El niño se siente feliz, balanceándose en el columpio. Una niña se acerca y le pide subir. El abuelo sentado en el banco, deja hacer a los niños, sin intervenir.
El niño se niega bajar del columpio, la niña exclama: ¡Yo quiero subir!. El diálogo se acentúa con enfados, y el abuelo del niño, sigue sin intervenir.
¡Yo soy más fuerte! Repite el niño a viva voz. Tú eres y serás siempre débil, así mi abuelo me explicó. ¿Quién es tu abuelo de tan poca razón?. Yo tengo un abuelo que siempre me enseña, la igualdad entre tú y yo. El niño sigue balanceándose. El niño sigue alzando la voz. Yo soy y seré más fuerte, así mi abuelo me explicó. Mi abuelo pega a mi abuela y mi padre; de mi abuelo también aprendió. Siendo ahora yo niño, he aprendido que la fuerza del hombre, siempre es superior. ¡Me voy, niño malicioso!. Que cuando seas mayor, sólo podrás enseñar, todo lo malo que tu abuelo te enseñó.
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