esta línea roja (es Siria) habrá duras
consecuencias para la Casa Blanca».
Todos esos aspavientos occidentales tienen como objetivo realzar la
moral de las bandas terroristas, dominadas por los takfiristas, ya que
el Estado sirio ha logrado que miles de combatientes rebeldes decidieran
regresar a la vida normal. También buscan esconder la verdadera función
de la reunión de los jefes de estados mayores de una decena de países
en Jordania para intensificar la intervención de los servicios de
inteligencia en Siria.
Las informaciones que circulan en los medios diplomáticos aseguran
que el jefe de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita, Bandar
ben Sultan, ha recibido de plazo hasta el fin de año para tratar de
modificar el equilibrio en Siria y que es por eso que ordenó los
atentados en Líbano con la esperanza de llevar el Hezbollah a retirar
sus combatientes de Siria, donde su participación ha contribuido a los
importantes éxitos del ejército sirio. Al mismo tiempo, Bandar está
tratando de movilizar la mayor cantidad posible de takfiristas [para
compensar] la muerte de miles de mercenarios.
Los cuatro próximos meses se caracterizarán por una gran escalada
militar y política, pero sin que esta logre provocar cambios mayores a
escala estratégica. El Estado sirio, su ejército y sus aliados no están
dispuestos a perder la iniciativa, a pesar de la envergadura de los
medios que despliega la «Coalición del Mal», encabezada por
Estados Unidos. El pueblo sirio rechaza a los takfiristas. Ese cambio
del estado de ánimo popular, que se ha puesto de manifiesto desde hace
un año, sigue afianzándose día a día. Además, la «Coalición del Mal» se halla en un impasse
en Egipto, Yemen e Irak mientras que Turquía ve como se desvanecen sus
ambiciones imperiales e Israel es incapaz de librar nuevas guerras. La
emboscada de la Resistencia al comando de tropas israelíes de élite que
penetró en territorio libanés el pasado 7 de agosto ha venido a
recordarle su actual impotencia.
Los próximos meses probarán que Bandar ben Sultan logró prolongar la
duración de la guerra contra Siria. Pero también mostrarán que su
derrota dará inicio a un periodo de desórdenes en el reino wahabita. Y
este ultimo comprobará que sus intentos de comprarse un papel en Egipto
a golpe de miles de millones de dólares no va a ayudarlo a compensar su
dura derrota en Siria.
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De: kuki |
Enviado: 29/08/2013 05:23 |
EE.UU. utiliza crímenes del pasado para legalizar los crímenes del futuro
Justificando lo injustificable
París.- Los liberales belicistas buscan a tientas un pretexto que
puedan calificar de “legal” para librar la guerra contra Siria y han
sacado a colación la “Guerra de Kosovo” de 1999.
No
es sorprendente en la medida en que un propósito primordial de aquel
bombardeo desenfrenado de 78 días de EE.UU./OTAN era sentar un
precedente para más guerras semejantes. El pretexto de “salvar a los
kosovares” de un “genocidio” imaginario fue tan falso como el pretexto
de las “armas de destrucción masiva” para la guerra contra Irak, pero la
falsedad fue mucho más exitosa entre el público en general. Por ello,
Kosovo mantiene su utilidad en el arsenal propagandístico.
El 24 de agosto, el New York Times
informó de que los asesores de seguridad del presidente Obama “estudian
la guerra aérea de la OTAN en Kosovo como un posible modelo para actuar
sin mandato de las Naciones Unidas”. (A propósito, la “guerra aérea” no
fue en Kosovo, sino que afectó a todo lo que era entonces Yugoslavia,
destruyendo sobre todo la infraestructura civil de Serbia y sembrando
también la destrucción en Montenegro).
El viernes, Obama
admitió que ir y atacar a otro país “sin un mandato de la ONU y sin una
evidencia clara” planteaba problemas en términos del derecho
internacional.
Según el New York Times, “Kosovo es
un precedente obvio para Obama porque, como en Siria, mataban a los
civiles y Rusia mantenía antiguos lazos con las autoridades
gubernamentales acusadas de los abusos. En 1999, el presidente Bill
Clinton utilizó el apoyo de la OTAN y la justificación de proteger a una
población vulnerable para justificar 78 días de ataques aéreos”.
“Es
ir demasiado lejos decir que estamos preparando justificaciones legales
para una acción, considerando que el presidente no ha tomado una
decisión”, dijo un alto funcionario del gobierno, quien habló bajo
condición de anonimato para discutir las deliberaciones. “Pero Kosovo,
por supuesto, es un precedente de algo que tal vez sea similar”.
Ivo
H. Daalder, exembajador de EE.UU. ante la OTAN, sugiere que el gobierno
podría argumentar que el uso de armas químicas en Siria representa una
grave emergencia humanitaria, tal como el gobierno de Clinton argumentó
en 1999 que “una grave emergencia humanitaria” presentó a la “comunidad
internacional la responsabilidad de actuar”.
Esto representa legalidad creativa digna del Estado Canalla número uno del planeta.
Una guerra ilegal como precedente para más guerras
La
guerra de EE.UU./OTAN contra Yugoslavia, que utilizó fuerza unilateral
para destrozar un Estado soberano, separando la histórica provincia
serbia de Kosovo y transformándola en un satélite de EE.UU., fue una
clara violación del derecho internacional.
En mayo de
2000, la distinguida autoridad británica sobre derecho internacional Sir
Ian Brownlie (1936-2010), presentó un memorando de 16.000 palabras,
evaluando el estatus legal de la guerra, para el Comité Selecto sobre
Asuntos Exteriores del Parlamento británico.
Brownlie
recordó que las provisiones cruciales de la Carta de las Naciones Unidas
estipulan de modo bastante claro que “Todos los Miembros se abstendrán
en sus relaciones internacionales de la amenaza o el uso de fuerza
contra la integridad territorial o la independencia política de
cualquier Estado, o de cualquier otra manera inconsistente con los
propósitos de las Naciones Unidas”.
Brownlie agregó que el
supuesto derecho a utilizar la fuerza con propósitos humanitarios no
era compatible con la Carta de la ONU.
Durante la década
pasada, las potencias occidentales han inventado y promovido un “derecho
a proteger” (R2P) teórico en un esfuerzo para soslayar la Carta de la
ONU con el fin de allanar el camino a guerras cuyo objetivo final es el
cambio de régimen. El uso del R2P para derrocar a Gadafi en Libia delató
la realidad, asegurando la oposición rusa y china a cualquier futura
maniobra semejante en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Respecto a la Guerra de Kosovo, el profesor Brownlie llegó a las siguientes conclusiones principales en su Memorando:
-
La justificación primordial del bombardeo de Yugoslavia fue siempre la
imposición de los planes de la OTAN para el futuro de Kosovo. La campaña
de bombardeo se planificó en este contexto en agosto de 1998.
-
Los planes de ataques aéreos masivos se hicieron en el mismo contexto y
se divuelgaron por primera vez en octubre de 1998. Ni el propósito de
los ataques aéreos ni su implementación tuvieron que ver con los eventos
en el terreno en Kosovo en marzo de 1999.
- La causa de los ataques aéreos fue bastante simple: ya que Yugoslavia no había cedido a las amenazas, había que cumplirlas.
- La
base legal de la acción, tal como fue presentada por el Reino Unido y
otros Estados de la OTAN, no se articuló adecuadamente en ningún
momento.
- La intervención humanitaria, justificación presentada
tardíamente por los Estados de la OTAN no figura en la Carta de las
Naciones Unidas ni en el derecho internacional consuetudinario.
- Si
se hubiera pensado que los Miembros de Permanentes del Consejo de
Seguridad reconocerían la necesidad de una acción humanitaria, no cabe
duda de que se habría tratado de obtener una resolución.
- Las
intenciones de EE.UU. y del Reino Unido incluían la destitución del
Gobierno de Yugoslavia. Es imposible reconciliar ese propósito con una
intervención humanitaria.
- Parece difícil reconciliar la
afirmación de actuar por motivos humanitarios con la desproporcionada
violencia involucrada en el uso de munición pesada y misiles. Las armas
tenían amplios efectos explosivos y los misiles tenían un elemento
incendiario. Gran parte de los objetivos estaba en ciudades y pueblos.
Muchas de las víctimas fueron mujeres y niños. Después de siete semanas
de bombardeo hubo por lo menos 1.200 civiles muertos y 4.500 heridos.
