LA ENVIDIA
En la mente de los que observan de cerca las relaciones humanas queda muy poca duda con respecto a que la envidia es una de las causas principales de infelicidad y que las personas se desprecien a sí mismas. Los que tienen envidia nunca están contentos con lo que son y con lo que tienen. Se odian a sí mismos por cuanto no son las personas a quienes envidian y desprecian sino por el hecho de que no poseen lo que tienen las personas a quienes envidian.
El hombre que codicia la esposa de otro está descontento con su propia esposa. El estudiante que envidia las calificaciones de otro, subestima sus propias capacidades. La mujer que envidia la apariencia sexual de otra se convierte en soporte de un sistema cultural que disminuye la propia dignidad de ella y estimula su infelicidad.
La envidia es el deseo de tener lo que la otra persona posee. No es sencillamente el anhelo de la misma clase de cosas que otra persona posee; la persona envidiosa quiere despojar a la otra de alguna cosa con el propósito de poseerla de manera completa y única. La envidia debe diferenciarse de los celos, con los cuales se suele confundir, este último se refiere a una relación entre tres personas, mientras que la envidia sólo necesita otra persona para manifestarse.
La envidia surge generalmente en circunstancias en la que es obvia la existencia de condiciones desiguales. El pobre envidia al rico, el débil al fuerte, el desesperado al poderoso.
Codiciar quiere decir desear algo con vehemencia, envidiar, ansiar. La codicia es un deseo insaciable de más y más, casi siempre a costa de lo ajeno.
Asimismo es preciso distinguir entre voracidad y envidia. La persona voraz quiere más de lo que le corresponde con el fin de obtener el máximo de placer para sí misma. La envidia que puede aparecer bajo el disfraz de la voracidad se caracteriza por esta cualidad adicional: el individuo envidioso desea más porque no puede soportar que otro obtenga mayor placer y quiere privarlo de él. En algunos casos, la persona envidiosa no desea realmente poseer lo que pertenece al otro, sino robárselo debido al placer que le depara éste.
¿Por qué está siempre presente la envidia? Los psicólogos sugieren que las raíces se encuentran en la rivalidad entre hermanos, pero no todos ellos, son envidiosos. Más bien otros proponen que la envidia tiene una proporción directa con la sensación de privación de una persona. Alguien que haya crecido en un “desierto emocional” de falta de amor y calor no experimentará más que un dolor interno a la vista del placer del otro.