Amar para ser amado
Entre los deseos y aspiraciones de la mayoría de las personas se encuentra el ser amado y valorado por alguien más, pero ¿cómo va a amarte alguien si no eres capaz de amarte a tí mismo? Este tema suele resultar complejo de abordar, en primer lugar, por lo extenso del mismo, y en segundo lugar, por lo subjetivo que puede llegar a ser, sin embargo es realmente simple, y Oscar Wilde lo entendió a la perfección: "Amarse a sí mismo es el comienzo de un idilio que durará eternamente".
Esta apreciación es subjetiva, porque muchas veces las personas tienden a menospreciarse, a creer ciegamente que necesitan a otros para ser felices o, peor aún, necesitan constantemente de la aprobación de alguien más para sentirse bien con ellos mismos, y eso, amigos míos, es una muy mala enseñanza que nos inculcaron desde la más tierna infancia.
Lo que la sociedad nos impone
Recordemos que
es usual imponerle a los más pequeños una serie de normas u obligaciones, contrarios a su naturaleza, para ir imponiéndoles a fuerza de estímulos -tanto negativos como positivos- su deber de adaptarse a las normas de la sociedad, y que es más importante no molestar, contrariar o incomodar a otros, que realmente sentirse satisfecho con lo que uno es. Por ejemplo, decirle a un niño: no pintes vacas azules, no existen vasas así y nunca podrán existir, tienes que pintarlas como son.
También la constante amenaza de “la gente dice” limita en gran manera a cada individuo que decide vivir bajo esta premisa, y aparte de ser imposible complacer a “la gente”, sucede que no nos enseñan otras dos lecciones: la primera es que “la gente” también debe complacernos, es decir, no sólo respetar a los demás sino que los demás nos deben respetar de igual manera; y lo segundo es que existe algo llamado individuo y es lo que somos, por lo tanto tenemos el derecho de vivir basados en nuestros propios valores, deseos y aspiraciones, y ésto debe ser respetado.
¿Y cuándo te piensas casar?
¿Y a qué viene esta perorata del pensamiento individual y las presiones sociales? Fácil, porque la sociedad históricamente ha presionado con que a cierta edad ya el individuo debe estar casado y con hijos, es una exigencia edulcorada, y
cualquiera por encima de los 20 y tantos al reencontrarse con personas o sostener conversaciones de lo más morales escuchará la típica pregunta: ¿y cuándo te piensas casar?Y con situaciones así muchos corren a casarse o a establecer relaciones con aquellos a quienes “aman” o los hacen sentir amados, pero la verdad, la oscura verdad, es que esto es un gran error, y por ello la tasa de divorcios actuales es tan alta. Lo cierto es que muchos son incapaces de aceptarse a sí mismos, no se dejan margen de error y son rígidos con su vida, por lo tanto esperan exactamente lo mismo de los demás, especialmente de quienes escogieron para compartir su vida, pero
si no se aman y aceptan como son ¿cómo esperan que otra persona los ame?
Vivir la vida
Ríase, equivóquese, aprenda de los errores, suelte una carcajada cuando algo sale mal; la vida es para vivirla, para disfrutarla, y tratando de cumplir normas sin sentido (muchas de ellas no tienen realmente un fundamento lógico) se va el tiempo que deberíamos dedicar a la introspección, a conocernos, respetarnos y
amarnos como somos, a reconocer nuestras virtudes (porque todos tenemos virtudes) y cuando esto ocurra - que nos amemos como debe ser - aparecerá la persona indicada que nos amará por lo que somos, sin máscaras, sin antifaces y sin ocultar partes de nuestras naturaleza.
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