- A
pesar de las referencias a la necesidad de encontrar una solución
pacífica en las resoluciones del Consejo de Seguridad, las declaraciones
públicas de Albright, Cook, Holbrooke y otros, y las reiteradas
amenazas de ataques aéreos masivos, dejan muy claro que no se preveía
ninguna diplomacia normal.
El “tratamiento Kosovo”
Como sinopsis final, Brownlie escribió una nota profética del futuro uso del “tratamiento Kosovo”:
“El
autor tiene contactos con una gran cantidad de diplomáticos y abogados
de diferentes nacionalidades. La reacción a la campaña de bombardeo de
la OTAN fuera de Europa y Norteamérica ha sido generalmente hostil. La
mayoría de los Estados tienen problemas de separatismo y podrían, sobre
una base selectiva, ser objetivos de la ‘gestión de crisis’ occidental.
La selección de crisis para el ‘tratamiento Kosovo’ dependerá de la
agenda geopolítica y colateral. Sobre esta base, y no una agenda
humanitaria, Yugoslavia se ha seleccionado para la fragmentación sobre
una base racial, lo que no es el caso respecto a Rusia e Indonesia”.
“La
intervención por la fuerza para servir objetivos humanitarios es una
afirmación que solo está a disposición de Estados poderosos para
utilizarla contra los menos poderosos. La suerte de Yugoslavia ha
causado un daño considerable a la causa de la no proliferación de las
armas de destrucción masiva”.
El Memorando
Brownlie al Parlamento británico es la evaluación más exhaustiva del
estatus legal de la Guerra de Kosovo. Es bastante notable que los
liberales belicistas que rodean a Obama hablen de utilizar esa guerra
como un “precedente legal” de una nueva guerra contra Siria.
Esto
equivale a decir que un crimen cometido una vez se convierte en un
“precedente” para justificar que se vuelta a cometer ese crimen.
¿Cuántas veces se puede engañar a la mayoría de la gente?
Si se entiende correctamente, la Guerra de Kosovo fue ciertamente un precedente que debe servir de señal de advertencia.
¿Cuántas
veces puede utilizar EE.UU. una falsa alarma para comenzar una guerra
agresiva? Un “genocidio” inexistente en Kosovo y Libia, armas de
destrucción masiva inexistentes en Irak, y ahora lo que gran parte del
mundo considera un ataque de armas químicas de “bandera falsa” en Siria.
EE.UU. anuncia habitualmente la presencia de un casus belli deseado, descartando las exigencias de una evidencia concreta.
En
Kosovo, EE.UU. obtuvo la retirada de los observadores internacionales
que podrían haber testificado si existía evidencia de “genocidio” de los
kosovares. Las acusaciones aumentaron durante la guerra, y cuando
posteriormente, no se encontró ninguna evidencia de semejantes
asesinatos masivos, el asunto se olvidó.
En Irak nunca existió alguna prueba de armas de destrucción masiva, pero EE.UU. siguió adelante e invadió el país.
En
Libia el pretexto de la guerra fue una declaración citada en forma
incorrecta de que Gadafi habría amenazado con una “masacre de civiles”
en Bengasi. Se denunció que era falsa pero, de otra vez la OTAN
bombardeó, se derrocó el régimen y el pretexto cayó en el olvido.
El
domingo, precisamente cuando el gobierno sirio anunció su disposición a
permitir la investigación de los inspectores internacionales sobre el
uso de armas químicas, la Casa Blanca respondió: “¡demasiado tarde!”
Un
alto funcionario del gobierno de Obama que solicitó mantenerse anónimo
(se puede especular razonablemente que dicho funcionario fue la
belicista Consejera de Seguridad Nacional de Obama Susan Rice), emitió
una declaración afirmando que existía “muy poca duda” de que las fuerzas
militares del presidente Bachar al Asad habían utilizado armas químicas
contra los civiles y que una promesa de permitir el acceso al lugar de
inspectores de las Naciones Unidas era “demasiado tardía para ser
creíble”.
En el mundo, más allá de Washington, existen
muchas dudas –especialmente sobre la credibilidad del gobierno de
EE.UU.– cuando se trata de encontrar pretextos para ir a la guerra.
Además, fijar las “armas químicas” como una “línea roja” que obliga a
EE.UU. a ir a la guerra es totalmente arbitrario. Hay muchas maneras de
matar gente en una guerra civil. Elegir una como detonador de la
intervención de EE.UU. sirve primordialmente para dar a los rebeldes una
excelente razón para realizar una operación de “bandera falsa” que haga
participar a la OTAN en la guerra que están perdiendo.
¿Quién
desea o necesita la intervención de EE.UU.? ¿El pueblo estadounidense?
¿Qué ventaja sacará de involucrarse en otra interminable guerra en Medio
Oriente?
¿Pero quién tiene influencia sobre Obama? ¿El
pueblo estadounidense? ¿O será más bien “nuestro mejor aliado”, el que
está más preocupado de reajustar su vecindario en Medio Oriente?
El
Primer Ministro Benjamin Netanyahu dijo que “No se puede permitir que
esta situación continúe”, expresando una extraordinaria preocupación por
los civiles sirios “brutalmente atacados con armas de destrucción
masiva”.
“No hay que permitir que los regímenes más peligrosos del mundo posean las armas más peligrosas del mundo”, agregó Netanyahu.
A
propósito, existen sondeos que muestran que para gran parte del mundo
el régimen más peligroso del orbe es Israel, al que se permite que posea
las armas más peligrosas, las armas nucleares. Pero no existe la menor
posibilidad de que se aplique a Israel algún día “el tratamiento
Kosovo”.
Diana Johnstone CounterPunch
DIANA JOHNSTONE es autora de Fools Crusade: Yugoslavia, NATO and Western Delusions. Contacto: diana.josto@yahoo.fr
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De: kuki |
Enviado: 29/08/2013 05:31 |
Preparan otro crimen de guerra occidental
La hora siria de Obama
Washington y sus gobiernos títeres británico y francés se preparan
una vez más para revelar su criminalidad. La imagen de Occidente como
Criminal de Guerra no es una imagen propagandística creada por sus
enemigos, sino un retrato pintado por el propio Occidente.
El Independent
británico informa de que durante el último fin de semana Obama,
Cameron, y Hollande acordaron lanzar ataques con misiles crucero contra
el gobierno sirio dentro de dos semanas a pesar de la falta de alguna
autorización de la ONU y a pesar de la ausencia de alguna evidencia que
justifique la afirmación de Washington de que el gobierno sirio ha
utilizado armas químicas contra los “rebeldes” respaldados por
Washington, en su mayor parte fuerzas extranjeras, que tratan de
derrocar el gobierno sirio.
Por cierto, un motivo para la
precipitación hacia la guerra es impedir la inspección por la ONU que
Washington sabe que podría refutar su afirmación y posiblemente implicar
a Washington en el ataque de bandera falsa de los “rebeldes”, que
juntaron una gran cantidad de niños en un área para ser químicamente
asesinados para que la culpa fuera atribuida por Washington al gobierno
sirio.
Otra razón para la precipitación hacia la guerra es
que Cameron, primer ministro del Reino Unido, quiere que la guerra
comience antes que el parlamento británico pueda bloquearla por proveer
la cobertura para los crímenes de guerra de Obama de la misma manera
cómo Tony Blair aseguró la cobertura para George W. Bush, por lo que
Blair fue debidamente recompensado. Qué le importan a Cameron las vidas
sirias cuando puede dejar su puesto hacia los brazos acogedores de una
fortuna de 50 millones de dólares.
El gobierno sirio,
sabiendo que no es responsable por el incidente de las armas químicas,
ha aceptado que la ONU envíe inspectores químicos para determinar la
sustancia utilizada y el método de lanzamiento. Sin embargo, Washington
ha declarado que es “demasiado tarde” para los inspectores de la ONU y
que Washington acepta la afirmación interesada de los “rebeldes”
afiliados a al Qaida de que el gobierno sirio atacó a civiles con armas
químicas.
En un intento de impedir que los inspectores
químicos de la ONU que llegaron a la escena realizaran su trabajo,
francotiradores en territorio controlado por los “rebeldes” les
dispararon y los obligaron a abandonar el lugar aunque un informe
posterior de RT dice que los inspectores han vuelto para realizar su inspección.
El
corrupto gobierno británico ha declarado que Siria puede ser atacada
sin autorización de la ONU, tal como Serbia y Libia fueron atacadas sin
autorización de la ONU.
En otras palabras, las democracias
occidentales ya han establecido precedentes para la violación del
derecho internacional. “¿Derecho internacional? ¡No necesitamos un
maldito derecho internacional!” Occidente conoce solo una regla: El
Poder tiene la Razón. Mientras Occidente tenga el Poder, Occidente
tendrá la Razón.
Como reacción ante las noticias de que EE.UU.,
el Reino Unido y Francia se preparan para atacar Siria, el ministro ruso
de exteriores, Lavrov, dijo que una semejante acción unilateral
constituye “una severa violación del derecho internacional”, y que la
violación no era solo legal sino también una violación ética y moral.
Lavrov se refirió a las mentiras y engaños utilizados por Occidente para
justificar sus graves violaciones del derecho internacional en ataques
militares contra Serbia, Iraq, y Libia y cómo el gobierno de EE.UU.
utilizó acciones preventivas para debilitar toda esperanza de soluciones
pacíficas en Iraq, Libia, y Siria.
Una vez más Washington
ha anulado toda esperanza de una solución pacífica. Al anunciar el
próximo ataque, EE.UU. destruyó todo incentivo para que los “rebeldes”
participen en las conversaciones de paz con el gobierno sirio. A un paso
de la realización de esas conversaciones, los “rebeldes” ahora no
tienen ningún incentivo para participar ya que los militares
occidentales acuden en su ayuda.
En su conferencia de
prensa Lavrov habló de cómo los partidos gobernantes en EE.UU., el Reino
Unido y Francia promueven emociones en gente mal informada que, una vez
provocadas, tienen que ser satisfechas mediante la guerra. Es la
manera, por supuesto, cómo EE.UU. manipuló al público a fin de atacar
Afganistán e Iraq. Pero el público estadounidense está cansado de
guerras, cuyo objetivo nunca es aclarado, y sospecha de las
justificaciones del gobierno para más guerras.
Un sondeo Reuters/Ipsos
establece que “los estadounidenses se oponen fuertemente a la
intervención de EE.UU. en la guerra civil en Siria y creen que
Washington no debe meterse en el conflicto incluso si se confirman las
informaciones de que el gobierno de Siria utilizó productos químicos
letales para atacar civiles”. Sin embargo, a Obama no le interesa que
solo un 9% del público apoye su actitud belicista. Como declaró
recientemente el ex presidente Jimmy Carter: “EE.UU. no tiene una
democracia en funcionamiento”. Tiene un Estado policial en el cual el
poder ejecutivo se ha colocado por sobre la ley y la Constitución.
El
Estado policial va a cometer otro crimen de guerra de agresión no
provocada al estilo nazi. En Núremberg, los nazis fueron condenados a
muerte precisamente por acciones idénticas a las cometidas por Obama,
Cameron, y Hollande. Occidente cuenta con el poder, no la razón, para
salvarse del banquillo de los acusados.
Los gobiernos de
EE.UU., del Reino Unido, y de Francia no han explicado por qué importa
si la gente en las guerras iniciadas por Occidente es matada mediante
explosivos hechos de uranio empobrecido o por agentes químicos o alguna
otra arma. Fue obvio desde el comienzo que Obama estaba tendiendo una
trampa al gobierno sirio para atacarlo. Obama demonizó las armas
químicas – pero no los “revienta búnkeres” que EE.UU. podría utilizar
contra Irán. Luego Obama trazó una línea roja, diciendo que el uso de
armas químicas por los sirios era un crimen tan grande que Occidente se
vería obligado a atacar Siria. Los títeres británicos de Washington,
William Hague y Cameron, acaban de repetir esa descabellada afirmación.
El paso final en la trampa fue orquestar un incidente químico y culpar
al gobierno sirio.
¿Cuáles son las verdaderas intenciones
de Occidente? Es la pregunta no formulada ni respondida. Obviamente, a
los gobiernos de EE.UU., el Reino Unido y Francia, que han mostrado
continuamente su apoyo a regímenes dictatoriales que sirven sus
propósitos, no los molestan para nada las dictaduras. Califican a Asad
de dictador como medio de demonizarlo para las mal informadas masas
occidentales. Pero Washington, el Reino Unido y Francia apoyan numerosos
regímenes dictatoriales como los de Bahréin, Arabia Saudí, y ahora la
dictadura militar en Egipto que mata despiadadamente a egipcios sin que
ningún gobierno occidental hable de invadir Egipto por “matar a su
propio pueblo”.
También es evidente que el próximo ataque
occidental contra Siria no tiene absolutamente nada que ver con llevar
“libertad y democracia” a Siria, tal como la libertad y la democracia
tampoco fueron los motivos para los ataques contra Iraq y Libia, ya que
ninguno de ellos ha logrado alguna “libertad y democracia”.
El
ataque occidental contra Siria no tiene que ver con los derechos
humanos, la justicia o alguna de las resonantes causas con las que
Occidente oculta su criminalidad.
Los medios occidentales,
y menos que nada los prenstitutos estadounidenses, nunca preguntan a
Obama, Cameron u Hollande cuáles son sus verdaderas intenciones. Cuesta
creer que algún periodista sea suficientemente estúpido o crédulo como
para creer que su agenda lleve “libertad y democracia” a Siria o
castigue a Asad por utilizar supuestamente armas químicas contra matones
asesinos que tratan de derrocar el gobierno sirio.
Por
cierto, la pregunta no recibiría respuesta si fuera formulada. Pero el
acto de preguntarle ayudaría a que el público comprendiera que hay más
en juego de lo que se ve a primera vista. Originalmente, la excusa para
las guerras de Washington fue mantener a los estadounidenses a salvo de
terroristas. Ahora Washington se esfuerza por entregar Siria a
terroristas yihadistas ayudándoles a derrocar al gobierno secular, no
terrorista, de Asad. ¿Cuál es la agenda tras el apoyo al terrorismo de
Washington?
Tal vez el propósito de las guerras sea
radicalizar a los musulmanes y, al hacerlo, desestabilizar a Rusia e
incluso a China. Rusia tiene grandes poblaciones de musulmanes y tiene
fronteras con países musulmanes. Incluso China tiene una cierta
población musulmana. A medida que la radicalización propaga la discordia
a los únicos dos países capaces de ser un obstáculo para la hegemonía
mundial de Washington, EE.UU. puede contar con la propaganda en los
medios occidentales y la gran cantidad de ONG que financia que se
presentan como organizaciones de “derechos humanos”, para demonizar a
los gobiernos ruso y chino por medidas duras contra los “rebeldes”.
Otra
ventaja de la radicalización de los musulmanes es que conduce antiguos
países musulmanes a una agitación a largo plazo o guerras civiles, como
es actualmente el caso en Iraq y Libia, eliminando así cualquier poder
estatal organizado que pueda obstruir los propósitos de Israel.
El
Secretario de Estado Kerry se esfuerza, mediante el uso de sobornos y
amenazas, por conseguir aceptación, si no apoyo, para el crimen de
guerra que se prepara contra Siria.
Washington impulsa al mundo
hacia la guerra nuclear más que durante los peores períodos de la Guerra
Fría. Cuando Washington termine con Siria, el próximo objetivo será
Irán. Rusia y China ya no podrán engañarse en el sentido de que exista
algún sistema de derecho internacional o limitación para la criminalidad
occidental. La agresión occidental ya obliga a ambos países a
desarrollar sus fuerzas nucleares estratégicas y a limitar a ONG
financiadas por Occidente que se presentan como “organizaciones de
derechos humanos”, pero que en realidad son una quinta columna que
Washington puede utilizar para destruir la legitimidad de los gobiernos
de Rusia y China.
Rusia y China han sido extremadamente
descuidadas en sus tratos con EE.UU. Esencialmente, la oposición
política rusa es financiada por Washington. Incluso el gobierno chino
está siendo debilitado. Cuando una corporación estadounidense abre una
compañía en China, crea un consejo de administración chino en el cual
coloca a parientes de autoridades políticas locales. Esos consejos crean
un conducto para pagos que influencian las decisiones y lealtades de
miembros locales y regionales del partido. EE.UU. ha penetrado las
universidades chinas y las actitudes intelectuales. La Universidad
Rockefeller está activa en China, así como la filantropía Rockefeller.
Se están creando voces disidentes que se oponen al gobierno chino. Las
demandas de “liberalización” pueden resucitar diferencias regionales y
étnicas y debilitar la cohesión del gobierno nacional.
Una
vez que Rusia y China se den cuenta de que están desgarradas por
quintas columnas estadounidenses, aisladas diplomáticamente, y
sobrepasadas en potencia de fuego, las armas nucleares se convierten en
la única garantía de su soberanía. Esto sugiere que la guerra nuclear
puede terminar con la humanidad mucho antes de que sucumba por el
calentamiento global o el aumento de las deudas nacionales.
ACTUALIZACIÓN
Los
criminales de guerra en Washington y otras capitales occidentales están
determinados a mantener su mentira de que el gobierno sirio utilizó
armas químicas. Habiendo fracasado en sus esfuerzos por intimidar a los
inspectores químicos en Siria, Washington ha exigido que el Secretario
General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon retire los inspectores de
armas químicas antes de que puedan evaluar la evidencia y hacer su
informe. El Secretario General de la ONU resistió la presión de los
criminales de guerra de Washington y rechazó su demanda.
Los
gobiernos de EE.UU. y del Reino Unido no han revelado ninguna parte de
la “evidencia concluyente” que pretenden tener de que el gobierno sirio
utilizó armas químicas. Escuchando sus voces, observando su lenguaje
corporal, y mirándoles los ojos, es completamente obvio que John Kerry y
sus títeres británicos y alemanes mienten descaradamente. Es una
situación mucho más vergonzosa que las masivas mentiras que el ex
Secretario de Estado Colin Powell presentó a las Naciones Unidas sobre
las armas de destrucción masiva de Iraq. Colin Powell afirma que fue
engañado por la Casa Blanca y que no sabía que estaba mintiendo. Kerry, y
los títeres británicos, franceses y alemanes, saben perfectamente que
están mintiendo.
La cara que Occidente presenta al mundo es la cara descarada de un mentiroso.
Paul Craig Roberts fue editor de The Wall Street Journal y secretario asistente del Secretario del Tesoro estadounidense. Es autor de HOW THE ECONOMY WAS LOST , publicado por CounterPunch/AK Press. Su libro Economies in Collapse: The Failure of Globalism, fue publicado en Europa en junio de 2012. Su último libro es The Failure of Laissez-Faire Capitalism.
Paul Craig Roberts CounterPunch
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De: kuki |
Enviado: 29/08/2013 05:56 |
Desinformación y guerra inminente
Las agresiones contra la misión de investigadores enviada por la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Siria para verificar las
denuncias sobre un ataque con armas químicas, perpetrado el pasado
miércoles 21 en el distrito de Ghuta, en las afueras de la capital
siria, enrarecen por partida doble el ambiente internacional y refuerzan
las tendencias belicistas que impulsan una incursión militar de
Occidente en ese desgarrado país árabe. En lo inmediato, el gobierno
estadunidense, por conducto del secretario de Estado, John Kerry,
multiplicó sus amenazas de una intervención bélica directa y el
Pentágono anunció que tiene ya listo un abanico de posibles acciones
violentas.
Por lo pronto, las ráfagas contra los vehículos de los
inspectores internacionales tienen un origen tan oscuro como el ataque
mismo, cuya autoría es atribuida tanto al gobierno de Damasco como a la
oposición armada que intenta derrocarlo.
En los días posteriores a
ese ataque hubo muy pocos datos incontestables sobre el episodio: que
la información dio pie a una conmoción internacional, que se habló –en
un principio– de más de mil 400 muertos, que en Internet circularon
fotos y videos de personas con síntomas de afectación por gases
neurotóxicos y que el asunto generó un sinnúmero de amenazas contra el
régimen de Bachar Assad, así como de advertencias –principalmente, de
Moscú y de Damasco– sobre los peligros de una internacionalización del
conflicto interno sirio.
Posteriormente, una misión de Médicos
Sin Fronteras informó que había tenido conocimiento de 355
fallecimientos y de unas 3 mil 600 personas que fueron tratadas por
síntomas de intoxicación con alguna clase de arma química. Fuera de esos
datos, y aunque no se puede descartar que la agresión contra civiles
haya sido efectuada por el gobierno sirio, no hay, hasta ahora, pruebas
en su contra, así como no hay indicios sólidos que permitan incriminar a
los opositores.
Es decir, el mundo está siendo orillado a un
nuevo conflicto bélico internacional en Medio Oriente en un clima de
extrema desinformación.
Es imposible no recordar, en el momento
presente, los alegatos fabricados por el gobierno de George W. Bush en
2002 y 2003 para invadir y arrasar Irak: que el régimen de Saddam
Hussein poseía armas de destrucción masiva y capacidad para
atacar el territorio estadunidense, y que mantenía una alianza con Al
Qaeda. Todo eso resultó ser mentira, pero los principales medios
occidentales lo propalaron como verdades comprobadas.
A los
precedentes de tales operaciones de desinformación ha de sumarse
elementos de contexto como la oposición mayoritaria de la sociedad
estadundiense a una intervención de fuerzas militares de su país en el
conflicto sirio, así como las dudas que arroja la acusación occidental
sobre la presunta autoría gubernamental del ataque químico en Ghuta:
parece improbable, en efecto, que el régimen de Damasco, que la semana
pasada había logrado una clara ventaja en el terreno bélico sobre sus
adversarios, recurriera a un armamento que no necesitaba, a sabiendas de
que tal acción lo colocaría, en forma automática, en la mira de los
promotores de la intervención militar occidental.
La opinión
pública internacional asiste, pues, sin información confiable, a lo que
puede ser una nueva escalada bélica en Medio Oriente, y no parece que la
opacidad y la confusión sean accidentales.
Editorial de La Jornada La Jornada
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 01:23 |
¿Cómo os va con la tristeza? Durante las dos últimas semanas, hemos sufrido el dolor de la
humillación y la tristeza, dolor que solo ha permeado un instante de ira
ante la imagen de las víctimas del bombardeo químico sobre Al-Ghoutta,
que no tardó en dar paso a la impotencia. Las dos partes de la ecuación
política se sintieron frustradas. El primero porque el prometido golpe
estadounidense no llegó y es dudoso que llegue; y si viene, no cambiará
la ecuación. El segundo porque todos sus análisis sobre la conspiración
occidental estadounidense ya no sirven, pues tras la retirada británica
del proyecto del ataque, ha llegado el titubeo al cuartel occidental y
Obama parece que dirigirse a ello obligado, en medio de una opinión
general estadounidense que lo rechaza. Los deseos de ambos se han
desplomado ante una realidad más vil y salvaje: ni la oposición, algunos
de cuyos miembros han mendigado que se ataque, ha sido considerada un
agente occidental en el que poder confiar, ni las amenazas del frente
del rechazo de responder se han tomado en serio, porque la discusión
interna en Europa y EEUU no le dio la menor importancia, ya que estaba
ocupada en sus propios cálculos sobre el efecto el día después de un
ataque contra Siria. La situación es más complicada que lo que dan a
entender los dos discursos dominantes, dos discursos que han perdido su
credibilidad tanto en el interior como en el exterior, y la situación es
mucho peor que lo que diga cualquier análisis en ese sentido.
El discurso de los amigos de Occidente, desde los liberales a los
islamistas del Golfo y Turquía, ya sean los moderados o esos a quienes
su “moderación” les obliga a enviar a luchadores de Al-Qaeda a reforzar
el frente de la oposición militar, no tienen un plan claro para la etapa
post régimen. Lo más probable es que no sean capaces de construir un
régimen político cohesionada que pueda aferrarse al poder en Siria tras
la caída de Asad. Cambiar las garantías efectivas que Asad da a la
entidad sionista por otras garantías no seduce a EEUU que considera a
Israel como un interés nacional estadounidense.
En cuanto al
discurso “de rechazo”, que nos ha hartado de amenazas y promesas en las
páginas de algunos periódicos y pantallas, nadie se lo traga, porque son
palabras que se utilizan para consumo interno, y su objetivo no es más
que reafirmar la doctrina repetida por el dictador sirio, cuando estalló
la revolución hace unos dos años y medio y que dice: Asad o nadie. Es
decir que la línea de defensa real del régimen es la amenaza con el caos
que vendrá tras su caída, una vez esparcidas las semillas de la
discordia social y el salvajismo en toda Siria.
¿Por qué la
gloriosa revolución que rompió todos los muros del miedo ha llegado a
esto? Una de las respuestas más probables, y que no me gusta ni a mí, ni
a los de izquierdas, ni los demócratas, ni a los liberales, pero que
nace de una lectura de la realidad es la ausencia del ejército. En los
dos países que iniciaron las revoluciones democráticas en el mundo
árabe, Egipto y Túnez, el ejército jugó un papel central en “convencer”
al dictador de que dimitiera y huyera porque se negaron a protegerlo. Y
en los dos países en que el ejército se convirtió en una especie de
milicia para defender al régimen, el Estado se partió de forma casi
total. En Libia se zanjó el asunto con la intervención de la OTAN,
mientras que en Siria la situación sigue estancada porque la
intervención aquí es más complicada y no goza de un consenso en el
Consejo de Seguridad. Además, Siria, roza la verdadera línea roja de
Occidente: Israel. Esto no significa que los ejércitos hayan logrado
resolver el problema de construir un Estado, y que no puedan atraer el
modelo argelino, sino que simplemente significa que pudieron, como
resultado de la debilidad de las fuerzas políticas civiles, garantizar
el Estado y evitar su desintegración.
Esta es una realidad que
provoca miedo y preocupación, porque significa que la política árabe
sigue prácticamente en el punto de partida y que las revoluciones no han
sido más que un primer paso para romper el muro de la dictadura, y que
vivirán un largo y peligroso proceso lleno de sorpresas. Nadie esperaba
de la oposición siria, después de que las protestas llegaran a puntos a
los que no habían llegado en ningún lugar del mundo árabe, que fuera una
oposición diferente a las otras oposiciones árabes, y que tuviera la
respuesta adecuada para la incapacidad del ejército sirio de comportarse
como un ejército nacional que protege la preservación del Estado. El
precedente que han sentado los dos Asad (padre e hijo) no se parece sino
a los precedentes de Saddam y Gadafi, que terminaron con la caída del
Estado al caer el régimen.
Pero era de esperar que la oposición
que adoptó el paso a la acción armada pasara a liderar esta acción, no
que la dejara en manos del Golfo petrolero y las prioridades turcas, de
forma que se extendiera el caos de las armas por un lado, y que, por
otro, Al-Nusra y el Estado Islámico de Iraq y Siria ocuparan la escena
mediática, mientras se dan ejecuciones salvajes, y que el Padre Paolo,
hijo de Siria por adopción y uno de los inspiradores de la revolución de
su pueblo, sea secuestrado. No he entendido en ningún momento por qué
los miembros y líderes del CNS y después los de la CNFORS se instalaron
en el exterior, ni por qué se han contentado con este juego saudí-catarí
con ellos, ni por qué no han formado brigadas militares civiles
combatientes, ni por qué se han rendido al discurso sectario dominante.
Sé que su misión era difícil, y quizá imposible en medio de la represión
descontroladamente irracional del régimen, pero no hemos visto ningún
intento serio de controlar las ascuas de la revolución. Igual que las
manifestaciones pacíficas en los inicios de la revolución estaban en un
lugar y los líderes en otro, el desarrollo militar ha repetido esta
vergonzosa realidad: los militares están en un lugar y sus líderes en
otro.
La tristeza nace de nuestro conocimiento de estas
realidades y de nuestro convencimiento de que el mantenimiento del
régimen dictatorial que dirige una banda de asesinos y carniceros es una
perpetuación de la tragedia, porque lleva al embrutecimiento de la
sociedad y a su destrucción después de vaciarla de sus élites. Es la
continuación del Baaz que convirtió la idea árabe en un trapo bajo las
botas de los militares y convirtió a los militares en defensores de la
mafia.
Ese es el verdadero drama sirio: una revolución que
estalló en el pueblo, y que se convirtió en una boda de libertad mojada
en la sangre de los libres, pero que no encontró quien la dirigiera.
Resistió a una represión salvaje sin precedentes y perseveró hasta el
límite de lo insospechado, pero se encontró entre dos monstruos: el
monstruo del régimen y el monstruo de los regímenes del petróleo que
vieron en ella un puente para pasar de una revolución democrática a una
guerra suní-chií. Así es cómo los enemigos que el régimen tiene en el
Golfo lograron salvarlo durante un tiempo, para salvarse a sí mismos de
los vientos de la revolución que no quieren que llegue a la península
Arábiga.
La cuestión no es si hay ataque o no, pues quien
golpea, si es que lo hace, saldará sus cuentas con su influencia, sin
tener en cuenta el dolor del pueblo sirio y sus deseos. Quien es
golpeado, si así sucede, seguirá ofreciendo cartas a su atacante como
garante de sus intereses. La cuestión es Siria y su revolución, ¿cómo
salvamos la revolución de las garras de la impotencia y la ausencia?
¿Sigue siendo eso posible? Elías Khoury Al-Quds al-Arabi
Publicado por Traducción por Siria
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 04:07 |
Las posibles consecuencias de un ataque militar contra Siria
Ann
Wright es una excoronel del Ejército de los Estados Unidos y
funcionaria ya retirada del Departamento de Estado, conocida por su
abierta oposición a la guerra de irak.
Son
las 4 de la mañana y no puedo dormir, al igual que hace 10 años cuando
el Presidente Bush decía al mundo que Sadam Hussein disponía de un
arsenal de armas de destrucción masiva y que los Estados Unidos debían
invadir Irak para librar a la humanidad de estas armas. Yo no creí al
Presidente Bush en aquellos circunstancias y renuncié a mi cargo como
diplomático de Estados Unidos.
Ahora, una década más tarde,
el Presidente Obama dice al mundo que el uso de armas químicas en Siria
por el Gobierno de Assad debe ser respondido con otro tipo de armas, a
pesar de que las conclusiones de los inspectores de la ONU todavía no
han sido publicadas, igual que el Gobierno de Bush se negó a esperar los
resultados del Informe de los inspectores de la ONU que estuvieron
buscando las armas de destrucción masiva en Irak.
El Secretario de Estado John Kerry declaró que los inspectores de la ONU “no nos pueden decir nada que ya no sepamos”. El
Presidente Obama dice que cualquier ataque de Estados Unidos contra el
Gobierno de Assad será de castigo, no para cambiar el Régimen. El ataque
será limitado, pero que eso se lo digan a los civiles, que
inevitablemente sufren las consecuencias cuando se llevan a cabo ataques
militares.
El
Presidente Bush y sus asesores o bien no sabían o no sentían ningún tipo
de preocupación por las posibles consecuencias de su decisión de
invadir y ocupar Irak:
* Cientos de miles de iraquíes y más de 4000 estadounidenses muertos
* Miles de iraquíes y estadounidenses con graves secuelas físicas y psicológicas
* Legiones de jóvenes de la región con experiencia en la guerra ahora se han desplazado de Irak a Libia y Siria
* El
Gobierno democrático de Irak no puede controlar la ola de violencia que
se ha desatado, acabando con la vida de cientos de personas todas las
semanas.
(Aunque los Estados Unidos
invadieron y ocuparon Afganistán bajo un pretexto distinto, también
quiero recordar a todos los ciudadanos afganos que han sido asesinados o
han resultado heridos en la guerra emprendida por los Estados Unidos en
Afganistán).
El Presidente Obama no ha
explicado las posibles consecuencias de un ataque militar contra Siria,
pero las autoridades militares estadounidenses están advirtiendo de los
riesgos. En una carta al Comité de Servicios Armados del Senado, el
Presidente del Estado Mayor Conjunto, el General Martin Dempsey,
escribió el mes pasado: “Cuando sopesamos nuestras opciones debemos estar seguros de que el uso de la fuerza va a suponer la obtención de los avances deseados. Una vez que se entra en acción hay que estar preparados para las posteriores consecuencias. Otras implicaciones más profundas son difíciles de prever”.
El General James Mattis,
quien se retiró recientemente como Jefe del Comando Central de los
Estados Unidos, dijo el mes pasado en una conferencia de seguridad que
los Estados Unidos no “tienen la obligación moral de hacer lo imposible” en Siria. “Si los estadounidenses deciden emprender esta guerra, va a ser una guerra muy seria”.
Las posibles consecuencias de un ataque militar estadounidense contra Siria
Mientras
los buques de guerra de los Estados Unidos se asientan frente a las
costas del Líbano para lanzas misiles de crucero Tomahawk contra
objetivos en Siria, podemos lanzar algunas conjeturas de las posibles
consecuencias no deseadas de esta guerra:
* Las baterías antiaéreas sirias pueden disparar sus cohetes contra los misiles lanzados por los estadounidenses.
* Gran cantidad de sirios morirán y tanto los Estados Unidos como el Gobierno de Siria dirán que las muertes son culpa del otro.
*
La embajada de Estados Unidos en Damasco será atacada y quemada, y
quizás otras embajadas y empresas estadounidenses de Oriente Medio.
* Siria también podría lanzar cohetes contra el aliado estadounidense en la región, Israel.
*
Israel lanzaría bombardeos contra Siria, como lo ha hecho en tres
ocasiones en los últimos dos años, y tal vez tenga la oportunidad de
lanzar un ataque contra el aliado más fuerte de Siria en la región,
Irán.
*
Irán es un país con una población de 80 millones de personas y tiene el
ejército más grande de la región, pero podría tomar represalias contra
Israel y las bases estadounidenses en Afganistán, Turquía, Barhein y
Qatar.
* Irán podría bloquear el estrecho de Ormuz e impedir el transporte de petróleo fuera del Golfo Pérsico.
Hace 30
años, los Estados Unidos bombardeó el Líbano con sus buques de guerra y
el cuartel de los Marines estadounidenses fue destruido en represalia
En
estos momentos de crisis, vale la pena recordar lo que ocurrió hace 30
años, en octubre de 1983, cuando los Estados Unidos bombardeó el Líbano,
un país limítrofe con Siria. A las pocas semanas, el cuartel de los
Marines estadounidenses en Beirut fue destruido por un camión cargado de
bombas, matando a 241 soldados estadounidenses: 220 infantes de marina,
18 marineros y 3 soldados. El conductor suicida era un ciudadano iraní
llamado Ismail Ascari, y el camión contenía explosivos por un
equivalente a 21.000 libras de TNT. Dos minutos más tarde, un segundo
atacante condujo otro camión cargado de explosivos al recinto militar
francés en Beirut, matando a 58 paracaidistas franceses. Francia es el
único país que se coloca en la estela de la Administración de Obama para
atacar Siria.
El 18 de abril de 1983, la
Embajada de los Estados Unidos en Beirut fue atacada por otro conductor
suicida con un camión cargado con 900 kilos de explosivos, matando a 63
personas, 17 de las cuales eran estadounidenses, la mayoría personal de
la Embajada de los Estados Unidos y 12 visitantes. Ha sido el ataque más
mortífero contra una misión diplomática estadounidense hasta el
momento, y marcó el inicio de los ataques contra los Estados Unidos por
parte de grupos islamistas.
Los militares
estadounidenses y franceses se encontraban en el Líbano como parte de
una fuerza multinacional después de que la OLP saliera del Líbano tras
la invasión israelí de 1982, con el pretexto de crear una zona de
seguridad de 40 kilómetros entre la OLP y la fuerzas sirias en el Líbano
e Israel. La invasión israelí se realizó con el visto bueno de los
Estados Unidos, proporcionando ayuda militar a Israel en forma de armas y
material.
El Coronel Timothy J.
Geraghty, Comandante de la 24ª Unidad Anfibia de la Marina de los
Estados Unidos (MAU), como fuerzas de paz desplegadas en Beirut dijo que
el ataque contra los cuarteles estadounidense y francés se produjo
principalmente debido “a lo que éramos y representábamos… Hay que
decir que los Estados Unidos proporcionó apoyo directo con el bombardeo
desde los barcos ( con un total de 360 tandas entre las 10 de la mañana y
las 3 de la tarde) al ejército libanés que se encontraba en un pueblo
de montaña llamado Suq al-Garb el 19 de septiembre, y los franceses
llevaron a cabo un bombardeo el 23 de septiembre en el valle de Bekaa.
Este apoyo estadounidense alejaba cualquier duda sobre nuestra falta de
neutralidad, y ya presentía que íbamos a pagan en sangre esta decisión”.
Algunas de las
circunstancias ocurridas en el Líbano en 1983 y las de ahora, treinta
años después, tienen connotaciones muy parecidas. Las Agencias de
Inteligencia estadounidenses sabían de los posibles problemas, pero no
informaron con suficiente tiempo antes de llevar a cabo aquellas
acciones. El Presidente Obama ha dicho que los Estados Unidos han
interceptado señales que indican que el Gobierno sirio está preparando
un ataque, pero no advirtió al Gobierno sirio de que sabíamos lo que
estaban preparando, y tampoco advirtió a los civiles de que un ataque
químico era inminente.
Treinta años antes, el 26 de septiembre de 1983, “la
Agencia de Seguridad Nacional (NSA) interceptó un mensaje diplomático
iraní enviado por la Agencia de Inteligencia de Irán a su embajador Ali
Akbar Mohtashemi, en Damasco: tomar medidas urgentes contra los infantes
de marina estadounidenses”. El
contenido de ese mensaje interceptado no fue comunicado a los infantes
de marino hasta un mes después, tres días después del atentado”.
Geraghty escribió 30 años después: “Los
ataques suicidas fueron coordinados, planificados, organizados y
financiados por Irán y por Siria, usando la influencia de los chiítas,
logrando su objetivo estratégico: la retirada de la fuerza multinacional
del Líbano y un cambio muy importante en la política nacional de
Estados Unidos… Aquellos ataques sincronizados mataron a 299 soldados
estadounidenses y franceses, y decenas de ellos resultaron heridos.
Aquella operación fue llevada a cabo por dos terroristas suicidas”.
“ ¿Qué es lo que pretendemos lograr?
“, dijo un alto oficial que abandonó la planificación operativa en
Oriente Medio, una preocupación que dijo era compartida por otros cargos
militares en activo. “No sé de qué se trata. Decimos que no lo
hacemos para cambiar de Régimen. Si se trata de un castigo, hay otras
formas de hacerlo”. Este ex oficial de alto rango dijo que los que dando la voz de alarma por los riesgos que esta operación supone, “no están siendo escuchados…”
Carta de ex cargos del
Gobierno de los Estados Unidos instan al Presidente del Estado Mayor
Conjunto, General Dempsey, a que no obedezca la orden ilegal de atacar
Siria
Abogados de la
Administración de Obama de los Departamentos de Justicia y de Estado
están redactando los dictados legales que brindarían protección legal a
cualquier acción del Presidente en Siria, y las responsabilidades
constitucionales en que pudieran incurrir los mandos del Ejército.
El 31 de agosto de 2013, 13
ex cargos del Gobierno de los Estados Unidos, incluyendo a Dan Ellsberg,
el analista de la CIA ya retirado Ray McGovern y militares ya retirados
como el Coronel Larry Wilkerson, exjefe de personal del Secretario de
Estado Collin Powell, escribieron una carta abierta dirigida al general
Martin Dempsey, jefe del estado Mayor Conjunto, para pedirle que no
aceptara una orden ilegal para atacar Siria.
“Nos dirigimos a lo por
usted indicado en su carta del 19 de julio al senador Carl Levin sobre
Siria, que una decisión de utilizar la fuerza no se puede tomar a la
ligera. Es nada menos que un acto de guerra. Parece ser que el
Presidente puede declarar una guerra sin la autorización del Congreso.
Como
los miembros de la inteligencia y los militares han jurado solemnemente
apoyar y defender la Constitución de los Estados Unidos, nos hacemos
conscientes de que es un deber no obedecer una orden
ilegal. Si tal orden se le diese, sería muy honroso por su parte no
aceptarla, en lugar de convertirse en cómplice”.
Ann
Wright estuvo durante 29 años en el Ejército de los Estados Unidos. Se
retiró como Coronel y diplomática estadounidense, cargo del que dimitió
en marzo de 2003, en protesta por la guerra de Irak. Ha prestado sus
servicios en Nicaragua,, Granada, Somalia, Uzbekistán, Kirguistán,
Sierra Leona, Micronesia y Mongolia. En diciembre de 2001 formaba parte
de un pequeño equipo que reabrió la Embajada de Estados Unidos en Kabul,
Afganistán. Es coautora del libro “Dissent: Voices of Conscience”. ( http://www.voicesofconscience.com “
FUENTE
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 04:13 |
Carta abierta: los estadounidenses no quieren la guerra con Siria
Carta abierta a quien quiera leerla:
A
medida que el Gobierno de los Estados Unidos se encamina hacia una
nueva guerra de agresión, esta vez en Siria, entiendo por qué se puede
producir un resentimiento hacia los estadounidenses al permitir que este
camino hacia la guerra continúe.
Después
de que el cadáver de Gadafi fuera arrastrado por las calles de Libia,,
el Secretario de Estado dijo con una sonrisa: “Vinimos. Vimos. Murió”.
Lo entiendo, ante los ojos del mundo aparecemos como unos criminales
sanguinarios.
Se podría pensar que todos
estamos de acuerdo con las guerras sin fin, con los ataques aéreos
ilegales, Se podría pensar que vemos con buenos ojos la detención
indefinida y la tortura infligida a otros seres humanos. Puede pensar
que aprobamos la existencia de un Estado policial y la existencia de una
red de espionaje que pagamos con nuestros impuestos. Usted puede pensar
que apoyamos la arrogancia de nuestro Gobierno en su guerras imperiales
de conquista. Entiendo que nos odien por ello.
A pesar de lo que dicen los
medios de comunicación, no estamos de acuerdo con lo que está haciendo
nuestro Gobierno. Nuestro Gobierno se ha vuelto una institución corrupta
que no nos representa, No compartimos su entusiasmo por la sangre.
Estamos indignados por ello.
Al igual que lo que usted
desea, queremos una vida pacífica y fructífera, con la esperanza de un
futuro mejor para nuestros hijos, Queremos alegría, paz y libertad para
cumplir nuestros sueños. Nuestro Gobierno no representa estos valores, y
no somos responsables de lo que hace nuestro Gobierno. Él nos quiere
hacer responsables de lo que solamente es responsabilidad suya.
Nuestros representantes
dejaron de representarnos hace mucho tiempo. Se han vendido al mejor
postor, formando parte del complejo militar-industrial y los que lo
financian a nivel internacional. Su ansia de sangre no tiene medida y
nuestro Sistema político no la puede contener. Operan en la oscuridad y
no dan explicaciones de sus actuaciones.
Nos dicen que el Presidente
se ha reunido con su consejo asesor de guerra para planear un ataque
contra Siria, un Estado soberano que nunca nos ha agredido, ni ha
amenazado con provocar daños a los estadounidenses, como el resto de
víctimas recientes.
Aunque los estadounidenses
han sido engañados para apoyar esas agresiones en el pasado, con el
argumento de que nuestro ejército lo hacía en nombre de la Libertad,
este argumento está agotado. Lo sirios no representan una amenaza a
nuestra libertad. Nuestra libertad ha sido destruida por las mismas
personas que nos vendieron aquellas mentiras. Ahora nos hemos enterado.
Del mismo modo han empleado
la excusa humanitaria, un argumento también agotado. Nadie en su
sensatez puede argumentar que la gente de países como Afganistán, Irak,
Libia, Pakistán y otros vive mejor debido a nuestra intervención
militar.
La mayoría de los
estadounidenses se opone con vehemencia a ésta o a cualquier otra
guerra, en esta escalada en la guerra perpetua contra el terrorismo. No
queremos más guerras en Oriente Medio o en cualquier otro lugar. Los
estadounidenses quieren la paz.
El artículo aparecido en Associated Press sobre
los augurios de guerra de Obama en Siria no tiene ningún comentario en
apoyo de la intervención militar. Ni uno solo. En cambio, los
comentarios hablan de una historia de cinismo, conspiración y
corrupción. Los estadounidenses están despertando de su letargo.
Sabemos que la llamada
“guerra contra el terror” se está utilizando como excusa para crear una
prisión a escala mundial, donde una pequeña camarilla controla los
recursos, la empresas, el dinero, los Gobiernos, la prensa, Internet y a
la gente. Sabemos que financian y arman a los terroristas, que utilizan
para justificar todo este panorama. Sabemos que la preocupación por
nuestro país es falsa.
Ya su propaganda no
funciona. Ya no pueden esconderse bajo unos pretextos u otros. No pueden
esconderse detrás de estrategias geopolíticas y de las Corporaciones.
Los conocemos por lo que hacen.
Una encuesta de Reuters publicada
hoy mismo, decía que sólo el 25% de los estadounidenses apoya una
intervención militar en Siria, si y solo si se comprueba que Asssad ha
utilizado armas químicas, lo que aún es tema de debate.
Esta guerra no tiene apoyos, y de llevarse a cabo, sepa que no cuenta con el apoyo de los estadounidenses.
Estamos con el resto de personas que desean la paz, la libertad y la justicia en contra de esta constante amenaza mundial.
En solidaridad y con amor.
FUENTE
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 04:17 |
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 06:29 |
Washington no tiene derecho ni legal ni moral de intervenir en Siria
A lo largo de la última década las guerras, las invasiones y otras
acciones militares estadunidenses –desde Irak en 2002 hasta ahora Siria–
se han justificado en parte para enfrentar la amenaza inaceptable del
uso de armas de destrucción masiva, pero los encargados de estas
políticas bélicas evaden el hecho de que el país que tiene el arsenal
más grande del mundo de este tipo de armas y que ha permitido que sus
aliados las obtengan y usen es Estados Unidos.
El único país en
la historia en emplear las armas de destrucción masiva más poderosas,
las bombas atómicas, contra dos ciudades en Japón (o sea, objetivos
civiles) en 1945, que roció incontables toneladas de dioxina (agente
naranja), un arma química sobre Vietnam, durante años de conflicto, y
quien facilitó la entrega y asistió en el uso de armas químicas por el
régimen de Saddam Hussein contra Irán en los 80, ahora insiste en que
poseer y usar tales armas es inaceptable.
Mientras Washington
negocia con Rusia para obtener su objetivo de anular la capacidad de
Siria para emplear armas químicas, afirmando que éstas han sido
prohibidas bajo la Convención contra Armas Químicas de 1993 y que entró
en vigor en 1997, y continúa justificando una opción militar bajo esa
convención, no menciona que Estados Unidos aún no ha cumplido su
compromiso con la misma.
Prometió destruir arsenal en 2012 y no lo ha hecho
Estados
Unidos conserva un arsenal masivo de armas nucleares (la última cifra
oficial es de poco más de 5 mil, en 2009, pero según expertos
independientes como la Federación de Científicos Americanos, suman 7 mil
700 –suficientes como para destruir el mundo varias veces) junto con
armas químicas. A pesar de los esfuerzos para destruir sus arsenales
químicos desde que ratificó la convención (oficialmente ha destruido 90
por ciento de sus armas químicas declaradas), miles de toneladas de
armas químicas que Estados Unidos había prometido destruir a más tardar
en 2012 siguen en depósitos en los estados de Colorado y Kentucky, y los
cálculos oficiales para su eventual destrucción ahora son entre 2018 y
2023.
Este jueves, Siria envió una carta a la Organización de
Naciones Unidas informando su intención de sumarse a la Convención. Eso
deja a otros seis países que no la han ratificado, entre ellos Israel.
Por cierto, aunque nunca se ha reconocido oficialmente, Tel Aviv posee
armas nucleares y se puede suponer que también químicas, pero por ahora
nadie insiste en que también sea obligado a someterse a inspecciones ni
mucho menos entregar sus armas a las autoridades internacionales.
Mientras
tanto, aunque mucha de la retórica del gobierno de Barack Obama y otros
en la cúpula política enfatiza que Estados Unidos no puede ignorar ni
tolerar el uso de armas químicas tanto por la violación de normas
internacionales como por razones de seguridad nacional, ese no siempre
ha sido el caso. De hecho, según documentos oficiales de la CIA
recientemente desclasificados y otra evidencia, citados por Foreign
Policy, Washington no sólo no protestó contra un ataque con armas
químicas mucho mayor que el de Siria, que mató a decenas de miles, sino
que fue cómplice en el ataque.
En 1988, a finales de la larga
guerra entre Irak e Irán, el gobierno estadunidense entregó imágenes de
satélite y mapas, entre otra información, sobre la ubicación de tropas
iraníes al gobierno de Saddam Hussein, sabiendo que se usarían para
lanzar ataques con armas químicas (gas mostaza y sarín) y con la
justificación de que cualquier cosa era necesaria para asegurar la
derrota de Irán. Pero Washington estaba enterado del uso de armas
químicas por Irak en esa guerra desde 1983. Foreign Policy afirma que
esta documentación es equivalente a una admisión oficial estadunidense
de complicidad en algunos de los ataques de armas químicas más atroces
jamás lanzados.
Más aún, los gobiernos de Ronald Reagan y George
H.W. Bush (padre) facilitaron la compra de material para armas químicas a
Irak, algo documentado primero por el Washington Post en un amplio
reportaje en 2002. El gobierno de Reagan, desde 1983, había decidido
fortalecer y apoyar al régimen de Hussein, algo que fue encargado al
recién nombrado enviado especial de la Casa Blanca a la región, Donald
Rumsfeld.
El mismo Rumsfeld, ya como secretario de Defensa del
gobierno de George W. Bush (hijo) estaría encargado de lanzar la guerra
contra Irak y su viejo aliado Hussein, con la justificación de que ese
régimen tenía armas de destrucción masiva (aunque resultó que ya no
tenían las que Rumsfeld y el gobierno de Reagan le habían ayudado a
conseguir).
En 1988 Hussein empleó armas químicas otra vez, ahora
contra los kurdos en Irak, o sea, contra su propia población. El
gobierno estadunidense, aun considerando a Hussein un aliado estratégico
en el región, no llamó a que el mundo condenara los hechos ni propuso
imponer sanciones.
Un par de décadas antes, en 1970, el Senado
estadunidense reportó que Estados Unidos ha arrojado una cantidad de
químico tóxico (dioxina) equivalente a seis libras por persona de la
población en Vietnam, recuerda el reportero de investigación y
corresponsal de guerra John Pilger en un artículo en The Guardian. Esta
operación no sólo tuvo efecto inmediato, indica, sino que él ha visto
generaciones de niños con deformidades físicas extremas como resultado,
algo que el secretario de Estado John Kerry podrá recordar, como
veterano condecorado de esa guerra. Pilger escribe que Estados Unidos
también utilizó armas con uranio agotado y fósforo blanco en la guerra
en Irak.
Vale recordar que el uso de armas químicas en guerras
fue declarado ilegal desde 1925 por el Protocolo de Ginebra, después de
los horrores de los gases empleados en la Primera Guerra Mundial.
Chris
Hedges, otro corresponsal de guerra, y ganador del Premio Pulitzer,
señaló recientemente que los israelíes han empleado fósforo blanco, algo
que quema al cuerpo sin poder detenerlo, y que las fuerzas armadas
salvadoreñas también lo emplearon contra su población cuando él cubrió
esa guerra, pero Washington, en estos casos, no dijo nada. “Creo que
moralmente Estados Unidos no puede argumentar su caso… no tenemos ningún
derecho legal ni moral para intervenir (en Siria) en este momento como
acto de castigo. No tenemos la credibilidad moral para hacerlo”. David Brooks La Jornada
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De: kuki |
Enviado: 22/09/2013 08:17 |
El ataque militar estadunidense a Siria está en suspenso
Durante el último mes, por lo menos, el mundo parece haber estado discutiendo nada menos que si Estados Unidos se involucrará –y cuándo– en un ataque punitivo aéreo de algún tipo contra el régimen de Bashar al-Assad en Siria. Tres cuestiones resaltan acerca de esta discusión. Primero, está llena de sorpresas en cada uno de los aspectos del asunto, incluida (tal vez especialmente) la más reciente propuesta rusa de que las armas químicas sirias sean entregadas a alguna agencia internacional. Segundo, el grado de oposición mundial a una intervención estadunidense ha sido extremadamente alta. Tercero, casi todos los actores han hecho declaraciones públicas que no parecen reflejar sus verdaderas preocupaciones o intenciones.
Comencemos con la llamada propuesta rusa inesperada, que el ministro de Relaciones Exteriores de Siria apoya. ¿Fue ésta en realidad el resultado de un comentario sin seriedad, a botepronto, del secretario de Estado John Kerry retomado inteligentemente por los rusos el día antes de que estuviera programado el presidente Obama para expresar su petición al pueblo estadunidense de respaldo al ataque militar? Parece que no. Aparentemente Kerry y el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, estuvieron discutiendo la posibilidad por más de un año sin hacer aspavientos.
La oposición mundial a un ataque estadunidense, incluida la oposición al interior de Estados Unidos, ha sido notable de dos formas. Esta es la primera vez desde 1945 que el gobierno estadunidense se enfrenta con ese grado de oposición interna a tal acción propuesta, especialmente en el Congreso, que hasta ahora siempre había seguido la corriente casi por rutina.
Es más, la oposición proviene de diferentes sectores y por diferentes razones, lo que la hace tan poderosa. El presidente Obama intentó desalentar la oposición prometiendo realizar únicamente un ataque limitado . Esto, de hecho, incrementó la oposición, añadiendo a las fuerzas contrarias a todas esas personas que en Estados Unidos, Medio Oriente y otras partes afirman que es insostenible un ataque limitado , que con toda seguridad sería ineficaz e inaceptable debido a que sería limitado .
¿Fue entonces Obama incompetente, o engañoso, o quedó meramente constreñido por la relativa decadencia del poderío estadunidense en el mundo? Probablemente las tres cosas. En su mensaje al Congreso y en sus declaraciones a su personal clave, la fuerza motivadora tras sus acciones puede verse con claridad. El asesor adjunto de seguridad nacional de Obama, Benjamin J. Rhodes, lo hizo explícito: Durante décadas Estados Unidos ha jugado el papel de ceñir la arquitectura de seguridad global y de hacer cumplir las normas internacionales. Y no queremos enviar el mensaje de que Estados Unidos se está bajando de ese negocio, de ningún modo .
Ése es precisamente el problema. Estados Unidos ya no tiene el poder para hacer cumplir sus decisiones. Pero Obama es renuente a reconocer esa realidad. Es precisamente este hecho lo que enfatizan muchos oponentes. Tomemos tan sólo dos: el superior de los jesuitas, el padre Adolfo Nicolás, y el presidente ruso, Vladimir Putin. El padre Nicolás dijo: Pienso que una intervención militar es, en sí misma, un abuso de poder. Estados Unidos debe dejar de actuar y reaccionar como peleonero en el barrio del mundo . Y Putin dijo en un artículo en The New York Times que disentía de la declaración de Obama acerca del excepcionalismo estadunidense. Es extremadamente peligroso alentar a la gente a verse a sí misma como excepcional”. Intenten imaginar a Joseph Stalin haciendo tal afirmación acerca de Estados Unidos y a The New York Times publicándolo. Los tiempos han cambiado.
Finalmente, es ésta la razón por la que no podemos dar por hecho las declaraciones públicas de ninguno de los actores. Por ejemplo, abastecimiento de armas a los rebeldes. No tengo duda de que la CIA, Arabia Saudita y Qatar han estado enviando algunas armas. Pero, ¿cuántas? Los tres países están asustados por la perspectiva de que estas armas fortalezcan, a final de cuentas, a sus reales enemigos. Para casi todo mundo en la región Assad no es un problema. Es mejor para ellos que Al Qaeda. Esto es cierto aun, o especialmente, para los israelíes. Pero todos ellos tienen preocupaciones que no implican a Siria. Israel quiere que Estados Unidos se comprometa con una acción militar como preludio de una acción contra Irán. Arabia Saudita quiere asegurar su liderazgo en el mundo árabe mediante una juiciosa y limitada acción en Siria. Qatar quiere contener a Arabia Saudita. Y el ejército egipcio por supuesto prefiere a Assad que a ningún otro.
¿Adónde entonces nos dirigimos? La guerra civil siria continuará por largo tiempo. Siria puede terminar como una serie de feudos bajo el control de diferentes fuerzas armadas. La comunidad cristiana puede desaparecer casi por completo tras casi dos milenios de existencia ahí. Los halcones que pretenden una guerra más amplia continuarán pujando por ella en todas partes. Las posibilidades de esta expansión son pequeñas, pero están muy lejos del cero. Debemos mantener con gran energía la oposición a una intervención militar injustificada en Siria por parte de Estados Unidos.
Immanuel Wallerstein La Jornada
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